Nahle ha defendido como un triunfo de la soberanía que Pemex solo redujera un 6 por ciento, destaca Reforma.
“Frentes Políticos”, en Excélsior:
“Para evitar que puedan contagiarse de coronavirus, la consejería jurídica de Presidencia alista la preliberación de 400 personas mayores de 65 años de edad que se encuentran en centros de reclusión y que han compurgado más del 70% de su condena. De acuerdo con Julio Scherer, consejero jurídico de la Presidencia, en las preliberaciones no se contempla a las personas que hayan cometido delitos graves. Más allá de las críticas que pueda originar la decisión, de lo que se trata es de salvar el mayor número de vidas y dicha población corre riesgos en su salud si es que contraen la nueva enfermedad, explicó. Queda muy claro para quienes saben que es la decisión más apropiada. Opositores del PRI y del PAN no deberían usar este tema para sacar raja política. Pero lo harán”.
“Templo Mayor”, en Reforma:
“Sin necesidad de frotar la lámpara, a Rocío Nahle se le apareció el genio de los árabes. Y es que tanto se aferró México a no recortar su producción petrolera como el resto de los países, que ahora Arabia Saudita está haciendo que Pemex se ahogue en su propio crudo. Ya se sabe que no cayó nada bien al ministro árabe de Energía, que pa’colmo es un príncipe de aquel reino, la negativa mexicana a bajar su producción en un 23 por ciento como se acordó en la cumbre de OPEP Plus. Nahle ha defendido como un triunfo de la soberanía que Pemex solo redujera un 6 por ciento. Eso explica que los buquetanques ya empezaron a inundar el mercado asiático, tradicional comprador de petróleo mexicano”.
“La Feria” de Salvador Camarena, en El Financiero:
“Andrés Manuel López Obrador fue un campeón de los debates. No que los ganara todos, para nada. Pero desde los noventa no rehuyó a presentarse ante rivales de peso, de ahí que por aquellos años se midiera, por ejemplo, con Diego Fernández de Cevallos, o que en 2013 pidiera al presidente Peña Nieto debatir con él la reforma energética. Mas ahora, como titular del Ejecutivo federal, ya no dialoga ni debate; en cambio, ha privilegiado como interlocutores públicos a actores de reparto que ocupan la primera fila de la mañanera. Qué cambio más drástico. Y más a la baja. El Presidente que presume su admiración a Juárez y Madero “se cartea” a diario, en lo que se supone que es un ejercicio de comunicación pública, con un puñado de personajes hechizos, instalados en Palacio Nacional para la ocasión. De los próceres a los patiños”.
“Trascendió”, en Milenio:
“Con mucho tiento y echando mano del lenguaje técnico, representantes del Banco Mundial, del Interamericano de Desarrollo y de la Comisión Económica para América Latina tejieron durante un foro virtual organizado por la Cámara de Diputados, que preside la panista Laura Rojas, el discurso de qué debe hacer el gobierno mexicano para sortear la recesión detonada por la pandemia. “Liquidez al sector formal”, “medidas adecuadas”, “créditos a pymes”, “evitar quiebras”, “gasto extraordinario”, todo encaminado a lo que el empresariado ha planteado: prórrogas fiscales, salarios solidarios y contratación de deuda, pero dicho menos rudo, para que no se molestaran los anfitriones”.