Las desventuras del Veracruz han llegado a su fin. La Federación mexicana de fútbol (FMF) ha expulsado de la Liga a los Tiburones Rojos, equipo que en el último año recopiló una agria racha de 41 partidos sin ganar y adeudos a los jugadores de hasta siete meses. La situación fue insostenible en los últimos seis meses y los propios futbolistas elevaron el pulso contra el dueño, Fidel Kuri, al grado de irse a huelga.
El Veracruz estuvo en el punto de mira desde hace un año. El club, que juega en el golfo de México, utilizaba un mecanismo fuera de la ley para pagar el salario a sus futbolistas conocido como dobles contratos. Ante la FMF, todos los equipos deben presentar los documentos que avalen el salario de sus jugadores, pero Fidel Kuri, un antiguo diputado del PRI, acordaba pagos distintos con sus futbolistas. Un porcentaje del sueldo se presentaba ante los máximos dirigentes del fútbol mexicano y el restante se pagaba a través de “derechos de imagen”, el eufemismo para denominar a una empresa fantasma. La Hacienda y las autoridades tributarias activaron las alarmas. “El fútbol mexicano ya estaba sucio; yo puse mi granito de arena”, dijo Kuri, quien fue respaldado por el exgobernador del Estado de Veracruz Javier Duarte, acusado de lavado de dinero.
Los futbolistas del Veracruz jugaron los últimos seis meses con las constantes promesas de que acabarían cobrando. Los impagos llegaron hasta siete meses. La crisis desbordó al equipo de Primera División y se contagió a la división femenina y las divisiones menores. Carlos Salcido, un veterano futbolista mexicano que terminó por retirarse este año, denunció que varios de sus compañeros no pudieron pagar la renta de sus casas, no había suficientes medicamentos para las lesiones y no había agua para ducharse.
Yon de Luisa, presidente de la Federación mexicana, y Enrique Bonilla, quien preside la Liga, intervinieron en el caso. Pidieron que los futbolistas denunciaran los impagos, pero estos se rehusaban a hacerlo porque Fidel Kuri les aseguraba que el dinero llegaría pronto. Nunca llegó. Al menos no de su parte porque la FMF ofreció a los jugadores un fondo de hasta 942.000 dólares para que no se fueran a huelga y pudieran resolver su controversia.
El caso de los Tiburones Rojos fue un ingrediente clave para que la Federación Mexicana de Fútbol firmara un convenio con la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), que pertenece a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para transparentar el dinero que se mueve entre los clubes y así evitar el lavado de dinero.
Pero lo de Veracruz no solo sorprende en los escritorios, también en el campo. La temporada pasada el club debía descender. Sus resultados le merecían un lugar en Segunda División, sin embargo, una regla por parte de la Liga mexicana permitió que los Tiburones Rojos pagaran seis millones de dólares para evitarlo. Kuri, sin ofrecer detalles de cómo consiguió el dinero, pagó esa suma para mantener a su equipo. A partir del próximo torneo, que inicia en enero, el Veracruz dejará de pertenecer a la parrilla del fútbol mexicano y sus futbolistas, de todas las divisiones, podrán contratarse con cualquier club en plena libertad, según informó Yon de Luisa a Televisa. Tampoco habrá descenso.
La decisión de expulsar al Veracruz de la Liga MX fue tomada por el resto de dueños de clubes mexicanos. En una de esas reuniones, a Fidel Kuri le impidieron la entrada. “No sé cuál era el miedo de que yo entrara”, dijo, “soy el villano favorito de la Federación”. El patrón de los Tiburones Rojos se ha quedado sin equipo y el Estado de Veracruz sin fútbol.
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