La Delegación del Gobierno en Ceuta ha informado en torno a las 23.15 horas de este lunes de que el número de inmigrantes sin documentación que ha conseguido entrar ilegalmente en Ceuta a lo largo de la jornada asciende ya a 5.000 personas. Fuentes gubernativas han señalado a Efe que el recuento en marcha indica que unos 1.500 de ellos pueden ser menores de edad, a la espera de que se practiquen las pruebas pertinentes para determinar este alcance. La mayor cantidad de entradas se ha registrado entre las 16.30 horas y las 19.00 horas. Los migrantes han llegado a nado o empleando medios rudimentarios desde la ciudad vecina de Fnideq, de 77.000 habitantes, antigua Castillejos, bordeando un espigón que marca la frontera entre ambos países. Uno de los migrantes ha muerto, según ha adelantado la Cadena SER y ha confirmado este diario, y unos 300 ya habían sido devueltos a Marruecos antes de las diez de la noche, apuntan fuentes policiales. La llegada se produjo sin que las autoridades marroquíes opusieran ninguna resistencia y tras varias semanas en que Marruecos ha decidido tensar la cuerda diplomática con Madrid. El Gobierno marroquí guardó silencio durante toda la jornada.
El desencuentro entre España y Marruecos surgió después de que los servicios de inteligencia marroquíes descubriesen el pasado abril que el secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali, fue acogido con una identidad falsa en un hospital de Logroño aquejado de covid-19. La diplomacia marroquí deploró ese acto, advirtió de que tomaba nota y amenazó al Gobierno español con represalias.
La llegada de ese volumen de emigrantes irregulares en un solo día a Ceuta es un hecho sin precedentes en España. Según tres fuentes consultadas, supone un récord diario que no se ha alcanzado ni en los periodos más críticos de fuerte presión migratoria. En Canarias, el fin de semana más intenso, el del 7 y 8 del pasado mes de noviembre, registró 2.000 llegadas. En 2018, el año con el mayor registro histórico de entradas irregulares, el mes de junio tuvo una de las semanas más complicadas con el desembarco entre el 21 y el 27 de junio de casi 2.800 personas. Fuentes gubernamentales prevén que este sea solo el principio de un periodo de salidas masivas de emigrantes, tanto de marroquíes como de subsaharianos, desde Marruecos.
El acontecimiento no es solo inédito por el récord de llegadas, sino por el delicado contexto sanitario en el que se produce. Marruecos decidió proteger a su población cerrando las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla en marzo de 2020. Y hace varias semanas que suspendió sus conexiones aéreas con una cuarentena de países, como medida preventiva. Ahora, son las autoridades de Ceuta quienes deben afrontar el problema humanitario que plantea este fenómeno. Y corresponde al Gobierno de Madrid y a la Unión Europea asumir el pulso diplomático que plantea Rabat.
En declaraciones a la Cadena SER en la noche de este lunes, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha asegurado que por parte de las autoridades marroquíes se le ha asegurado esta tarde que la llegada masiva de inmigrantes irregulares a Ceuta “no es fruto del desencuentro” entre los dos países por la hospitalización en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali. La jefa de la diplomacia ha subrayado que esta crisis debe gestionarse “con la cabeza fría” y que España hará como en ocasiones anteriores: “proteger sus fronteras y devolver a quienes entren de manera irregular. Esas devoluciones ya se están haciendo en el curso de esta tarde”, ha subrayado. La ministra ha amagado con plantear el asunto en la UE al subrayar que, para la Unión, “la cooperación en materia de inmigración es clave”, así como “gestionar las cuestiones migratorias como buenos vecinos”. Preguntada si ha dado a Marruecos las explicaciones que pedía sobre la acogida de Gali, ha respondido: “España ha sido muy detallada de lo específico del caso y se trata simple y llanamente de una cuestión humanitaria. Francamente, no concibo que se ponga voluntariamente en riesgo la vida de menores en el mar, como hemos visto en estas últimas horas en Ceuta [ …], como respuesta a una acción humanitaria”.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha presidido esta tarde una reunión de coordinación de urgencia para abordar la situación, a la que han asistido también el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez; el director general de la Policía, Francisco Pardo; y la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. En el encuentro se ha acordado reforzar con cerca de 50 efectivos de la Guardia Civil los lugares más susceptibles de paso en Ceuta. La Policía Nacional, por su parte, va a incrementar en más de 150 agentes sus efectivos en la ciudad autónoma. El objetivo de Interior es negociar con Marruecos la devolución de buena parte de ellos como ya logró el pasado 26 de abril cuando llegaron a Ceuta 128 jóvenes nadando. Fuentes policiales aseguran que estas devoluciones ya se están produciendo y que al menos 100 personas de las arribadas a nado han sido devueltas a Marruecos por el paso del Tarajal.
