Desnudo y con tacones: cuadro de Emiliano Zapata causa polémica


CIUDAD DE MEXICO — Cuestionar los símbolos patrios mexicanos puede levantar llagas, y eso es lo que ha pasado con una pintura que muestra al revolucionario Emiliano Zapata desnudo, con tacones y en una pose afeminada.

La obra provocó el martes una confrontación en pleno Palacio de Bellas Artes -el principal recinto artístico de la capital- cuando sus detractores atacaron a una decena de personas que defendían la diversidad sexual.

Lo que en un primer momento fue un cruce de insultos acabó con agresiones a puñetazos, empujones e incluso una persona golpeó a un activista con una las banderas verdes que llevaban, símbolo de su organización campesina.

Aunque la exposición se inauguró a finales de noviembre, la polémica por la obra se encendió esta semana, cuando los descendientes de Zapata dijeron que no permitirían la exhibición de la pintura “La Revolución”, de Fabián Cháirez, que muestra al revolucionario desnudo con tacones y un sombrero ancho rosado, montado sobre un caballo con una erección.

El nieto del líder mexicano, Jorge Zapata González, dijo el lunes que presentarían una demanda si la pintura no era retirada. “Para nosotros como familiares es denigrar la figura de nuestro general pintándolo de gay”.

Haciendo eco de esta petición, un centenar de personas irrumpieron a mediodía del martes en el museo, ocuparon sus escalinatas centrales y exigieron retirar la pintura del “Caudillo del Sur”, un líder famoso por luchar por los agricultores en la Revolución Mexicana entre 1910 y 1919, año en el que fue asesinado.

“No es libertad de expresión, es libertinaje… Eso es denigrante. No pueden exhibir nuestra historia de esa manera”, dijo Antonio Medrano, portavoz de quienes se manifestaban y exigían al gobierno federal respetar los “grandes íconos” de la historia del país. “No deben permitir semejante burla”, agregó.

Mientras algunos turistas y visitantes vieron bloqueada su entrada al recinto, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Lucina Jiménez, intentó mediar con los manifestantes y pedirles que se retiraran, pero a primera hora de la tarde los ánimos se encendieron cuando llegó al museo un grupo de defensores de la diversidad sexual y fueron agredidos por los campesinos.

Antes de la confrontación, el curador de exposición, Luis Vargas, recordó que una de las funciones del arte es provocar debate e incomodidad y consideró positivo que una muestra reabra discusiones sobre asignaturas pendientes de la sociedad mexicana, como es la homosexualidad.

“¿Por qué es un insulto?”, se preguntó Vargas. “¿La feminización es lo que resulta insultante? Creo que eso revela la misoginia y la homofobia de algunos”.

La obra de 2014 del artista mexicano Fabián Cháirez forma parte de la exposición “Emiliano. Zapata después de Zapata” y, según Vargas, ha eclipsado otras piezas, como el sombrero que llevaba el revolucionario el día de su muerte y que ha sido expuesto en pocas ocasiones.

Cháirez, nacido en Chiapas en 1987, dijo a medios locales que la pintura no está titulada como retrato de Zapata, quien es normalmente representado como un hombre muy viril con pistolas y traje de charro.

Existen, no obstante, ciertas especulaciones sobre la figura del revolucionario.

Vargas explicó que el único dato histórico es que Zapata tuvo una relación laboral con un familiar del dictador Porfirio Díaz, pero como ese hombre sí era homosexual y había participado en una sonada fiesta gay en el año 1901, eso generó mitos en torno al histórico personaje.

Vargas lamentó que en la época actual sigan surgiendo debates y confrontaciones como ésta y recordó que algo parecido pasó a finales de los 80 en México, cuando un artista representó a la Virgen de Guadalupe con el rostro de la actriz Marilyn Monroe, o cuando en Chile se presentó a un Simón Bolivar transexual a principios de los 90.

“Es indispensable que haya este tipo de atrevimientos”, afirmó Rafael Pineda, caricaturista mexicano más conocido como “Rapé”.

Pero la realidad mexicana, agregó, es que sigue habiendo figuras “intocables” como el ejército, la virgen de Guadalupe o el presidente.

“Es ahí donde está la intolerancia”, indicó el dibujante.




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