Por su parte, el académico Sergio Aguayo señaló que se está consolidando la idea de que tenemos un presidente muy bien intencionado, pero que su administración no está pudiendo cumplir.
Este lunes, De Las Heras Demotecnia indicó que, en 15 meses de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha perdido 18 puntos de aprobación, pues pasó de 80% al inicio, a 62%. Otro sondeo que coincide en que la aprobación del mandatario federal va a la baja es del Grupo Reforma, que señaló que en marzo de 2019, 78% de los mexicanos aprobaba la gestión presidencial, mientras que en marzo de este año solo 59 considera que tiene un buen desempeño.
Al respecto, durante la Mesa Política de Aristegui en Vivo, el académico Sergio Aguayo opinó que lo que reflejan estos ejercicios son lo que pasa en el día a día, “los problemas del gobierno de la 4T para entregar resultados”.
“Si uno observa con cuidado la encuesta de Reforma que se hizo en vivienda, por tanto es más acercada a la realidad, observamos que Andrés Manuel es visto con agrado y simpatía por una mayoría de la población, como persona: 67% considera que es simpático; 60%, que es justo; 58%, que es honesto. Sin embargo, ese reconocimiento a los atributos personales se derrumba a la hora de evaluar la gestión de su gobierno, en la cual ya no solo se toma en cuenta la figura del presidente, sino se observa lo que está haciendo el gobierno y en ese terreno es evidente la caída en la capacidad para gobernar”, apuntó.
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“Alguien puede ser muy simpático, muy agradable, caer bien, pero al mismo tiempo poder decir que es ineficaz y que no está pudiendo cumplir. Creo que se está consolidando la idea de que tenemos un presidente muy bien intencionado, honesto en lo personal, con un estilo muy propio por gobernar, que hace un esfuerzo por estar cerca de la gente, que critica una serie de instituciones y personas, pero que su gobierno no está dando resultados”, abundó.
El analista consideró que es momento de que la administración federal haga una evaluación más rigurosa para que empiece a hacer ajustes en los diferentes terrenos. “Porque algunas estrategias simplemente no están funcionando y no bastan solo con las mañaneras y el esfuerzo por estar cerca de la gente para dar resultados”.
La politóloga Denise Dresser coincidió en que las encuestas publicadas el día de hoy reflejan la desilusión ante la falta de resultados, ya que aunque López Obrador sigue siendo popular tiene caídas en la aceptación de distintos ámbitos de su gobierno.
“Sin duda, tenemos a un presidente que sigue siendo muy popular, animado por la intención de desmontar al país de privilegios. Un líder con gran caudal de legitimidad que yo sí creo que genuinamente busca mejorar la vida de la inmensa mayoría de los mexicanos, pero no está entendiendo o logrando cómo hacerlo eficazmente”, subrayó.
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Criticó que aunque López Obrador ha dicho que se debe alterar la correlación de poder entre el Estado y los empresarios, reportajes como el publicado en Aristegui Noticias, el cual revela que Alfonso Romo, jefe de la oficina de la Presidencia, fundó la empresa Enerall en 2007, un megaproyecto que en los últimos 10 años obtuvo concesiones para explotar la mayor cantidad de agua subterránea para uso agrícola en la Península de Yucatán; o el escrito en el semanario Proceso, que habla sobre la creación de 171 compañías durante el primer año del sexenio, y que ya lograron contratos por 366 millones de pesos con 92 dependencias federales, están reflejando una realidad muy preocupante, una historia de un gobierno progresista, pero que no logra separar el amasiato entre el poder político y el poder económico.
“Por una parte el presidente sigue siendo simpático para muchos, aplauden sus buenas intenciones, pero la realidad de las políticas públicas mal diseñadas e instrumentadas y el ver cómo se mimetizan algunas de las viejas prácticas del pasado, revelan a un gobierno que está entrampado por las malas decisiones que tomó y otras que simplemente copian la de sus antecesores”, expuso.
“Es un presidente que ha repetido sin cesar que sus intenciones son nobles, que sus colaboradores son impolutos, que el gobierno no encubre, pero la terca realidad refleja una situación que se está volviendo muy complicada para un gobierno que no puede apostarle solo a la popularidad personal del presidente”, agregó.