La modelo mira a cámara por encima del hombro. Luce un sombrero con un adorno lila y, aunque en el recorte no se aprecia, no lleva puesto mucho más. Es el póster central de la revista Playboy de noviembre de 1972 y, también, una imagen clave en la historia de internet. Aprovechamos que este mes se celebran los 50 años del primer mensaje que se envió usando esta red para contar la intrahistoria de internet, empezando por esta fotografía.
En 1973, Alexander Sawchuck trabajaba como profesor asistente en el SIPI, un instituto de la Universidad del Sur de California dedicado al estudio del procesamiento de imágenes. Junto con un estudiante y el jefe del laboratorio, estaba buscando una fotografía que pudiera escanear e incluir en la conferencia de un colega sobre un algoritmo de compresión de imágenes. Es decir, sobre el método usado para que un archivo de imagen no ocupe demasiado espacio de almacenamiento sin perder calidad respecto a la original.
Mientras la buscaban, entró otro compañero con una Playboy de hacía unos meses. Sawchuck vio el póster central. Servía, al tener diferentes áreas y texturas, así que escaneó el tercio superior en el formato cuadrado que necesitaba.
Durante años, la fotografía se convirtió en un estándar para estudiar y probar cómo las imágenes pueden manipularse, comprimirse y transmitirse electrónicamente. Apareció en investigaciones, artículos y conferencias de todo el mundo. Fue una de las primeras fotos en subirse a Arpanet, el precursor de internet, y sirvió para desarrollar el formato de compresión de imágenes jpeg, fundamental para que podamos ver imágenes en internet y hacer fotos con cámaras digitales.
En un artículo publicado en la revista del IEEE (pdf), una asociación de ingeniería presente en 160 países, Jamie Hutchinson explicaba que la foto mezcla “áreas iluminadas y oscuras, borrosas y bien definidas, detalladas y planas, proporcionando un buen test para un algoritmo de procesamiento de imágenes”. El hecho de usar este mismo archivo en multitud de trabajos ayudaba a comparar diferentes técnicas. Se convirtió en “una referencia familiar que ayuda a un público de expertos a hacer juicios rápidos”.
Del kiosco al laboratorio, pasando por el cine
La Playboy de noviembre de 1972 fue el número más vendido en la historia de la publicación hasta entonces, con más de 7 millones de ejemplares. En la portada aparecía la modelo Pamela Rawlings (vestida, por cierto), pero la playmate de ese mes era una modelo sueca de 21 años llamada Lena Sjööblom, que por aquel entonces vivía en Chicago.
Si pudiéramos preguntar a esos siete millones de lectores, probablemente nos dirían que se la compraron por los artículos, incluyendo un reportaje sobre los trucos sucios de los partidos políticos para ganar el voto joven y otro sobre el sexo en el cine. Si algún lector está interesado en esos temas, la revista aún se puede comprar en Amazon y en Todo Colección.
Hablando de cine, ese número de Playboy apareció en El dormilón, de Woody Allen (1973). Al protagonista, que despertaba en el año 2173, se le pedía que identificara algunos artefactos del siglo XX, incluida la imagen en la que aparecía Lena Sjööblom. En la escena Allen desplegaba el póster y decía: “Voy a llevarme esto y a estudiarlo luego. Te enviaré un informe completo”.
Playboy se enfadó (un poco)
En julio de 1991, casi 20 años después de ser la imagen central de la revista erótica, fue portada de otra revista diferente: la publicación tecnológica Optical Engineering. Aparecía también una foto de pimientos, otro archivo del SIPI frecuente en estos estudios.
Fue entonces cuando llamó la atención de Playboy, que escribió a la revista de ingeniería pidiendo que en el futuro contactaran con ellos antes de usar imágenes protegidas por derechos de autor. Lo recuerda Charles Rosenberg, de la Universidad Carnegie Mellon, que tiene una página web dedicada a esta imagen, que entonces ya se conocía como “Lena” o “la imagen de Lena”.
