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5 gestos de buena educación que nunca debemos olvidar

Puede que estén algo anticuadas pero lo cierto es que las normas o gestos de buena educación son algo que no nos cuesta nada hacer y que pueden marcar la diferencia en lo que respecta a nuestra relación con los demás. Demostremos entonces que la buena educación sigue existiendo y que además, gracias a ella, vamos a poder relacionarnos en cualquier ambiente y con cualquier tipo de persona. Por eso no olvides estas reglas de buenas costumbres que seguro que conoces y que vamos a repasar a continuación para recordarte que existen y que siempre debes usarlas.

Gestos de buena educación básicos

La buena educación es la mejor tarjeta de presentación que se puede presentar en cualquier ocasión: hay pequeños trucos que a veces olvidamos, pero que en cambio son imprescindibles para dejar una buena impresión de nosotros en cualquier entorno, hogar o trabajo.

En el lugar de trabajo o con amigos, ya sea que el contexto sea más o menos formal, hay algunas reglas de buenos modales para recordar: cuando te presentas, el apretón de manos no debe ser ni demasiado fuerte ni demasiado suave, la persona que nos están presentando se debe mirar a los ojos y si en ese momento estamos distraídos con algo, por ejemplo estamos consultando el teléfono, este se debe guardar.

Cuando entras en una habitación, pero también en un ascensor o en una casa, el hombre deja paso a las mujeres así como a los más jóvenes y a los mayores . Cuando ingresa a una casa, anuncia su presencia con un «permiso» u otro aviso y si usa un sombrero, debe quitárselo.

En la mesa, prohibidos los móviles y atención a las normas básicas de etiqueta: nada de codos y nunca una bolsa en la mesa si estás en un restaurante o bar, nada de ruidos de masticación u otros ruidos desagradables, máxima cortesía con los camareros y siempre bajo tono de voz y nunca alterado. En el momento del brindis , el comensal con el que tocamos (suavemente) la copa hay que mirarlo a los ojos: además, no decimos «salud» , sino que simplemente levantamos la copa.

Cuando tenemos una cita con alguien, es buena regla no llegar tarde pero tampoco demasiado temprano : si nos invitan a una casa, no nos presentamos con las manos vacías sino con una botella de vino, una bandeja de bollería o un regalo para la casera.

Por último, si nos han ofrecido una comida o cena casera, después de la comida ayudamos al propietario o a la anfitriona a recoger la mesa : te dirá que no hace falta, insistes educadamente pero no demasiado, si te responde un «no» firme es mejor volver a sentarte a la mesa.


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