Colaborador de Jason Morgese
Jason Morgese es el fundador y director ejecutivo de Leavemark, el primer híbrido de almacenamiento de datos y redes sociales sin publicidad.
“El dilema social” está abriendo los ojos y cambiando la vida digital de los fanáticos de Netflix en todo el mundo. Los realizadores exploran las redes sociales y sus efectos en la sociedad, planteando algunos puntos cruciales sobre los impactos en la salud mental, la política y las innumerables formas en que las empresas aprovechan los datos de los usuarios. Entreteje entrevistas de ejecutivos y desarrolladores de la industria que discuten cómo los sitios sociales pueden manipular la psicología humana para impulsar un compromiso más profundo y el tiempo dedicado a las plataformas.
A pesar de los problemas evidentes presentes con las plataformas de redes sociales, las personas todavía anhelan la atención digital, especialmente durante una pandemia, donde las conexiones en persona son tensas, si no imposibles.
Entonces, ¿cómo puede mejorar la industria? Aquí hay tres formas en que las redes sociales deben adaptarse para crear conexiones interpersonales y un consumo de noticias más felices y saludables.
Deja de censurar
En la mayoría de las plataformas, como Facebook e Instagram, la empresa determina parte de la información que se presenta a los usuarios. Esto abre la plataforma a la manipulación por parte de malos actores y plantea preguntas sobre quién dicta exactamente qué información se ve y qué no. ¿Cuáles son las motivaciones detrás de esas decisiones? Y algunas de las plataformas disputan su papel en este proceso, y Mark Zuckerberg dijo en 2019: “Creo firmemente que Facebook no debería ser el árbitro de la verdad de todo lo que la gente dice en línea”.
La censura se puede absolver con un tipo de plataforma social reestructurada. Por ejemplo, considere una plataforma que no depende del dinero de los anunciantes. Si una plataforma social es gratuita para los usuarios básicos, pero se monetiza mediante un modelo de suscripción, no es necesario utilizar un algoritmo de recopilación de información para determinar qué noticias y contenido se ofrecen a los usuarios.
Este tipo de plataforma no es un objetivo propicio para la manipulación porque los usuarios solo ven información de personas que conocen y en las que confían, no anunciantes o terceros aleatorios. La manipulación en los principales canales sociales ocurre con frecuencia cuando las personas crean cuentas de zombies para inundar el contenido con falsos “me gusta” y “vistas” para afectar el contenido visto. Comúnmente se expone como una táctica para intromisión electoral, donde los agentes utilizan las redes sociales para promover declaraciones falsas. Este tipo de acción es un defecto fundamental de los algoritmos sociales que utilizan la IA para tomar decisiones sobre cuándo y qué censurar, así como qué debería promover.
No trate a los usuarios como productos
Las cuestiones planteadas por “El dilema social” deberían reforzar la necesidad de que las plataformas sociales autorregulen su contenido y la dinámica de los usuarios y operen de forma ética. Deben revisar sus tecnologías más manipuladoras que causan aislamiento, depresión y otros problemas y, en cambio, encontrar formas de promover la comunidad, la acción progresiva y otros atributos positivos.
Un cambio importante que se requiere para lograr esto es eliminar o reducir la publicidad en la plataforma. Un modelo sin publicidad significa que la plataforma no necesita impulsar agresivamente contenido no solicitado de fuentes no solicitadas. Cuando los anuncios son el principal impulsor de una plataforma, entonces la empresa social tiene un interés personal en utilizar todos los trucos psicológicos y basados en algoritmos para mantener al usuario en la plataforma. Es un juego de números que pone las ganancias por encima de los usuarios.
Más personas multiplicadas por más tiempo en el sitio equivalen a exposición e interacción con el anuncio y eso significa ingresos. Un modelo sin publicidad libera a una plataforma de intentar provocar respuestas emocionales basadas en acciones pasadas de un usuario, todo para mantenerlos atrapados en el sitio, quizás hasta un grado adictivo.
Fomente las conexiones sin clickbait
Una forma común de clickbait se encuentra en la página de búsqueda social típica. Un usuario hace clic en una imagen o un video de vista previa que sugiere un cierto tipo de contenido, pero al hacer clic, se lo lleva a contenido no relacionado. Es una técnica que se puede utilizar para difundir información errónea, que es especialmente peligrosa para los espectadores que dependen de las plataformas sociales para su consumo de noticias, en lugar de los medios tradicionales. Según el Pew Research Center, El 55% de los adultos recibe noticias de las redes sociales “a menudo” o “a veces”. Esto causa un problema importante cuando los artículos de clickbait facilitan la oferta de historias de “noticias falsas” distorsionadas.
Desafortunadamente, cuando los usuarios interactúan con el contenido de clickbait, efectivamente están “votando” por esa información. Esa acción aparentemente inocua crea una razón financiera para que otros creen y difundan más clickbait. Las plataformas de redes sociales deberían prohibir o limitar agresivamente los clickbait. La gerencia de Facebook y otras empresas a menudo contrarresta con un argumento de “libertad de expresión” cuando se trata de detener el clickbait. Sin embargo, deben considerar que la intención no es actuar como censores que detengan temas controvertidos, sino que protejan a los usuarios del contenido falso. Se trata de cultivar la confianza y el intercambio de información, lo que es mucho más fácil de lograr cuando el contenido de la publicación está respaldado por hechos.
“El dilema social” es, con razón, una película importante que fomenta un diálogo vital sobre el papel que juegan las redes sociales y las plataformas sociales en la vida cotidiana. La industria necesita cambiar para crear espacios más comprometidos y genuinos para que las personas se conecten sin aprovecharse de la psicología humana.
Una tarea difícil, pero que debería beneficiar tanto a los usuarios como a las plataformas a largo plazo. Las redes sociales aún crean importantes conexiones digitales y funcionan como catalizadores de cambios positivos y discusiones. Es hora de que las plataformas tomen nota y asuman la responsabilidad de estos cambios necesarios, y surgirán oportunidades para plataformas emergentes más pequeñas que adopten un enfoque diferente y menos manipulador.
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