Campamentos de verano en la nueva normalidad: beneficios para los niños y los padres


Niños que escriben, aprenden idiomas con facilidad, calculan y resuelven problemas con habilidad o tienen oído musical. Nacemos con determinados talentos que conviene identificar desde que somos niños, porque potenciarlos reforzará nuestra autoestima al poder practicarlos y desarrollarlos con buenos resultados.

El Doctor Howard Gardner afirma en su principal investigación que existen inteligencias múltiples, como la lingüística o la matemática y determina que “cada persona posee el potencial de cada una de esas inteligencias que desarrollaría de manera diferente a lo largo de su vida. Si trasladamos esta teoría a la educación infantil y primaria, podemos afirmar que, si se identifica la inteligencia potencial de un estudiante de manera correcta y se favorece, conseguiremos que esa persona tenga éxito escolar y personal, al sentir motivación y satisfacción”, explica Ana López López, pedagoga especialista en neuropsicología educativa.

A lo largo de la historia, ha habido niños que han destacado desde su infancia en determinadas áreas de manera extraordinaria, como Amadeus Mozart en la música. Este caso excepcional es difícilmente equiparable al de otros niños, pero nuestros hijos siempre tienen determinadas destrezas y talentos únicos innatos que se pueden englobar en varias áreas o tipos de inteligencia, como:

Inteligencia lingüística. Consiste en la capacidad de utilizar el lenguaje de manera eficaz y procesar la información del entorno a través de las palabras. Los niños que tienen más desarrollada esta inteligencia son talentosos en lengua y literatura. Tienen facilidad y habilidad para la escritura creativa y para leer o expresarse. Aprenden con rapidez al escuchar, ya que manejan e identifican bien los sonidos, por lo que también disfrutan con los idiomas.

Inteligencia lógico-matemática. Se trata de la facultad para realizar cálculos, contar, deducir, establecer hipótesis, realizar razonamientos lógicos complejos o resolver problemas. Los niños que tienen esta destreza son hábiles para descubrir los patrones numéricos y en el manejo de los razonamientos espaciales. Les gusta hacer cálculos y rompecabezas.

Inteligencia espacial. Consiste en la habilidad para manejar las imágenes y el espacio. Los niños con esta habilidad son más conscientes de elementos del entorno como el color, las líneas o las formas. Estos niños tienen destreza para representar el mundo visual en dos y tres dimensiones, así como en la expresión artística que implique el manejo de proporciones, formas y análisis de colores.

Inteligencia musical. Es la facultad que permite percibir, diferenciar, transformar y expresar los elementos musicales. Los niños con este talento son sensibles al ritmo y les encanta cantar y bailar. Son hábiles con las rimas, tienen un oído muy sensible y son muy expresivos cuando cantan.

Inteligencia corporal cinestésica. Constituye la habilidad para manejar el propio cuerpo. Estos niños se expresan con facilidad a través de acciones que conllevan movimiento, como en el caso del baile o el deporte. Se trataría del niño que tiene ritmo y se le van los pies con la música.

Inteligencia naturalista. Se trata de la sensibilidad y comprensión del mundo natural. Estos niños tienen una especial curiosidad y disfrute por el paisaje y la naturaleza. Son hábiles con las clasificaciones y predicciones basadas en la observación, realizan experimentos y les gusta la ciencia. Se trata del niño que pedirá que le regalen un microscopio.

Inteligencia emocional intrapersonal. Estos niños destacan por ser conscientes de sus emociones. Identifican los procesos de su pensamiento, por lo que se conocen bien a sí mismos. Se trata de niños reflexivos, callados, independientes y meditadores, que necesitan su propio espacio personal. Disfrutan de la soledad, expresan muy bien las emociones y prefieren el trabajo individual al grupal.

Inteligencia emocional interpersonal. Consiste en la habilidad para percibir y comprender a otras personas. Son niños empáticos y sensibles hacia los demás, que facilitan la comunicación, ya que actúan como mediadores en conflictos y les gusta ayudar a otras personas, por lo que se trata del niño que elegirá las actividades en grupo.

Estimular desde casa las distintas inteligencias en el niño

Cada tipo de inteligencia se puede entrenar en el niño con diferentes juegos, actividades y pasatiempos, sin caer en presiones al respecto, sino desde un enfoque lúdico y relajado. Zaida Moreno Ramos, investigadora de pediatría de la unidad de Neuropsicología del Hospital Universitario 12 de Octubre y neuropsicóloga infantil en el Centro Psicoeducativo Elea, enumera algunas de ellas:

  • La inteligencia lingüística se puede estimular con actividades como crucigramas, pasatiempos o juegos de mesa en los que intervenga el uso del lenguaje. El talento lingüístico también se puede entrenar inventando historias, como los cuentos.
  • La inteligencia lógico-matemática se desarrolla con situaciones que favorecen la observación, como jugar con acertijos en los que se plantean una serie de secuencias o pasos a resolver.
  • La inteligencia espacial se entrena con juegos de motricidad como legos o puzles, así como con actividades en las que los niños tengan que coordinar sus movimientos corporales mediante la práctica de deportes, como la gimnasia rítmica, el patinaje o las artes marciales. El dibujo y las artes plásticas también favorecen el desarrollo de esta inteligencia.
  • La inteligencia musical se puede estimular a partir del primer año de edad con el juego con instrumentos, como el tambor o el piano, así como enseñar a los niños diferentes ritmos con las palmas o jugar a inventar canciones.
  • La inteligencia corporal se puede fomentar desde casa con cualquier actividad que se base en el movimiento del cuerpo, como el baile, las carreras de obstáculos o el uso de la plastilina.
  • La inteligencia cinestésica se expresa con actividades como el teatro o la danza para experimentar sensaciones a través de los diferentes sentidos y favorecer la expresión de emociones y sentimientos a través del movimiento corporal.
  • La inteligencia naturalista se puede desarrollar en los niños con la observación de los fenómenos que ocurren en la naturaleza y con el fomento de la conciencia por el cuidado del medio ambiente a través de prácticas en el campo, como la clasificación de especies o la creación de un diario para registrar cómo crecen las plantas o suceden diferentes procesos naturales.
  • La inteligencia emocional intrapersonal, que favorece el autoconocimiento del niño, se puede explorar ayudando a los niños a desarrollar su pensamiento crítico a través del análisis de diferentes situaciones que tengan que ver con su realidad diaria, así como guiándoles para establecer objetivos y metas personales.
  • La inteligencia emocional interpersonal, que desarrolla la habilidad de la gestión de las emociones, puede enriquecerse fomentando desde casa la expresión y comunicación de los sentimientos sin que los niños se sientan juzgados por ello.

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