El virus imperialista de Wuhan | Artículo

Heinz Dieterich

1. Epidemia Wuhan y pandemia imperialista
La epidemia de Wuhan, causada por una desconocida cepa (COVID-19) de la extendida familia de coronavirus CoV, ha interrumpido gravemente la vida normal y la felicidad de los ciudadanos chinos. Al mismo tiempo presenta un serio reto para la civilización de la Aldea Global, cuya base tecnológica ha reducido sustancialmente las barreras de espacio y tiempo para los agentes patógenos. Por suerte, el virus es mucho menos peligroso que otros agentes patógenos que aflijan a la humanidad, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV) y, sobre todo, la pandemia del capitalismo imperialista, que con sus cepas de socialdarwinismo, racismo, desigualdad social y destrucción ecológica cobra millones de víctimas de la humanidad desde hace siglos.

2. Pompeo: la amenaza principal
En estos tiempos de histeria virológica le debemos a la éminence grise de la microbiología estadounidense, Michael Richard “Mike” Pompeo, que nos haya aclarado los peligros apocalípticos del micro, meso y macrocosmos, que acechan a la humanidad. El eminente virólogo compartió su hazaña científica con el más importante Foro de Seguridad del Mundo, la MSC 2020 en Muenchen, donde diagnosticó correctamente que el virus Wuhan es un asunto menor para la especie. Pero, cumpliendo con sus deberes políticos y éticos como Secretario de Estado y ferviente creyente evangelista-sionista, advirtió a los pueblos y Estados en poderoso lenguaje bíblico, que “la principal amenaza de nuestro tiempo es el Partido Comunista de China (PCCh) — the Chinese Communist Party presents the central threat of our times.”

Reveló más secretos de esta amenaza, indicando, que tiene una cepa electrónica con el nom de guerre “Huawei”, que el PCCh usa para avanzar sus intereses de dominación. Y que las corporaciones que reciben asistencia de Beijing son “Trojan horses” al servicio de la inteligencia china. En palabras del jefe del Pentágono Mark Esper, ex vicepresidente del principal contratante del Pentágono, Raytheon, la tecnología 5G de Huawei es parte de una “vil estrategia” (“nefarious strategy”) para comprometer la infraestructura de Occidente y que China is a pre-eminent threat in its pursuit of an “advantage by any means and at any cost.”

3. Nancy Pelosi: la autocracia digital
Nancy Pelosi, la heroína del fallido juicio político contra Trump, no se quedó atrás en Muenchen. “National security, economy and values all come together on the Huawei issue,” dijo la más poderosa mujer del Partido Demócrata, castigando a Huawei y la “autocracia digital” de Beijing (“digital autocracy”) y aleccionando a los Europeos: “Adopting or not adopting Huawei solutions, particularly their 5G products, is about choosing autocracy over democracy on the information highway,” comparable to “putting the state police in the pocket of every consumer in these countries.” Palabras fuertes para la máxima representante “demócrata” de un Estado que está matando a sangre fría a Julian Assange en la cárcel, con el apoyo de Her Majesty; cuyo Big Brother se llama Google; cuya Agencia Nacional de Seguridad (NSA) intercepta y espía diariamente 200 millones de comunicaciones mediante su programa secreto global Dishfire (the NSA collects nearly 200 million text messages per day through a secret program called Dishfire) y que por más de medio siglo ha espiado a más de 120 países y gobiernos mediante la compañía dominante del mercado global de encriptación, Crypto AG, organizada entre la CIA y el servicio de espionaje alemán (BND), en Suiza.