El presidente de la ciudad, Juan Jesús Vivas, se ha mantenido en contacto con los ministros de Interior y de Política Territorial. Tras la reunión del Gabinete, ha incidido en la necesidad de “reestablecer la normalidad alterada, en Ceuta y en la frontera, de manera contundente”. También ha recordado al Gobierno de Pedro Sánchez que cuenta con herramientas para responder a la crisis, más allá de la acción diplomática. Entre ellas ha destacado al Ejército, si bien no ha llegado a pedir explícitamente el despliegue militar en la frontera. Sí ha pedido que se trabaje para evitar que la entrada de personas se siga produciendo y que se devuelva a quienes han accedido a la ciudad, además de un “gesto” por parte de Madrid que “de confianza y seguridad”.
“Desbordados”
“Estamos desbordados”, señaló una fuente de la ciudad autónoma. “En la nave donde acogemos a los emigrantes irregulares [y donde deben cumplir cuarentena] había el domingo unas 70 personas. Este lunes al mediodía ya eran 180. No sé qué vamos a hacer con el resto ni dónde los vamos a meter”.
Un vecino de Fnideq informó a este diario de que la pasividad de la policía marroquí era total. Fuentes españolas confirman este extremo y señalan que las autoridades marroquíes se han mostrado “inusualmente pasivas”. En las redes sociales circularon vídeos donde se veía a la gente que salía nadando sin que nadie se lo impidiera. La citada fuente de la ciudad autónoma precisaba: “La policía marroquí está dejando que los emigrantes se acerquen hasta la playa más próxima a Ceuta. Con lo cual, llegan enseguida aquí”. La ausencia de vigilancia en las playas marroquíes contrasta en un país donde existe un riguroso control policial a la entrada y salida de cientos de municipios, entre ellos Fnideq.
El goteo de llegadas comenzó a las tres de la madrugada del lunes. Y no cesó en todo el día. Entraban tanto por las playa del Tarajal, como por el área de Benzú. Parte de los recién llegados se han dirigido a una nave en el polígono del Tarajal, junto a la frontera, habilitada para el mantenimiento de la cuarentena. Según fuentes de Cruz Roja, el recinto tiene capacidad para algo más de 200 personas, menos de un 10% de la última cifra de entradas. Las personas que están siendo atendidas hacen cola a las puertas, pero el dispositivo está completamente sobrepasado. Según medios locales, algunas de las personas que han alcanzado la ciudad autónoma se han dispersado directamente por los barrios de la ciudad, en especial el barrio de El Príncipe.
Desde el cierre de los pasos fronterizos en marzo de 2020, se ha producido un contante goteo de llegadas a través de los puntos en que convergen la alambrada y el mar, tanto en Ceuta como en Melilla. Este tipo de entradas a nado, cruzando encaramados a las rocas de los espigones o por puntos débiles del vallado, como las canalizaciones de aguas residuales, se intensificó durante el verano y ha ido creciendo ante la imposibilidad de acceder a las ciudades autónomas por otras vías desde Marruecos. En Melilla, la Guardia Civil ha advertido una mayor intensidad de este tipo de cruces que, sin embargo, suelen ser individuales o en pequeños grupos. Nunca, hasta abril, se había registrado una entrada colectiva como la de este lunes por los bordes del perímetro fronterizo.
Problema para España y las autoridades marroquíes
La llegada masiva plantea un problema para España pero despeja otro de gran envergadura para las autoridades marroquíes, ya que la zona de Castillejos se está viendo gravemente afectada por el desempleo después de que Rabat emprendiera acciones contra el contrabando y tras el cierre de fronteras que se produjo en marzo de 2020 a causa de la pandemia. La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, indicó este lunes que no le constaba que la llegada de emigrantes se deba a que Rabat intente presionar así a las autoridades españolas.
El líder del PP, Pablo Casado, ha hablado la tarde de este lunes con el presidente de la ciudad autónoma, compañero de filas, para mostrarle su apoyo “en la grave crisis migratoria que sufre nuestra ciudad autónoma”, ha publicado el primero en Twitter. “El Gobierno de España debe garantizar de inmediato la integridad de nuestras fronteras y coordinar con Marruecos la devolución de los inmigrantes a su país”, ha pedido el presidente nacional del PP. Vox, en su cuenta oficial, ha instado a la expulsión inmediata de los inmigrantes.
Más información
Los sucesos de abril, con la entrada de 128 jóvenes a nado, supusieron un primer golpe en la mesa por parte de Marruecos, molesto por la llegada a Logroño el pasado 18 de abril del líder del Frente Polisario para ser tratado por covid en España. El hecho de que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconociera en diciembre la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental ha llevado a Marruecos a presionar a España, a Alemania y a la Unión Europea en general para que siga los mismos pasos que Trump. Hasta el momento, la respuesta de la UE ha sido unánime y emplaza a las dos partes en conflicto a llegar a un acuerdo mutuamente aceptado y en el seno de la ONU.
A principios de este mes, un comunicado del Ministerio de Exteriores marroquí achacaba a España la “inacción” de su justicia al permitir la entrada de Ghali y afeaba a Madrid haber actuado “a la espalda de un socio y vecino”. La diplomacia marroquí reconoció que la acogida de Ghali era una “decisión soberana de España”, pero advirtió de que sacaría “todas las consecuencias”. Los nueve partidos marroquíes con representación parlamentaria acusaron al Gobierno español en un escrito conjunto de mantener una actitud “inaceptable y abiertamente provocadora”.
