No es Hong Kong, es Barcelona, aunque a determinadas horas de la noche, cuando el mercurio rebasa los 20 grados y en el Eixample o El Raval no corre ni pizca de aire ni con las ventanas abiertas, pueda parecer que la capital catalana es ya una auténtica ciudad tropical.
En algunos barrios y distritos de la ciudad, como el Raval o Gràcia, los observatorios meteorológicos han registrado este año 100 o más jornadas nocturnas por encima de los 20 grados, que es el baremo que el Meteocat se rige para considerar si una noche es “tropical” o no. El jefe del Área de Climatología del Servicio Metereológico catalán (Meteocat), Marc Prohom, advierte de que el fenómeno es cada vez más habitual en la ciudad y se refiere a Barcelona y a su área metropolitana como “una isla tropical” anclada en Cataluña. Médicos del sueño explican asimismo que por encima de los 20 grados en las noches conciliar el sueño resulta realmente difícil.
El jefe del Área de Climatología del Meteocat explica que no es causal que sea el Raval el barrio con más jornadas de calor. “Es un barrio denso, no tiene muchos espacios libres ni tampoco zonas verdes que puedan apaciguar la temperatura…”, afirma. De ahí que la diferencia, según Prohom, con otros barrios de la zona más alta como Sarrià, es sustancial. A más zonas verdes y parques, menos calor. En el Observario Fabra, el punto más alto de la ciudad y en lo alto de la sierra de Collserola, este verano ha registrado 62 noches de este tipo menos que en El Raval, situado en el otro extremo de la ciudad, según datos recabados por el espacio meteorológico de la televisión pública Betevé. Desde el 2009, el barrio del distrito de Ciutat Vella ha superado hasta en cuatro ocasiones el centenar.
Prohom explica a este diario que el fenómeno, que lo achaca al cambio climático, es cada vez más habitual especialmente en la ciudad y en la franja litoral mediterránea. El meteorólogo también afirma que estas noches calurosas ya no solo se dan con mayor frecuencia en julio y agosto, los meses que históricamente siempre han tenido mas tendencia, sino que la “temporada tropical” se extiende también a septiembre. Es decir, hay más noches tropicales y durante más tiempo. Muestra de ello es que cuando acabe el año, Barcelona habrá vivido más de 3 meses este fenómeno. Los datos históricos son claros: la temperatura media registrada en Cataluña durante el verano ha aumentado 2,5 grados centígrados entre 1950 y 2018, según destaca la duodécima edición del Boletín anual de indicadores climáticos (BAIC 2018) publicado por el Servicio Meteorológico de Cataluña.
El calor no solo ha afectado al Raval. En el barrio de Gràcia también se ha llegado al centenar de noches (al menos entre las 21.00 y las 00.00), por encima de los 20. En otros distritos como en Les Corts y Sant Andreu, rozan la cifra con 96. Prohom también alerta de que las noches “tórridas” (cuando el mercurio rebasa los 25), también se repetirán con más frecuencia y advierte de que el cambio climático sí entiende de clases sociales: “A parte de que en los barrios desfavorecidos suele haber menos zonas verdes, y por ende más calor, hay que añadirle el problema de la pobreza energética…”, concluye Prohom.
El médico de la Clínica del Son Estivill Francisco Javier Segarra explica que la temperatura y el sueño van muy ligadas y advierte de que las noches cálidas aumentaran el mal dormir a la fuerza porque a partir de 24 grados resulta “muy difícil” conciliar-lo. “La temperatura cerebral necesita bajar y el cuerpo no puede”, dice Segarra.
La doctora Núria Grau, coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital del Mar, dice que la temperatura es “el primer inductor del sueño” y añade que las altas temperaturas dificultan todavía más el tratamiento a los pacientes con insomnio. También que entre estos las personas con pocos recursos son más susceptibles, ya que en muchas ocasiones residen en viviendas con poca ventilación, duermen varios en una habitación o carecen de aire acondicionado.
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