El Altar de Pérgamo es un monumento de carácter religioso de la época helenística que se construyó originariamente en la acrópolis de Pérgamo (Asia Menor) a principios del reinado de Eumenes II (197 -159 a.C). Famoso por sus frisos monumentales, los cuales representan una Gigantomaquia y la historia de Telefo, siendo una de las obras maestras de la escultura de la Grecia antigua. Vamos a contar una serie de datos curiosos sobre él:
¿Quién lo descubrió?
Un ingeniero alemán llamado Carl Humann en 1871. Las excavaciones por parte alemana empezaron en 1878 y terminaron en 1886. El acuerdo que hubo con el estado otomano rezaba que una tercera parte de las obras de arte que se encontraran serían para los descubridores y el que el resto quedaría para la corte del Sultán.
Lo que ocurrió fue que por la gran relación de dependencia con el Imperio Germano, el Consejo del Gran Visir de Constantinopla terminó asignando al gobierno alemán dos terceras partes y al final renunciaron incluso al tercio restante por 20.000 marcos y la misma cantidad para para las familias más necesitadas de la región.
Dedicado a Zeus
En la cultura helenística los altares monumentales de gran tamaño se pusieron de moda. Entre los dioses griegos Zeus era el que más se aproximaba al dios creador, dios del rayo y del fuego, motivo por el cual no solo había que erigir un simple templo, sino un gran y colosal altar de sacrificios.
Los animales se sacrificaban delante de la escalera
Aunque pueda parecer mentira se sacrificaban animales y también se hacían otras ofrendas en las que se quemaba incienso y libaciones en honor de los dioses. En el caso de los pedazos de los animales eran reservados a los dioses, quemándose después en el altar.
La Gigantomaquia
La Gigantomaquia era la lucha de los dioses contra los gigantes. En el podium se encontraba esta decoración escultórica realizada en medio relieves, de 2,30 metros de altura y 120 metros de longitud. Las figuras y demás escenas estaban tratadas con el pathos (emoción) presente.
Las escenas en este sentido no se encuentran separadas, siendo un friso corrido que lo que hace es describir un momento de la batalla. Los detalles estilísticos de las esculturas, pliegues en sus mantos, dibujos del calzado, así como las expresiones tan bien conseguidas de dioses y gigantes siguen sorprendiendo por su expresión exagerada, con escorzos y una escultura de las ropas que no se ajusta a las formas de la anatomía.
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