Un 23 de mayo de 1627 muere el escritor, dramaturgo y poeta Luis de Góngora. Se le conoce por aportar sus escritos en el Siglo de Oro español y su corriente fue el gongorismo. Hoy le rendimos homenaje con las 13 frases de Luis de Góngora en el día de su muerte.
Sus coetáneos fueron Francisco de Quevedo, Calderón de la Barca y Lope de Vega, entre otros, alcanzado una de las mejores épocas para la literatura española.
Vivid felices, largo curso de edad nunca prolijo; y si prolijo, en nudos amorosos siempre vivid esposo.
Ya besando unas manos cristalinas, ya anudándome a un blanco y liso cuello, ya esparciendo por él aquel cabello, que Amor sacó entre el oro de sus minas.
Argos es siempre atento a su semblante, lince penetrador de lo que piensa, cíñalo bronce o mírelo diamante, que en sus paladiones amor ciego, sin romper muros introduce fuego.”
Llorando la ausencia del galán traidor la halla la luna y la deja el sol, añadiendo siempre pasión a pasión, memoria a memoria, dolor a dolor.
Pasos de un peregrino son, errante, cuantos me dictó versos dulce musa en soledad confusa, perdidos unos, otros inspirados.
Con gusto el joven y atención lo oía, cuando torrente de armas y de perros que, si precipitados no los cerros, las personas tras de un lobo traía.
Venus hipócrita es. La fuente deja el narciso que no es poco para él, y ya no se mira a sí, admirado lo que ve. Las 13 frases de Luis de Góngora en el día de su muerte
Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente…
Si mucho poco mapa le despliega, mucho es más lo que, nieblas desatando, confunde el sol y la distancia.
Tú, ave peregrina, arrogante esplendor -ya que no bello- del último occidente: penda el rugoso nácar de tu frente sobre el crespo zafiro de tu cuello, que himeneo a sus mesas te destina.
Muda la admiración, habla callando, y, ciega, un río sigue, que -luciente de aquellos montes hijo- con torcido discurso, aunque prolijo tiraniza los campos útilmente.
Que sea médico más grave
quien más aforismos sabe,
bien puede ser;
mas que no sea más experto
el que más hubiere muerto,
no puede ser.
Hoy hacen amistad nueva
más por Baco que por Febo
don Francisco de Quevedo
y don Félix Lope de Vega.
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