La emigración masiva desde Fnideq supone un alivio para las autoridades marroquíes, en una zona donde se han registrado varias manifestaciones en los últimos meses, con cientos de mujeres que reclamaban alternativas económicas para el cierre de las fronteras con Ceuta y Melilla.
Cientos de familias en ciudades cercanas a la frontera como Fnideq –junto a Ceuta– o Beni Enzar, Barrio Chino y Farhana –junto a Melilla– dependían de las relaciones transfronterizas, que llevan más de un año suspendidas desde el cierre de los pasos oficiales en marzo de 2020 debido a la pandemia. Solo en Melilla, unos 35.000 trabajadores transfronterizos cruzaban cada día la frontera. Empleadas domésticas, trabajadores cualificados y empleados en el sector servicios que quedaron al otro lado del paso perdieron su trabajo y, en muchos casos, viven de los sueldos que aún reciben por parte de sus empleadores a través de servicios de envío de dinero certificado.
También se ha puesto fin definitivo al llamado porteo o comercio atípico, una forma de contrabando con la que Rabat deseaba acabar y que empleaba a miles de personas, muchos llegados desde ciudades del interior de Marruecos, como Fez o Casablanca. En Fnideq, restaurantes y tiendas se vieron obligados a echar el cierre. Decenas de familias de porteadoras abandonaron la ciudad para regresar a sus pueblos de origen, en las montañas del Atlas.
Espigón de Benzú, en la frontera de Marruecos con Ceuta, la pasada madrugada. Junto a la puerta trasera del coche, un guardia civil acompaña a un nadador. En video, la llegada de las personas a Ceuta.
En febrero, cientos de habitantes de Fnideq salieron a las calles hasta cuatro viernes consecutivos para reclamar la apertura de fronteras con España. Las autoridades arrestaron a varios jóvenes la primera semana. Pero eso no impidió que al siguiente viernes miles de vecinos, en gran parte mujeres, volviesen a manifestarse con gritos de: “¡Qué vergüenza! Habéis matado a Fnideq”, “El pueblo quiere abrir la frontera”, “Libertad para los detenidos”. La policía optó entonces por permitir las concentraciones de protestas, mientras que la justicia liberaba a los presos y las autoridades repartían vales de comida por valor de 30 euros. Pero las manifestaciones siguieron. “No queremos limosnas”, coreaban.
Mientras Marruecos trabaja en la reactivación económica del norte del país, la población de la región languidece ante el cierre de la frontera, lo que ha provocado un constante goteo de llegadas a Ceuta y Melilla a través del mar desde que comenzó la pandemia y que se ha intensificado desde finales de 2020. No se había visto, sin embargo, este tipo de entradas masivas a nado, como si se hubiera abierto una autopista en el mar.
Finalmente, en marzo llegaron unos 300 contratos temporales para antiguas porteadoras dispuestas a trabajar en la industria textil de Tánger. Pero la situación está lejos de solucionarse en Fnideq. Las familias piden algo tan sencillo y complicado de encontrar como un puesto de trabajo. Mientras, la villa vuelve a situarse en el punto de mira de las relaciones diplomáticas entre Rabat y Madrid.
Aumento de llegadas también en el Estrecho
La entrada en Ceuta coincide con un incremento en la llegada de migrantes en patera en aguas del Estrecho y del mar de Alborán, después de meses con una baja actividad. En apenas ocho horas, las que van desde las siete de la mañana de este martes a las tres de la tarde, Salvamento Marítimo ha rescatado a 46 inmigrantes, una mujer entre ellos, en un goteo constante que comenzó al alba en las inmediaciones de la zona sur de Tarifa. Se trata de una cifra superior a los 33 migrantes rescatados en Cádiz entre el 8 y el 28 de abril, según fuentes de la Subdelegación del Gobierno en Cádiz.
Los rescatados viajaban a bordo de 13 embarcaciones de pequeña eslora: hinchables tipo toy, kayaks y una piragua. Una veintena de los recién llegados son subsaharianos y el resto, de origen magrebí. Salvo tres personas que han llegado a Fuengirola (Málaga) y que han sido trasladadas a la capital malagueña, la mayoría, que ha arribado a las costas de Cádiz, está siendo trasladada a la bahía de Algeciras, donde opera desde la crisis migratoria de 2018 un centro de atención temporal de extranjeros (CATE), confirman desde la Subdelegación del Gobierno de Cádiz. Fuentes de Salvamento Marítimo explican que este ritmo de rescates es “mucho” más que el que estaban registrando en los últimos tiempos. “Estamos notando un incremento tanto en el Estrecho como el mar de Alborán”, ha explicado Manuel Capa, rescatista y delegado de CGT del comité de empresa de Salvamento Marítimo. Capa ha lamentado que este incremento de llegadas se ha comenzado a producir después de que Fomento haya reducido los refuerzos de personal que tenían en los barcos de rescate, informa Jesús A. Cañas.
Source link