El fracaso de un megaplan del difunto Hugo Chávez para reforzar la flota de buques tanque de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) echó por la borda recursos millonarios de los venezolanos, que hoy padecen la escasez de gasolina y dependen de los malabares del gobierno de Nicolás Maduro para conseguir buques para superar las sanciones de Estados Unidos.
Por ARI-Venezuela* y CONNECTAS
Uno de los mayores y más desconocidos capítulos del desangre de fondos públicos en la Venezuela del chavismo es el de las irregularidades que se perpetraron en el manejo de flota de buques tanqueros y otras embarcaciones de Petroleos de Venezuela (Pdvsa), corporación estatal sobre la que cayó el maná del boom petrolero de la década pasada y que en el presente está agobiada por las deudas, los escándalos de corrupción y por una de las peores crisis de productividad de su historia.
Mientras el gobierno de Nicolás Maduro hace malabares para sortear las sanciones de Estados Unidos contra la industria y celebra como victoria la llegada de buques extranjeros para paliar la escasez de combustible, oculta que más de 3.700 millones de dólares fueron desperdiciados o quedaron comprometidos en negocios relacionados con los cargueros y embarcaciones auxiliares de la empresa pública.
Así lo concluye esta investigación , de la Alianza Rebelde Investiga de Venezuela –constituida por El Pitazo, Runrunes y Tal Cual– y la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS, basada en una filtración de 350 documentos internos de Pdvsa, principalmente informes de auditoría, en el examen de registros públicos y bases de datos y en entrevistas con fuentes relacionadas con las transacciones navieras de la empresa pública.
Entre los negocios fallidos, se encuentran anticipos por buques o astilleros que nunca se construyeron, desembolsos sin debidos respaldos ni seguimiento de protocolos de contratación, compras de embarcaciones con evidencias de sobreprecios, acuerdos de fletes desfavorables para la corporación, alquiler de buques para compensar la indisponibilidad de otros retardados en compras o reparaciones, y ejecuciones de fondos por encima de las previsiones presupuestarias, una práctica tras de la cual se ocultaron negocios empañados por las irregularidades.
El fallecido Hugo Chávez a partir de 2004 comenzó la prédica para convertir la flota de Pdvsa en un poderoso brazo para articular exportaciones y las operaciones de cabotaje con la menor dependencia posible de proveedores privados. La ambición, una de las contenidas en el plan de desarrollo Siembra Petrolera, se tradujo en la meta de sumar 42 nuevos tanqueros petroleros y de crear una sólida plataforma de servicios alrededor.
La transformación prometida no se cumplió a la luz de los resultados presentes. Documentos examinados para esta investigación dan cuenta del fallido proceso de construcción de 18 de esos buques encargados a países con gobiernos aliados de Chávez y que comenzó a ejecutarse en 2005. Del total solo se recibió un buque iraní el año pasado a pesar de que se realizaron anticipos por más de 540 millones de dólares. (Lea acá más de esta historia).
Tres de los barcos, encargados a la Argentina de Néstor y Cristina Kichnner y al Brasil de Lula da Silva, fueron parcialmente adelantados, pero en el presenten flotan en astilleros de esos países sin una perspectiva clara sobre su conclusión. Uno de ellos, construido en el Astillero Río Santiago, en la provincia argentina de Buenos Aires, incluso fue botado a las aguas en 2012, con poco más de la mitad de avances. Hace un año, Maduro prometió a los trabajadores del astillero recursos para que fuera terminado.
Con empresas públicas de otros países aliados, como Cuba, China y Rusia, se entablaron acuerdos o sociedades para lograr excluir a intermediarios privados que sacaban grandes tajadas del manejo de los fletes. Sin embargo, esas alianzas no siempre lograron los mejores resultados. Pdvsa comprometió aproximadamete 177 millones de dólares en pagos de fletes por encima de precios de mercado por dos barcos que compró con 90 por ciento de finaciamiento venezolano y que terminaron puestos a disposición de una empresa, que opera desde Bahamas y Panamá, cuya propiedad compartia la petrolera venezolana con una sociedad cubana. Los términos del negocio fueron criticados por expertos consultados y es poco claro el uso que se le ha dado a los fondos.
La sociedad establecida también a partes iguales con los chinos se negó a entregar documentación sobre su operación financiera a los auditores de Pdvsa en 2017. A través de ella fueron incorporados a la flota cuatro supertanqueros, tres de los cuales le despojaron a Pdvsa este año según reportes de agencias. La alianza con los rusos igualmente terminó mal por deudas acumuladas y hace tres años los antiguos aliados retuvieron un cargamento petrolero en reclamo de los pagos pendientes.
Los documentos recibidos indican que un tercio de los barcos propios de Pdvsa se encuentran fondeados a la espera de reparación o de pagos a astilleros que les dieron mantenimiento. Uno de ellos, por ejemplo, es el tanquero Negra Matea que lleva tres años sin poder salir de Setubal, en Portugal. Por su paralización y por el retraso en la disponibilidad de barcos no construidos, se calculan pérdidas por costo de oportunidad superiores a los 230 millones de dólares, según proyecciones de este trabajo (Lea acá la historia).
Son apenas ejemplos de un cuadro general que ha puesto a la petrolera venezolana en condiciones extremas para movilizar su escasa producción y para lograr la importación de productos como gasolina, ante las restricciones que sufre para refinar localmente. Un primo del difunto Hugo Chávez tiene protagonismo en la historia. Se trata de Asdrúbal Chávez, actual presidente de la estatal petrolera y quien antes de llegar al cargo ejerció posiciones clave de responsabilidad con respecto a la flota como presidente de PDV Marina y como vicepresidente de Comercio y Suministro. Para este trabajo, no respondió consultas el equipo (Lea aquí más del papel de Chávez en estos negocios fallidos).
Rafael Ramírez, quien lideró la corporación y el Ministerio de Petróleo cuando se fraguaron muchos de estos negocios millonarios, sí aceptó ofrecer declaraciones, pero en ellas se desmarcó de responsabilidades. El ex alto jerarca chavista, hoy enfrentado con Maduro, insistió en que más de 100 mil contratos se firmaban en Pdvsa mientras la lideró y que las filiales y unidades a cargo tenían delegación financiera y operacional para ejecutarlos, lo que las convertía en responsables.
Ramírez defendió la pertinencia y necesidad del plan de reforzamiento de la flota, pero fue enfático en decir que el estado actual de los barcos es una incógnita que ahora que Pdvsa enfrenta sanciones estadounidenses depende de terceros y no tiene fortalezas propias para superarlas. “Son preguntas para Asdrúbal Chávez”.
Las sanciones han obligado a la compañía a recurrir a todas las bazas disponibles, según documentos revisados para este trabajo, que confirman que llevar petróleo a Cuba ha seguido siendo una prioridad para Pdvsa, más allá de la crisis que la afecta. Para importar combustible refinado a Venezuela ha vuelto a depender de empresarios, algunos de ellos como Wilmer Ruperti, de importantes conexiones con el fallecido Chávez y con Maduro, desde 2002, cuando ayudó a Pdvsa a superar una huelga petrolera que paralizó los barcos de la corporación.
Si quiere conocer más de esta investigación ingrese acá.
*La Alianza Rebelde Investiga (ARI) de Venezuela está constituida por los medios El Pitazo, Runrunes y Tal Cual.