Por Agencias
Ciudad de Mexico, 4 enero de 2020.- A través de los siglos, el secretismo ha marcado el funcionamiento de una de las instituciones más antiguas del mundo: la Iglesia católica.
Ahora, una nueva película de Netflix trata de resolver desde la ficción uno de los mayores misterios que han marcado la historia del Vaticano en los últimos 600 años: la renuncia del papa Benedicto XVI y el inesperado ascenso de un cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio, al Trono de San Pedro.
«Los dos papas» (The Two Popes), estrenada en noviembre pasado en cines y que llegó a Netflix a finales diciembre, ha sido nominada a cuatro Globos de Oro, entre ellos a mejor actor y mejor película.
El filme, dirigido por Fernando Meirelles («Ciudad de Dios») y con guion de Anthony McCarten (Bohemian Rhapsody) gira en torno a una conversación ficticia entre el cardenal de Buenos Aires y el obispo de Roma poco antes de la renuncia de este último en febrero de 2013.
La historia, interpretada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, recurre al patrón de dos personajes encontrados en su diferente visión del mundo.
A medida que la trama avanza, no solo empatizarán, sino que lograrán cambiar la visión del otro y mostrar una concepción nueva del mundo. «Los dos papas» presenta dos visiones contrapuestas del dogma, de la vida y de la fe que se cruzan de forma casi arquetípica en la aspiración de un mejor futuro para la crisis de la Iglesia católica.
Pero quizás uno de los elementos que más confusión ha traído es el hecho de que se trate de una obra de ficción «inspirada en hechos reales»: ¿qué es ficción y qué realidad en la cinta de Meirelles?
El cónclave y la elección de Benedicto XVI
Un hecho real echa andar la trama del filme: es abril de 2005 y el papa Juan Pablo II ha muerto. Los cardenales de todo el mundo deben viajar a Roma para elegir un nuevo pontífice en una de las ceremonias más secretas del catolicismo: el cónclave.
Allí, con dos tercios de los votos, los purpurados menores de 80 años deben elegir de forma secreta quién será el «sucesor de San Pedro». Lo que pasa dentro de la Capilla Sixtina hasta que salen las famosas fumatas (negra, si no hay acuerdo; y blanca, si se elige a un nuevo Papa) es un misterio.
En 2005, como cuenta la película, el alemán Joseph Ratzinger, quien era el prefecto de la Congregación para la Causa de la Fe y mano derecha de Juan Pablo II, era visto como el sucesor natural del papa.
Sin embargo, es menos claro el lobby que la película sugiere que hace Ratzinger para su elección o sus ansias desmedidas de poder.
De hecho, diversos vaticanistas aseguraron que, en realidad, el viejo prelado alemán -un erudito filósofo- buscaba más jubilarse y retirarse a escribir que gobernar la Iglesia en el momento tan complicado en el que se encontraba.
A ciencia cierta, no se sabe qué otros candidatos estuvieron en las quinielas de los papables: los cardenales hacen un voto de secreto sobre el Evangelio antes de comenzar las discusiones, por lo que la información sobre el cónclave es extremadamente limitada y probablemente lo que muestra la película sobre ese capítulo de la historia es, en su mayoría, ficción.
Sin embargo, sí hubo algunos detalles que salieron a la luz estos años: unos documentos filtrados al diario italiano La Strada reflejaron que durante el cónclave de 2005, el nombre del argentino quedó en el segundo puesto en la votación que, como se esperaba, ganó Ratzinger después de cuatro fumatas negras.
No hay ningún indicio público, eso sí, de que Bergoglio lamentara la elección del alemán, como cuenta el filme, o que la apuesta de los cardenales por un papa «conservador» haya motivado su posterior renuncia al puesto cardenalicio, como también parece sugerir la película.
La renuncia de Bergoglio y el encuentro con el papa en Castel Gandolfo
En la parte argentina de «Los dos papas» se ve al entonces cardenal Bergoglio esperando una carta de Roma que apruebe su renuncia, a la espera de poder retirarse a una pequeña parroquia local.
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