Elegir almohada exige una investigación digna de tesis doctoral. Implica analizar y comparar factores como firmeza, grosor, materiales, formas, tamaños y, por supuesto, precio. ¿Cómo desaprovechar la ocasión de sentirse único escogiendo de entre todas las combinaciones posibles el artículo en el que cabeza y cuello reposan una media de siete horas al día, todos los días? Quizá por simplificar, tendemos, sin embargo, a reducir coloquialmente los modelos a dos: almohada dura y blanda. Ambas tienen partidarios y detractores, como la tortilla de patatas con cebolla. Pero hay algo en lo que la mayoría coincide: una almohada de hotel que le hubiera gustado llevarse de incógnito a casa. Te ayudamos a identificarla y te contamos dónde puedes comprarla.
La mayor o menor dureza depende del material y la densidad del relleno. Las almohadas fabricadas de viscoelástica se consideran de las más firmas; otros materiales sintéticos, como el látex o el gel, también aportan notable consistencia. Las que se confeccionan con relleno natural, con plumas, entrarían en la categoría de menos duras. Entre estas, las de plumas (tomadas de la parte posterior y las alas de patos o gansos) son más suaves que las de plumón (localizadas en el pecho del animal); ambos elementos suelen aparecer mezclados en muchos modelos, para buscar una armónica esponjosidad.
Pero, como dice Samuel Grandjean, director de marketing de Tempur Sealy, el grado de firmeza también se logra “modificando la cantidad de relleno. Para las almohadas moldeadas o con material granulado, se suele jugar con la densidad del material, pero de tal forma que la durabilidad del producto no quede afectada”.
Capítulo aparte merecen las almohadas cervicales, pensadas, como su nombre indica, para evitar o mejorar problemas en las vértebras del cuello. Liselott Persson, neurocirujano de la Universidad de Lund (Suecia), probó en un estudio de 2006 el efecto de varios tipos de almohadas en 52 personas que padecían dolor de cuello. Un 76% reportó que las almohadas cervicales tenían un efecto positivo sobre su malestar; el 77% obtuvo beneficios en su calidad de sueño y el 61% sobre el dolor de cabeza. Según Grandjean, esta variedad “ofrece un mejor soporte personalizado y ayuda a aliviar los dolores y las molestias al permitir una mejor relajación de la zona cervical”.
Escoger la idónea es importante, porque, de lo contrario, no es que vayamos a descoyuntarnos, pero sí que “dormiremos peor, no descansaremos bien, y al no descansar bien la musculatura no se va a recuperar y te vas a encontrar peor al día siguiente”, explica Pablo Herrera, vicedecano del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM). También contribuirá a evitar problemas de insomnio y los molestos ronquidos.
Aunque “no hay fórmulas mágicas que sirvan para todo el mundo”, añade el fisioterapeuta, dos normas generales deberían ser de obligado cumplimiento. Una se refiere al equilibrio entre almohada y colchón. “Si eliges una almohada muy dura y un colchón muy blando, vas a estar inclinado durante la noche; lo mismo al revés. Lo ideal sería que la columna estuviese alineada”, explica Herrera. La otra se dirige a aquellos que tienden a dormir más de lado. “En ese caso, es mejor una almohada alta, para que el cuello no quede inclinado”.
Como en un hotel
Está extendida la opinión de que no hay almohadas más cómodas que las de los hoteles. Aquellos que no se conformen con las anteriores recomendaciones de los expertos, tienen la oportunidad de adquirir la almohada de sus sueños (jo, jo, jo) en las páginas web de varias cadenas hoteleras. Estos son algunos modelos de prestigiosas cadenas:
Para indecisos. Las del Waldorf Astoria: están fabricadas con una mezcla de plumas y plumón; la mayor presencia de unas u otro deriva en dos tipos de firmeza, blandas y duras, en ambos casos en términos medios. Especialmente indicadas para quienes no quieren apostar por los extremos o, simplemente, son indecisos. Con funda de algodón puro, su precio oscila entre los 80,46 euros y los 90,51 euros.
Para los rastreadores de foros. Compuestas en un 25% de plumas de pato y en un 75% por plumón de pato, las almohadas de la cadena Kimpton Hotels salen siempre muy bien paradas en los foros de reseñas de hoteles. Si eres de los que antes de comprar cualquier cosa en Internet escudriñan metódicamente las opiniones de otros usuarios, este modelo se antoja la elección perfecta. Las hay de 80,46 euros y 90,51 euros, en función del tamaño.
Para los que miran el bolsillo. Los responsables de la cadena Rabbit Hill Inn aseguran que se han pasado dos años “enteros” probando almohadas antes de escoger la que garantice el mejor descanso para sus clientes. Y han seleccionado una compuesta de 1,1 kg de fibra sintética de gel de plumón. Hipoalergénica y recubierta de una funda de algodón 100% de 300 hilos, con refuerzo en los bordes de cordón satinado. La despachan por 32 o 44,80 euros, según el tamaño.
Para los que se caen de bruces. La almohada de los hoteles Sofitel tiene un relleno de 70% de pluma y 30% de plumón, repartido de modo que resulta más suave en la parte central, algo que agradecerán quienes duermen boca abajo. Está fabricada en Francia y disponible en cuatro tamaños, cuyos precios van de los 95,20 euros a los 119,20 euros.
Para blanditos. A mayor cantidad de plumón en el relleno, mayor suavidad…, pero también mayor precio. Como excepción a esta norma se revela la propuesta de W Hotels, que cuenta con un 50% de plumón (el otro 50% es de pluma de ganso, más mullida que la del pato). De 81,20 euros a 93,80 euros.
Para tecnológicos. Tres capas de relleno caracterizan las almohadas de la cadena Ritz-Carlton. Las dos situadas más cerca de la superficie tienen un 70% de plumón y un 30% de fibra Lyocell; la intermedia es de pluma de pato. Esto asegura gran suavidad y una comodidad que se distribuye uniformemente. Tres tamaños, y precios de 81,37 a 108,80 euros.
Para los ‘eco’. Esta almohada de los hoteles Marriott está fabricada, según su página web, “con botellas de plástico recicladas, que se hilan en bolas de fibra blandas y resistentes”. Pese a lo que la descripción pudiera dar a entender, se alaba su comodidad y no pierde su forma durante su vida útil. De 51 euros a 66 euros.
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