Oficialmente el clan Jurado al completo vuelve a estar de moda y uno de los motivos es que sus rostros se asoman día sí, día no a algunas de las emisoras de televisión que copan las horas de entretenimiento de muchos españoles. El despegue de la nueva etapa de popularidad que vive la familia lo marcó el regreso a Telecinco de Antonio David Flores de la mano de un reality de Telecinco, Gran Hermano Vip. Su aparición en el concurso a finales de 2019, escenificaba el indulto de la cadena a su excolaborador, que había estado apartado de la pantalla cerca de dos años a causa de la acusación de malos tratos que su exmujer, Rocío Carrasco, presentó ante los tribunales.
Archivada la causa, levantado el veto que nunca se había hecho explícito pero que él mismo sí ha insinuado. Duros años de procesos judiciales con una posible condena a prisión en el horizonte se vieron sustituidos, por obra y gracia de su participación en el concurso de Mediaset, por un contrato de colaborador fijo en algunos de los programas de más audiencia de la cadena.
De la mano de Flores y para ser su defensora en el reality en el que participó llegó su hija, Rocío Flores. Sobre ella otra sombra relacionada también con Rocío Carrasco: casi ocho años sin mantener contacto con su madre a causa de un violento enfrentamiento del que ninguna de las partes ha querido dar datos concretos en todo el tiempo transcurrido. La tímida hija del exguardia civil y la hija de la cantante Rocío Jurado se transformó frente a las cámaras en una joven sensata, de palabra poderosa y con la justa mezcla de ternura y decisión para no hablar más de lo que quería como para ganarse a la audiencia. Había nacido otra estrella televisiva del mismo clan Jurado.
Alrededor de estas dos figuras han ido surgiendo otras: Gloria Camila, hija adoptiva de Rocío Jurado y el torero José Ortega Cano, tía y amiga del alma de Rocío Flores; Ana María Aldón, segunda mujer del diestro y otro descubrimiento tras su participación en Supervivientes, otro de los realities estrella de Mediaset, y el propio Ortega Cano, cuya figura de una manera u otra aparece unas veces para apoyar a su esposa, otras para ejercer de abuelo postizo de la nieta de Rocío Jurado y el desaparecido boxeador Pedro Carrasco.
Sí, hay tantos nombres que parece una telenovela, pero esta es real y todavía quedan más personajes en ella que hacen caja en televisión y con los que el medio se asegura audiencias a la espera de una confesión inesperada que ponga luz en la ruptura de una familia que en vida de la cantante de Chipiona era una piña a ojos del público. Porque en todo este repertorio también se asoma de vez en cuando a la pantalla, el hermano de la Jurado y que fue su representante, Amador Mohedano, y su exesposa, Rosa Benito, asistente y peluquera de la cantante. El primero, “arruinado” según él mismo confesó el año pasado a la revista Semana, y blindado en la finca Los Naranjos, que le dejó su hermana como herencia, salvo cuando alguna vez decide abrir la caja de pandora para poner luz en el culebrón familiar y aclarar cómo están las relaciones entre ellos. La segunda, bastante alejada de las cámaras tras ganar la edición de Supervivientes en la que participó pero que también marcó el fin de su matrimonio y una época convulsa frente a los focos.
Y por encima de todos ellos un misterio y una mujer que no abre la boca nada más que para decir que sobre los motivos de su ruptura de relaciones familiares no tiene nada que decir: Rocío Carrasco. La hija que unos dicen consentida y otros consideran dañada por las ausencias y que este mismo lunes acaba de participar en la presentación de la tercera temporada del programa de TVE Lazos de Sangre, del que será colaboradora fija y que significa su regreso a televisión después de seis años de ausencia tras finalizar su participación en el programa de Telecinco Hable con ellas.
El espacio, conducido por Boris Izaguirre, contará con la participación de Rocío Carrasco, Ágatha Ruíz de la Prada, Rosa Villacastín y Carlos Ferrando, y como su nombre indica se centra en la historia de conocidas sagas familiares, aunque se supone que la participación de Carrasco y su negativa a hablar de la suya excluye esta temporada a la familia de Rocío Jurado. De su hija se espera que cuente sus propias experiencias vitales junto a muchos de los personajes de los que se va a hablar en esta tercera entrega, pero que siga en silencio sobre su propio entorno. De una forma u otra, el clan Jurado sigue haciendo caja en televisión.
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