A finales de los 90, Playboy ya hacía la vista gorda con la imagen. La revista publicó un artículo sobre su modelo en 1997 (el número de Pamela Anderson). El texto contaba cómo había sido invitada por los organizadores de las conferencias del 50 aniversario de la Society for Imaging Science and Technology (la asociación para la tecnología y ciencia de la imagen).
Por aquel entonces, Lena Söderberg vivía cerca de Estocolmo y trabajaba para el Gobierno sueco, ayudando a gestionar datos de trabajadores con discapacidad. Estaba casada, tenía tres hijos y usaba el apellido Söderberg.
La exmodelo acudió a esas conferencias del 20 y 21 de mayo de 1997. Según recogía Wired, Söderberg firmó autógrafos y posó para fotos, además de dar una pequeña charla sobre sí misma. “Deben estar cansados de mí -dijo-. Mirando la misma foto durante todos estos años”. En las conferencias de 2015 también participó, dando otra charla en Québec.
Lena Söderberg en 2015
Una foto poco apropiada
En su artículo de 2001 para el IEEE, Hutchinson ya apuntaba una de las principales críticas que ha recibido el uso de la foto de Söderberg: el hecho de que proceda de una revista erótica en la que la mujer es tratada como un objeto.
Ya en 1997, Sunny Bain, directora de la revista para profesionales Photonics, decía que “no es difícil sentirse aislada siendo una mujer que trabaja en un campo dominado por hombres. Ver imágenes provocativas de mujeres en revistas técnicas puede contribuir a ese sentimiento de exclusión”. Y en 1996, el director de la revista del IEEE escribía que “comprensiblemente, algunos miembros de nuestra comunidad no están contentos con el origen de la imagen de Lena”, al proceder de una publicación “degradante para las mujeres”. También apuntaba que “la mayoría de los hombres ni siquiera conocen” la historia de la fotografía.
Aunque se han ofrecido alternativas, la imagen sigue usándose en artículos y conferencias. Entre estas otras opciones, figura al menos una propuesto casi satírica: en 2013, Deanna Needell y Rachel Ward publicaron un artículo sobre reconstrucción digital de imágenes en la revista científica SIAM Journal on Imaging Sciences. Para ilustrar su técnica usaron una imagen del modelo Fabio Lanzoni (conocido por su melena rubia).
Según cuenta Needell en una entrevista publicada en la web de la Universidad Claremont McKenna, donde daba clases de matemáticas y computación, ella y Ward contactaron con el modelo, que se mostró entusiasmado con la idea.
En el texto, Nedell cuenta que vio la imagen de Lena por primera vez cuando era estudiante: “Era literalmente la única mujer en una clase con 30 hombres. Abrieron sus libros de texto y ahí estaba Lena, y todos empezaron reír”. Nedell añade que las matemáticas, las ingenierías y la informática siguen siendo campos dominados por hombres: “Estamos intentando atraer a mujeres y enseñarles esta foto no es la forma de hacerlo”. De hecho, el propio SIPI, el instituto que la subió, ya no la incluye en su banco de imágenes. Aunque reconoce su importancia histórica, opina que no representa un buen ejemplo para la investigación futura.
¿Y qué piensa Lena Söderberg sobre este machismo en la elección de su famosa fotografía? Wired contactó con ella a principios de 2019: la modelo se mostró alarmada por el hecho de que su foto pudiera haberse usado para hacer daño o desincentivar a estudiantes. En la entrevista no se manifestaba dolida por el hecho de que los investigadores se hubieran apropiado de su imagen, pero sí de que no se le hubiera compensado mejor. También contaba que uno de sus hijos trabaja en tecnología y en alguna ocasión le había explicado para qué ha servido ese póster central de Playboy que cumplirá 47 años en noviembre.
Y, con todo, concluía: “Estoy realmente orgullosa de esa imagen”.
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