A simple vista, esta festividad puede parecer una simple excusa para continuar con la celebración. Sin embargo, estamos ante una fecha de suma relevancia en el calendario de aquellos hombres que lucen un vello facial de gran prominencia. A pesar de que esta solo cuenta con un lustro de existencia. El primer sábado de septiembre de cada año, las ciudades más importantes del globo organizan multitud de actividades para rendir homenaje a esta parte del cuerpo masculino, que ha experimentado una creciente popularidad en los últimos años. Los encargados de inaugurar tal conmemoración fueron los integrantes de un grupo de rock australiano, Los Barbones, que, como su propio nombre indica, lucían la barba como seña de identidad.
Bromas aparte, el vello facial más varonil ha atravesado grandes cambios a lo largo de la historia. No siempre fue considerado un sinónimo de masculinidad y belleza. Algunos verán la barba como un simple montón de cabello, una visión que cambiará después de leer las curiosidades que hemos recogido para la ocasión. ¿Tienes ya algo pensado para celebrar mañana el Día Internacional de la Barba?
Una gran barba requiere paciencia
A diferencia de la melena de nuestra cabeza, la barba crece a una velocidad casi imperceptible: 5 nanómetros por segundo. Es decir, 0,0000005 centímetros por segundo. Por lo tanto, si tu objetivo es presumir de una barba larga y poblada, deberás ejercitar antes tu paciencia.
Símbolo de poder en el antiguo Egipto
Mientras que la Biblia prohibía a sus fieles recortarse la barba, en el antiguo Egipto los faraones aportaban mucha más personalidad a este complemento estético. Un pequeño mechón de cabello caía bajo su barbilla, en forma de trenza con hilos de oro o teñido a base de henna. El propósito de esta meticulosidad era personificar la figura de Osiris, primer gran monarca de su civilización. De hecho, incluso algunas mujeres se atrevían a lucir barba postiza como símbolo de respeto y poder.
Principal enemigo de Alejandro Magno
Sin embargo, en contraposición a los egipcios, Alejandro Magno obligó a su ejército a luchar siempre con un perfecto afeitado. Una decisión de lo más acertada, pues el rey de Macedonia descubrió que durante la batalla, los enemigos cogían a sus soldados de la barba para hacerles caer del caballo. Incluso a día de hoy, todavía existen algunas milicias que prohíben el vello facial entre sus tropas.
La barba más famosa de la historia
Este título recae sobre Abraham Lincoln. Sin embargo, la decisión de dejar crecer su icónica barba llegó tras el consejo de una niña de tan solo 12 años. La pequeña Grace Bedell envió una carta al entonces candidato a la presidencia explicando que la barba podría disimular su delgado rostro. Algo que Lincoln no pasó por alto.
La primera barbería de la historia
Esta fue construida en Roma, en el año 299 a.C. La idea de este negocio tan innovador en la época nació del comerciante P. Ticinus. Mientras que el primer hombre que lució con orgullo el afeitado fue el general Escipión, más conocido como el «El africano». Encargado también de crear esa tendencia presente durante tantas décadas.
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