CANTON – Un distrito escolar de Georgia puso en cuarentena a más de 900 estudiantes y miembros del personal por una posible exposición al coronavirus después de reanudar clases la semana pasada.
Además, se cerrará temporalmente una escuela secundaria en la que se ha registrado una elevada tasa de infecciones y en donde se tomó una fotografía que se volvió viral en la que aparecen decenas de estudiantes sin mascarillas posando juntos.
Las cifras de cuarentena del distrito escolar del condado de Cherokee incluyen a por lo menos 826 alumnos, según datos que publicó el distrito en internet.
Ubicado unas 30 millas al norte de Atlanta, el distrito cuenta con más de 42,000 estudiantes y comenzó su ciclo escolar el 3 de agosto.
Georgia registró el martes su mayor número de decesos por coronavirus en un solo día con 137, según datos del Departamento de Salud Pública. Actualmente, la entidad reporta en promedio más de 60 decesos diarios, aunque algunas de esas muertes podrían corresponder a otros días.
De los decesos reportados el martes, la portavoz del Departamento de Salud Pública Nancy Nydam dijo que 75 ocurrieron en agosto, 54 en julio y ocho en los meses previos. En total, han muerto más 4,300 personas en Georgia por COVID-19.
Elizabeth Smith casi ha olvidado aquella época remota en que a los estudiantes los agrupaban en “clases”; ahora ante la emergencia de la pandemia en Estados Unidos los tratan con un nombre más protector: los “pods”.
“Considerando el elevado número de casos confirmados de COVID-19 a finales de julio, desafortunadamente estamos viendo algunas muertes relacionadas con esos casos”, dijo Nydam en un correo electrónico.
El estado aún promedia más de 3,500 casos nuevos de coronavirus al día, y a la fecha tiene registradas más de 222,000 infecciones.
Las cuarentenas escolares fueron anunciadas un día después de que el gobernador de Georgia, Brian Kemp, dijo que la reapertura de algunas escuelas del estado en medio de la pandemia habían salido bien, salvo por las fotografías virales de los estudiantes sin mascarillas.
Las imágenes mostraban a estudiantes hombro con hombro en los pasillos de la escuela secundaria North Paulding, al noroeste de Atlanta, y todos juntos para la fotografía escolar de los alumnos de último año en las secundarias del condado de Cherokee, incluyendo a Etowah, en donde se les ordenó cuarentena a más de 300 estudiantes y miembros del personal. Las fotografías muestran a muy pocos alumnos con cubrebocas.
Los demócratas arremetieron con fuerza ante las declaraciones de Kemp de que las reaperturas de escuelas se habían realizado de forma segura, y responsabilizaron a Kemp y al presidente Donald Trump de la situación.
El superintendente del distrito escolar del condado de Cherokee, Brian Hightower, dijo que el distrito cerrará temporalmente la escuela secundaria Etowah a partir del miércoles, con la esperanza de reanudar clases en el lugar el próximo 31 de agosto.
CLASES EN “PODS”
Elizabeth Smith casi ha olvidado aquella época remota en que a los estudiantes los agrupaban en “clases”; ahora ante la emergencia de la pandemia en Estados Unidos los tratan con un nombre más protector: los “pods”, las cápsulas.
Son grupos de estudiantes que no irán este año al colegio en Nueva York, el que fue el epicentro mundial de la pandemia de la COVID-19 durante la primavera, aunque las autoridades consideran que gracias a las medidas de contención pueden iniciar las clases en modo presencial.
Padres de familias pudientes se han organizado por su cuenta para solicitar permisos de escolarización doméstica al estado de Nueva York y han reclutado docentes como Elizabeth Smith, profesora de secundaria que está considerando abandonar su trabajo convencional para enseñar a una de estas “cápsulas”, creada por un grupo de padres en una espaciosa granja a las orillas del río Hudson, alejada del ruidoso Brooklyn.
Expertas hacen recomendaciones para ayudar a los pequeños a adaptarse a las clases online, en un especial “De Regreso a Clases” de Un Nuevo Día.
“Tras la reunión con la gerencia para hablar sobre la reapertura, al menos ocho maestros han abandonado sus puestos o han empezado a buscar otro empleo. No hay un plan claro para evitar contagios. Hay clases que ni siquiera tienen ventanas”, explica Smith en entrevista con Efe sobre su actual escuela, que abrirá en septiembre en modo presencial.
Cerca de unos tres millones de estudiantes se agrupan en las ciudades o zonas metropolitanas de Nueva York, Los Ángeles y el Distrito de Columbia y, pese a que muchos comenzarán las clases en remoto, la inminencia de la vuelta escalonada al colegio hace temer una nueva ola de infecciones que llegue a los hogares.
Autobuses llenos, pasillos sin mascarillas, clases sin ventilación y padres que vuelven al trabajo y no tienen alternativas para cuidar a sus hijos, componen un panorama educativo imposible, en el que algunos alumnos caen en el fracaso escolar y personas con problemas de salud se enfrentan a un virus mortífero.
El distrito escolar de la ciudad de Nueva York, el más grande de EEUU con más de un millón de alumnos, 100,000 maestros y sustitutos y unos 1,800 centros escolares, abrirá sus puertas en modalidad presencial el 10 de septiembre.
Con menos de un 5% de los test de COVID-19 con resultado positivos, el estado está mejor posicionado que la mayoría del resto del país para reabrir sus escuelas, pero persiste el temor de que como en el caso de países como Israel, la vuelta a las clases provoque un repunte de los contagios.
LOS HISPANOS, ENTRE LOS MÁS AFECTADOS
Expertos como Jennifer McCombs, del centro de estudios RAND Corporation, recuerdan que muchos estudiantes se enfrentan a pérdida de conocimientos en esta pandemia similares a los que se producen en los parones de verano, con el añadido de que el coronavirus puede extender ese período mucho más tiempo.
Las comunidades de bajos ingresos, hispanos y afroamericanos, son los que mayor riesgo tienen de perder terreno en esta transición a la que les ha expuesto la pandemia.
Para Kelmary Salazar, una venezolana de 43 años que desde 2016 decidió probar suerte en EEUU, la pandemia le ha regalado más tiempo con su hija de 7 años, pero también le ha puesto frente al reto de una educación en un idioma distinto al suyo.
“El idioma, eso para mí ha sido frustrante. Ahorita me siento una mamá frustrada”, afirma con contundencia, al relatar que el inglés ha sido la principal barrera cuando intenta ayudar a su hija a cumplir con los deberes.
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