4. Bernie Sanders: el imperialismo “socialista democrático”
Bernie Sanders, el adalid del “socialismo democrático” y enemigo de la “billionaire class”, ya se había integrado anteriormente a la cruzada contra “la amenaza principal”, alegando ante el Council on Foreign Relations, que “China is engaged in a program of mass internment and cultural genocide against the Uighur people. It has also been steadily eroding liberal democracy in Hong Kong… My administration will work with allies…and make every effort to let Beijing know that its behavior is…undermining relations with the United States.” (30.7.2019). Sobre la revolución de color en la Zona Administrativa Especial de China, Hong Kong, coincide con Pelosi, que “The demonstrations in Hong Kong are an inspiration to us all… We stand with these brave protesters and call on the Chinese government to refrain from violence”. (18.8.2019)

5. Trump y el virus Wuhan
Mientras la clase política gringa pregona públicamente su apoyo al proyecto de destrucción del PCCh, al estilo romano de Carthago delenda est (Caton), su jefe Trump proporciona la cortina de humo para la operación: “El presidente Xi es fuerte, perspicaz y totalmente enfocado a conducir el contraataque al Coronavirus… Hay gran disciplina en China y Presidente Xi dirige eficazmente lo que será una operación muy exitosa. Nosotros trabajamos estrechamente con China para ayudar.” Una mentira más de las 16,200 que Trump ha promulgado en sus tres años de presidencia, según el Washington Post Fact Checker (more than 16,200 false or misleading claims), a la cual Xi contestó dignamente diciendo, que el PCCh es “completamente capaz” de detener la epidemia y que libra “una guerra popular” y una “movilización nacional” contra el mal, con “medidas de prevención y control muy estrictas”.

Carthago. (Foto: pixabay.com)

Gobernando uno de los Estados más eficaces de la sociedad global contemporánea, Xi tiene razones para estar confiado. Lo que no se puede decir de la performance de George Bush ante el huracán de St. Louis, de Donald Trump ante el huracán que devastó a Puerto Rico y ante un Partido Demócrata, que no puede organizar una elección en el estado rural de Iowa.
Con la absolución de Trump en el juicio político del Senado (impeachment) reemergió el Dangerous Donald (Hillary Clinton dixit). Pasó de inmediato a la ofensiva contra China, designando a cinco agencias de noticias chinas en inglés como foreign missions bajo estrecho control del gobierno estadounidense: Xinhua, CGTN, China Radio, China Daily y People’s Daily. La razón, según Pompeo: se trataba de voceros de Beijing (mouthpieces) y se “volvieron más agresivos”.

6. La fauna mediática de la OTAN
Occidente no desaprovechó la aparición de un virus natural para desatar una ola global de sinofobia, racismo y anti-comunismo. Toda la fauna mediática tóxica a disposición de la OTAN entró en acción: el Wall Street Journal, diario del gran capital estadounidense, se dirigió a China con el término peyorativo del colonialismo europeo de “the sick man of Asia”; Der Spiegel, decano del imperialismo alemán, publicó su portada alarmista con el título Corona Virus, Made in China; el New York Times fantasea que el combate al virus no es efectivo porque el Estado no tiene una sociedad civil que apoya, y la decadente BBC y demás actores del gran circo de la Aldea Global, todos participan en el cerco imperialista contra China.

Encajó muy bien en este espectáculo mediático el microbiólogo español Francisco Martínez Mojica, quien afirmó que existe la posibilidad de que el coronavirus pueda ser un “virus mutante” que haya “escapado” de un laboratorio de Wuhan (China). La evidencia forense de Mojica para tal bazofia es, que el virus apareció en una ciudad donde hay “un laboratorio de investigación con virus patógenos y sobre el cual ya saltaron unas cuantas alarmas desde otro centro de investigación, sobre todo de los Estados Unidos, diciendo que, a lo mejor, no reunía todos los requisitos de seguridad”. Mojica, sin duda, es un gigante de la criminalística forense, tal como Pompeo lo es en la microbiología.

7. Las lecciones de Wuhan
Las lecciones de Wuhan para el futuro de la humanidad son claras y valiosas. Mencionemos las más importantes.

1. Se comprobó nuevamente la vigencia absoluta de la ley de evolución de Darwin para todos los sistemas biológicos del planeta, desde los virus hasta el homo sapiens, vía el mecanismo de selección del survival of the fittest.

