Hoy 30 de abril de 2020 se cumplen 75 años desde la muerte de Adolf Hitler. Se ponía fin al sueño del el Reich de los Mil Años que el alemán proclamó en sus discursos. El dictador llevaba semanas recluido en su Bunker a la espera de que pudieran contrarrestar los efectos del ejercito rojo que acechaba Berlín. Viendo que su imperio se desmoronaba Hitler y su reciente esposa Eva Braun pusieron fin a su vida antes de ser capturados por el enemigo. Sobre este suicidio se ha escrito mucho, incluso algunos afirman que no es real, estas fueron según los testigos sus últimas horas.
Las últimas horas de Adolf Hitler 75 años después de su muerte
Hitler vio al final de su vida como sus teorías raciales se desvanecían por completo. Los ‘subhumanos’ de los que hablaba en sus discursos estaban rodeando su amada ciudad. Combatientes exteriores de pueblos que consideraba inferiores estaban plantando cara a su prefecto ejercicito de raza superior. Hitler y Goebbels tenían fe ciega en una victoria que pensaban que se acabaría produciendo tarde o temprano. Hasta que la fotografía de su aliado Benito Mussolini colgado llegó para hacerle pensar en lo peor.
Su tiempo se acababa y podía correr un destino similar. La humillación más absoluta para el que había sido el conductor de un próspero imperio no podía ser el final de su vida. El suicidio de Hitler y su esposa Eva Braun se produjo sobre las 15:30 de la tarde del 30 de abril. Solo 48 horas antes habían contraído matrimonio en el bunker. Esta historia de amor acabaría en tragedia, ambos no podían vivir el uno sin el otro. La figura de Hitler era tan admirada que cuando se supieron sus ideas de suicidio, la propia Magda Goebbels le suplicó que no lo hiciera. Una llamada a la vida que terminó en nada, no la dejaron hablar con su ídolo que tenía muy claro su final.
La pareja comió macarrones con tomate con sus secretarias. Una última comida humilde en el bunker que fue testigo de sus últimas horas. Después de comer se encerraron en el despacho, tenían listas las cápsulas de cianuro, hechas con Zyklon B, el mismo compuesto que usaba en las cámaras de gas de sus campos de concentración. Sabía que eran efectivos y su muerte sería rápida. Hitler no quería sufrir más de la cuenta, así que también decidió llevar una Walther PPK, el tipo de pistola con la que pensaba dispararse para no alargar la agonía. Adolf y Eva se tomaron el cianuro. Hitler agarró fuerte la foto de su madre y se pegó un tiro en la sien. Al escuchar el disparó entraron en el despacho, su asistente entró, encontraron dos cuerpos sin vida. Hitler había muerto mirando un cuadro del rey de Prusia Federico el Grande que presidía su despecho.
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