Donald Trump ha firmado este lunes una orden ejecutiva que suspende temporalmente la emisión de determinados visados de trabajo. Más de medio millón de trabajadores extranjeros, cuya entrada Trump califica en la orden de “perjudicial para los intereses de Estados Unidos”, se verán afectados. Así lo han explicado, en una sesión informativa telefónica con periodistas, altos cargos de la Administración que han solicitado mantener el anonimato, y que han enmarcado la medida en una iniciativa más amplia de limitar la entrada de trabajadores extranjeros mientras dure el retroceso económico causado por la pandemia del coronavirus.
Las restricciones afectan a los visados llamados H-1B, programa destinado a los trabajadores muy cualificados y especializados, y a otras categorías. Quedan exentos los trabajadores sanitarios y los del campo. En total, combinada con la suspensión temporal de permisos de residencia permanente o green cards firmada por Trump en abril, las suspensiones de visados evitarán que 525.000 inmigrantes vayan a trabajar a Estados Unidos desde ahora hasta el final del año, según los funcionarios.
Asegura la orden que “la actual admisión de trabajadores dentro de varias categorías de visados para no inmigrantes plantea un riesgo de desplazar y colocar en desventaja a los trabajadores estadounidenses durante la actual recuperación” económica tras la pandemia. En el texto de la orden, el presidente busca hacer un guiño a los afroamericanos, en medio de la movilización por la justicia racial que recorre el país desde la muerte hace un mes de George Floyd en manos de la policía. El exceso de la “oferta de trabajadores”, asegura Trump, “es particularmente dañino para aquellos en el margen entre el empleo y el desempleo”. Y añade: “En los años recientes, esos trabajadores han sido desproporcionadamente representados por grupos históricamente desfavorecidos, incluidos los afroamericanos y otras minorías”.
La orden, que se esperaba desde hace semanas, ha suscitado el rechazo de agrupaciones de empresarios, que aseguran que necesitan contratar en otros países el talento que no encuentran aquí, y de activistas que denuncian que el presidente, para contentar a sus bases en plena campaña electoral, vuelve a atacar a los inmigrantes por razones de política doméstica. “A medida que la economía se recupere, las empresas estadounidenses necesitarán garantías de que pueden cubrir todas sus necesidades de plantilla”, escribía la Cámara de Comercio de Estados Unidos, en una carta enviada a Trump en mayo. “Para ello, es crucial que tengan acceso a talento tanto domésticamente como alrededor del mundo”.
En abril Trump firmó otra orden que suspendía la concesión de green cards durante dos meses. La nueva orden establece que “ese periodo de 60 días es insuficiente”. Así, amplía la suspensión hasta el 30 de diciembre y añade restricciones a visados de trabajo. En abril, tras las medidas de confinamiento impuestas por la pandemia, la tasa de desempleo en Estados Unidos subió al 14,7%, la más alta desde la Gran Depresión, después de que en febrero alcanzara un mínimo histórico del 3,5%. En mayo, sin embargo, después de que el país empezar a reabrir, se crearon 2,5 millones de empleos y el paro bajó al 13,3%.
La categoría de visados H-1B es muy utilizada en el reclutamiento de trabajadores para la industria tecnológica. Empresas como Apple, Amazon, Facebook y Google han pedido en las últimas semanas a la Casa Blanca que reconsidere sus planes. También están afectados los H-2B, visados para trabajadores de temporada, sobre todo en la construcción y en el sector turístico y hotelero. La orden no afecta a los inmigrantes que ya viven y trabajan en Estados Unidos.
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