Ayer reaccionaron positivamente las bolsas de valores neoyorquinas. Wall Street tuvo un repunte de 11.3 por ciento, no observado desde la Gran Depresión de 1933, con un incremento de 11.3 por ciento del Dow Jones, escribe Enrique Galván en La Jornada.
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Dinero, de Enrique Galván, en La Jornada:
Suben petróleo, peso y bolsas
Al calor del anuncio de que está muy cercana la aprobación de un acuerdo en el Congreso de Estados Unidos por el que será desplegado un programa de estímulos a la economía por 2 billones de dólares, ayer reaccionaron positivamente las bolsas de valores neoyorquinas. Wall Street tuvo un repunte de 11.3 por ciento, no observado desde la Gran Depresión de 1933, con un incremento de 11.3 por ciento del Dow Jones.
El petróleo también reaccionó positivamente. El West Texas subió 75 centavos y se ubicó en 24.11 dólares el barril; su espejo, la mezcla mexicana de exportación, mejoró de 15.33 a 16.06 dólares. Por otro lado, la moneda mexicanale ganó unos centavitos al dólar: de 25.24 el lunes bajó a 24.81, de acuerdo con Investment.com. La venta en ventanillas bancarias se derrumbó, las sucursales que abrieron se vieron vacías de clientes.
Capitanes, en Reforma:
¡Detente inversión!
No pudo ser peor la hora en que ocurrió la consulta a modo y el posterior anuncio del Gobierno federal para detener la inversión de Constellation Brands en Mexicali, Baja California. Ocurre justo cuando el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador, y su Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, adelantaban que ya estaba en puerta el anuncio del Plan de Inversión en el Sector Energético. Apenas el lunes 16 de marzo, el mandatario adelantaba que el empresario Carlos Slim, capitán vitalicio de Grupo Carso y de América Móvil, entre otros grupos, daría a conocer el anuncio de inversiones en México.
En la misma fecha dijo que conversó telefónicamente con Alberto Bailléres, capitán de Grupo Bal, quien le informó sobre nuevas inversiones tanto en minería como en petróleo. Y el mismo Herrera había señalado que esta semana se anunciarían los parámetros de inversión, los sectores y actividades donde se promoverían las coinversiones entre la IP y gobierno para el sector energético. Pero trancazo de Mexicali fue un “¡detente inversión!” que para el Gobierno ésta no es la mejor ocasión.
Coordenadas, de Enrique Quintana, en El Financiero:
‘Lo que el viento a Juárez’
Hay un adagio mexicano para referirnos a alguna amenaza ficticia, que no nos puede causar daño: “nos hace lo que el viento a Juárez”. Hasta hace muy pocos días, el presidente de la República parecía opinar así respecto al riesgo del Covid-19 y en buena medida, esa percepción ha guiado las políticas públicas… hasta hace muy poco. A diferencia de esta creencia, otros países con buenos resultados al enfrentar la pandemia han hecho cosas completamente diferentes.
Uno de los mejores ejemplos es Corea del Sur. ¿Qué hicieron? Fue “muy simple”. Son cuatro cosas. La primera fue anticiparse a la crisis. La segunda fue hacer pruebas y pruebas y más pruebas. La tercera fue la trazabilidad de los contactos. La cuarta fue una campaña vía todos los medios. En México, la estrategia ha sido contraria. Apenas esta semana arrancamos oficialmente una campaña de distanciamiento social y apenas el viernes pasado formalmente se suspendieron las clases. El número de pruebas que se ha aplicado es bajo, lo que impide conocer cuál puede ser el volumen de portadores asintomáticos.
La Cuarta Transformación, de Darío Celis, en El Financiero:
Recordando la crisis del H1N1
El 7 de mayo del 2009 el gobierno de Felipe Calderón publicó un Decreto para otorgar beneficios fiscales a los contribuyentes con motivo de la situación de emergencia. Se estableció una mecánica que reconocía los pagos provisionales en exceso del IETU que se hubieran realizado en meses anteriores del ejercicio, en lugar de hacerlo en la declaración anual.
Esa disposición del SAT, entonces comandada por Alfredo Gutiérrez Ortiz-Mena, otorgaba liquidez a los contribuyentes y permitía que los recursos financiaran sus actividades productivas. Se eximía parcialmente a las empresas del pago de la parte de las cuotas obrero patronales a su cargo y a favor del IMSS, dirigido ese año por Daniel Karam, hasta por el equivalente al 20% mensual.
Caja fuerte, de Luis Miguel González, en El Economista:
Covid-19: ¿qué pasará con los paisanos y con las benditas remesas?
Las remesas son la principal fuente de ingresos de 1.7 millones de familias y factor de prosperidad en algunas regiones del país. Son 36 millones de personas de origen mexicano que viven en Estados Unidos. Muchas de ellas serán afectadas por el Covid-19 en lo laboral y en su salud. Las remesas aportaron 36,000 millones de dólares en el 2019 y tendrán un bajón en el 2020, como consecuencia del parón económico en algunas de las principales ciudades de Estados Unidos.
El tema aún no asoma su rostro en las mañaneras de AMLO ni en los análisis de los expertos, pero ya empieza a notarse en las zonas que viven de las benditas remesas. ¿De qué tamaño será la merma? Estamos ante un asunto de máxima importancia y todo dependerá del tiempo que duren las medidas de excepción; de la profundidad de la crisis económica que viva Estados Unidos y de la afectación que puedan sufrir nuestros paisanos por el Covid-19, porque hay que recordar que muchos de ellos no tienen acceso garantizado a los servicios médicos.
Activo Empresarial, de José Yuste, en Excélsior:
Desesperación de industrias
Todos piden lo mismo: apoyos fiscales y créditos blandos. No condonaciones, no perdones, pero sí un diferimiento en el pago de impuestos de abril y mayo para sortear una crisis que parece no tener fin. Las cosas se están poniendo feas en varios sectores. Basta un vistazo. La AMDA, los distribuidores de autos, prevén una caída dramática de entre el 16% y el 25% en las ventas internas este año. No creen pasar ilesos esta crisis. La industria hotelera está viviendo un impacto impresionante, donde apenas y tiene ocupaciones del 15 por ciento. Las aerolíneas recortan vuelos, ventas e ingresos.
Ante tales críticas, el presidente López Obrador ya respondió que no habrá un plan de salvamento para las industrias. Y Arturo Herrera, secretario de Hacienda, solo se refirió al dinero para enfrentar la crisis médica. Aquí parece un malentendido en lo que son salvamentos necesarios. El presidente López Obrador tiene en mente el rescate a los bancos con el Fobaproa de la crisis de 1995, donde al salvar al sistema de pagos, se apoyó a banqueros. Pero esto es distinto. Más que salvamento, necesitamos un plan contracíclico, que apoye a empresas que generen fuentes de trabajo, que los bancos tengan liquidez para prestar barato. Hay desesperación por la caída que viene: cierre de empresas y pérdida de empleos.