2. Se validó de nuevo que la ley del survival of the fittest determina también la dinámica de evolución de las sociedades que forman el sistema capitalista global contemporáneo; tal como demostró la ocurrencia de un fenómeno natural como el COVID-19, y su aprovechamiento por el imperialismo occidental para tratar de destruir al único rival global que tiene: China bajo la conducción del Partido Comunista y Xi Jinping.

3. En el Planeta Azul, la simplista idea de los ecologistas de que la especie se acaba con la catástrofe ecológica, es moralmente entendible, pero no tiene bases científicas. Las mutaciones y adaptaciones de los sistemas biológicos “seleccionan” a los entes de mayor capacidad adaptativa, para sobrevivir. Y lo mismo vale para los pueblos, sociedades y naciones. En términos de clases sociales, son los sectores acaudalados que sobreviven. En cuanto a naciones, son las más poderosas en fuerzas productivas (ciencia y tecnología) y destructivas, que se salvan o triunfan. No va a perecer la humanidad. Perecerán los débiles.

4. Quedó en evidencia una vez más la falacia de la tecno-religión capitalista dominante –carente de ética y trascendencia– que predica que la sinergia de ciencia y economía de mercado (poder monetario) superará cualquier problema de la humanidad. La verdad es que la civilización capitalista actual es sumamente frágil y muy vulnerable a eventos imprevistos o descuidados (cambio climático) por sus clases dominantes, cuya única preocupación real es mantener y expandir sus tasas de ganancia.

5. El sistema global actual no tiene preparación real alguna para problemas naturales de gran envergadura, sean de tipo antropogénico o no. El último reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que la mitad de la población mundial (¡!) no tiene acceso a los servicios básicos de salud –“Half of the world’s population lack access to essential health services.” La catástrofe está programada para cuando aparezca un virus con mayor peligrosidad que el relativamente inocuo COVID-19 o cuando su epicentro no es un Estado altamente eficaz, como el chino.

6. La población mundial, pese a las cacareadas democracias liberales, no tiene ninguna incidencia real sobre lo que sucede en el planeta. Su programación mental es comparable a la de una manada que actúa por instintos (herd instincts) y normas tribales, dirigida por reflejos de tipo Pavlov, que son instrumentados sistemáticamente por las elites gobernantes vía el ciberespacio y los mecanismos del manufacture of consent, perception management, social identity theory y truth decay.

8. El futuro de la humanidad
Los microorganismos patógenos y los miedos siempre han sido buen negocio. No sólo para las corporaciones farmacéuticas y galenos actuales, sino para los chamanes de todo tipo. “Enviará el SEÑOR sobre ti maldición, confusión y censura en todo lo que emprendas, hasta que seas destruido…, porque me has abandonado”, advierte la Santa Biblia y especifica: “El SEÑOR hará que la peste se te pegue hasta que te haya consumido de sobre la tierra…” Dentro de esta tradición de control mental por el pavor y la mentira, están los planificadores de la pandemia imperialista que convierten un fenómeno natural en arma ideológica, para ganar la guerra darwinista por el monopolio del soft power global.

Esta es la razón, por la cual están obsesionados para destruir a la China de Xi Jinpin y del Partido Comunista. Saben que la única alternativa de la humanidad para construir una sociedad más allá de su barbarie capitalista, depende de la permanencia en el poder de ese hegemón socialista del futuro.

Heinz Dieterich

Sociólogo, analista político, teórico marxista, asesor de Hugo Chávez, autor del “Socialismo del Siglo XXI” y más de 30 libros sobre la conflictos latinoamericanos. Nacido en Rotemburgo del Wumme, Alemania, y actualmente investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, en la Ciudad de México.

*La opinión aquí vertida es responsabilidad de quien firma y no necesariamente representa la postura editorial de Aristegui Noticias.




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