El primer ministro indio, Narendra Modi, comenzó este viernes una visita a China que ambas partes confían en que sirva como un nuevo punto de partida en la complicada relación que mantienen las dos grandes potencias del continente asiático. Los lazos bilaterales siguen más que enrarecidos tras la disputa fronteriza entre ambos ejércitos en el Himalaya, un episodio que se alargó durante más de dos meses y desató incluso los temores a un conflicto armado. Con la tensión ya a la baja, el líder indio y el presidente chino, Xi Jinping, hacen un intento de dejar las diferencias al margen y reconstruir la confianza mutua.
La cita, que se celebra hasta el sábado en la ciudad china de Wuhan, lleva la etiqueta de “cumbre informal”. Ambos países se la toman como una oportunidad de aproximación entre sus líderes, por lo que la agenda excluye los temas espinosos y dedica varias horas para que Xi y Modi pasen tiempo juntos sin la presencia de sus delegaciones, bien en un paseo a orillas del lago de la ciudad o en un barco. Este viernes, Xi hizo de guía del líder indio durante una visita en el Museo provincial de Hubei, un recorrido durante el cual “intercambiaron puntos de vista sobre el fomento del diálogo entre las dos antiguas civilizaciones y cómo convivir en paz”, según informa la agencia china Xinhua. “Espero que el primer ministro y yo mismo podamos abrir un nuevo capítulo en las relaciones sino-indias en este encuentro”, declaró Xi.
Los llamamientos a la convivencia resuenan ocho meses después de que las fuerzas armadas de ambos países protagonizaran una acalorada disputa en el área de Doklam, en el Himalaya, una zona controlada por Pekín pero reclamada por Bután. La construcción, en junio, de una carretera por parte de China llevó al Ejército indio a defender a su aliado y desplegó sus tropas en la zona para evitarlo, algo que China interpretó como una incursión en su territorio. El cruce de amenazas, algunas de las cuales recordaron el conflicto armado que ambos países libraron en esa zona en 1962 y que resultó en una sonora derrota por la parte india, terminó en septiembre con una retirada de tropas mutua días antes de la celebración de la cumbre de los BRICS. China era el anfitrión de esa cita multilateral y Modi había amenazado con no asistir.
El primer ministro indio llegó al poder en mayo de 2014 con la intención de mejorar las siempre complicadas relaciones con su mayor vecino, pero las tensiones en la frontera lo impidieron. Y, si bien ambas potencias dicen huir del conflicto y estar comprometidas a resolver sus diferencias a través del diálogo, el progreso en los últimos años en este ámbito ha sido exiguo.
“Una buena relación entre China e India es importante para mantener la paz y la estabilidad regional y mundial”, dijo este viernes Xi, que pidió “reforzar la amistad entre ambas naciones indefinidamente”. La relación entre ambos países es contradictoria: coinciden en que su alianza es casi imprescindible para lograr un mundo multipolar, pero encallan en aspectos que van más allá de los incidentes relacionados con su extensa frontera compartida. Pekín no olvida que la gran mayoría de exiliados tibetanos vive en el país vecino, y Delhi sospecha del fortalecimiento de los lazos entre China y Pakistán.
Otro de los puntos delicados, de hecho, es la construcción del llamado Corredor Económico entre China y Pakistán, uno de los grandes hitos del proyecto de conectividad entre Asia y Europa ideado por Xi Jinping. Estas nuevas rutas de la seda incluyen proyectos de infraestructura en la Cachemira paquistaní, reclamada por India. Pekín también gana peso en naciones como Nepal o Sri Lanka, tradicionalmente bajo la esfera india. Todos estos factores han llevado a Delhi a oponerse explícitamente al proyecto de bandera del actual presidente chino.
Conscientes de que ninguno de los dos lados está preparado para ceder, la cumbre se ha preparado para que estos escollos no salgan a relucir durante las conversaciones. Ni siquiera está previsto que salga un comunicado conjunto tras el fin de los encuentros, según los medios locales indios. La idea es que Modi y Xi muestren primero una buena sintonía personal para después, si las circunstancias lo permiten, entrar ya en terrenos más espinosos. “Espero que este tipo de cumbres informales se conviertan en tradición entre ambos países”, dijo Modi.
Una buena relación entre líderes podría no ser suficiente en caso de que India opte, si considera que China es demasiado agresiva, por forjar una alianza con las otras grandes democracias de la región, Japón y Australia, y con el apoyo externo de Estados Unidos. Donald Trump le ha puesto al proyecto el nombre “Indo-Pacífico abierto y libre”, que nace con el claro objetivo de contrarrestar la creciente influencia de Pekín en la región. De momento, sin embargo, esta estrategia es más teórica que práctica, lo que ha llevado a India a mantenerse en un discreto segundo plano.
Comercio e inversiones, otras asignaturas pendientes
Los altibajos de la relación entre China e India se observan también en sus intercambios económicos. Si bien ambos países reúnen a más de 2.600 millones de habitantes y aglutinan casi un 20% de la economía del planeta, sus niveles de intercambio de mercancías e inversión están muy por detrás de estas magnitudes.
El comercio bilateral entre ambos países alcanzó los 70.000 millones de euros, una cifra récord pero que está muy lejos de los más de 500.000 millones que intercambia Pekín con Estados Unidos o con la Unión Europea. La inversión de empresas en ambos mercados tampoco termina de despegar: Delhi se queja de las altas barreras de entrada en China, mientras que de los 20.000 millones de dólares que Xi Jinping prometió en 2014 que su país invertiría en territorio indio durante los años siguientes solamente se ha cumplido una cuarta parte. El Ministerio de Comercio chino anunció esta semana que el valor total acumulado de las inversiones en el país vecino alcanzó los 8.000 millones de dólares. Es habitual que China frene o limite operaciones de sus empresas en el exterior en países con los cuales mantiene un pulso en lo político o en materia de Defensa.
Xi y Modi sí coinciden en la defensa del libre comercio. Ambos han pronunciado discursos similares en el Foro de Davos en años consecutivos (Xi en 2017, Modi en 2018) y contrapuestos a los postulados proteccionistas de Donald Trump. “Ambos (líderes) han advertido en varias ocasiones de las amenazas y las crecientes barreras comerciales a la economía mundial. China e India deben apegarse al espíritu del libre comercio con el fin de ayudar a mantener el actual sistema global, con la Organización Mundial del Comercio como elemento central”, aseguró la agencia Xinhua en un artículo previo a la visita de Modi.
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