La fiscalía general de Ucrania informó este sábado de que desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022 el numero de niños muertos a causa del conflicto se eleva a 545 mientras que 1,289 han resultado heridos con diversos grados de gravedad.
Según una publicación de la fiscalía en su canal de Telegram, la mayoría de niños muertos o heridos se concentran en regiones atravesadas por el frente de guerra como Donetsk (este), Járkov (noreste) y Jersón, pero también en la región capitalina de Kiev, entre otras.
Solo ayer viernes un niño de ocho años y una adolescente de 14 murieron a consecuencia del bombardeo de la localidad de Sinelnikovo, en la región de Dnipropetrovsk (centro), mientras que un niño de seis años resultó herido de gravedad.
Además, en la región de Mikoláiv (sur), un adolescente de 14 años fue herido en el bombardeo de la localidad de Solonchaki, recordó la fiscalía.
Los últimos ataques rusos ponen de relieve la desprotección de las ciudades ucranianas
El mortífero ataque de este viernes contra la ciudad ucraniana de Dnipró (centro) pone de relieve que millones de ucranianos siguen desprotegidos debido a la falta de defensas aéreas y a la intensificación de bombardeos rusos, aunque Ucrania consiguiera este mismo día derribar por primera vez un bombardero estratégico ruso.
“Da la impresión de que el mundo se ha vuelto un tanto indiferente y nos ha abandonado”, dijo a EFE Ludmila Primenko después de que un ataque con misiles contra la infraestructura ferroviaria matara a dos personas en la capital de la provincia de Dnipropetrovsk y seis en una localidad cercana.
Esta vecina de Dnipró, de 32 años, se despertó a las cinco de la mañana con el sonido de una explosión, a la que siguieron más, una tras otra, aunque poco pudieron hacer ella, su marido y sus hijos, de tres y seis años, salvo aguardar y esperar que las explosiones no les alcanzaran.
“En esta parte de la ciudad no hay aparcamientos subterráneos bajo los edificios en los que pudiéramos resguardarnos de los misiles”, explicó.
De todas formas, reaccionar a cada alarma antiaérea haría la vida imposible en una ciudad donde las alertas se activan varias veces al día y donde las explosiones a veces resuenan antes de que llegue la advertencia.
A pesar del peligro siempre presente, la mayoría de los habitantes simplemente hacen su vida, esperando que durante el próximo ataque la suerte esté de su parte.
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