Nieve, agua, bosques, valles, flora y fauna, senderismo, bicicleta, turismo activo. Expotural, Feria de la Naturaleza, el Clima y el Turismo Sostenible (organizada por Ifema con el patrocinio del Ayuntamiento de Madrid hasta este domingo 4 de noviembre), es un canto a la montaña, al mundo rural y a la diversidad de ecosistemas, en España y el mundo, que hay que disfrutar, por supuesto, pero también respetar y ayudar a salvaguardar. Desde Nepal, reino del Himalaya y país invitado, hasta La Gomera, reserva de la biosfera, avanzamos algunos platos fuertes que se conocerán en esta feria.
100 años de Picos de Europa
Altas cumbres, playas doradas, cuevas donde practicar la espeleología (más de 9.000, entre las que sobresalen las de El Soplao y la red del Alto Asón), el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, la estación de esquí Alto Campoo, dos grandes caminos de peregrinación patrimonio mundial (el de Santiago Norte y el de Lebaniego), una completa red de vías ferratas. De toda la atractiva amalgama que ofrece Cantabria, las autoridades turísticas destacan el parque nacional de los Picos de Europa, territorio compartido con el Principado de Asturias y con León, que en 2018 cumple 100 años. El parque nacional más antiguo de España presenta, en su vertiente cántabra, propuestas como el teleférico de Fuente Dé y, en su cota superior, el hotel Áliva, además del parador nacional de Fuente Dé; el centro de visitantes del parque nacional, en la localidad de Tama; pequeños pueblos tradicionales. Y rutas como la Subida del Urdón, que arranca a 80 metros sobre el nivel del mar, hacia la mitad del desfiladero de La Hermida (una impresionante garganta de 20 kilómetros que el río Deva ha excavado en las rocas calizas) y asciende hasta Tresviso (a 900 metros de altura) por un impresionante camino tallado en roca.
Hayedo de Montejo, el bosque
Bosque mixto de 125 hectáreas en el que destacan las hayas, el rebollo, el roble albar o el acebo. El Hayedo de Montejo, en la Sierra del Rincón, es desde 2017 patrimonio natural de la humanidad por la Unesco. Su acceso está restringido a un número limitado de visitantes diarios, que disfrutan de esta maravilla en recorridos guiados y gratuitos. Esta joya se engarza dentro del parque nacional de la Sierra de Guadarrama (compartido con Castilla y León), uno de los nueve espacios naturales protegidos de la Comunidad de Madrid, donde disfrutar de flora, fauna y turismo activo a menos de 100 kilómetros de la Puerta del Sol. Esquí y deportes de invierno en lo más alto de la sierra de Guadarrama (Navacerrada y Valdesquí). El monumento natural de interés nacional de La Peña del Arcipreste de Hita. Interés geológico en La Pedriza, aves en Soto de Viñuelas. Agua, humedales, arqueología y mariposas en la Cuenca del Henares y Las Vegas de Madrid. Deportes náuticos en el embalse de Valmayor.
‘Rafting’ en el Valle de Arán
El rafting es una actividad acuática que consiste en descender ríos sobre balsas neumáticas en las que sus pasajeros han de remar, y mucho, entre aguas bravas, dirigidos por un guía profesional. Y eso es lo que ofrece, en el río Garona, Deportur, con sede en el Valle de Arán, especializada en deportes de aventura. Es una de las propuestas estrella de esta empresa con más de dos décadas de trayectoria, que también ofrece descenso de barrancos, surfing kayak, parque de aventuras, circuitos multiaventura, vía ferrata, paintball, senderismo de montaña, tiro con arco o posibilidades de ocio activo en la nieve.
Nepal: la magia de lo sagrado
A siete horas en coche de Katmandú, capital de Nepal, se extiende Pokhara, la ciudad de los lagos; entre ellos destaca el mágico Phewa, el más grande del país, un destino turístico muy popular que cuenta con alojamientos, restaurantes, bares y mucha vida nocturna. Sus aguas reflejan la espectacular Machapuchare, en los Annapurna, también conocida como Montaña Cola de Pez por la particular forma de su doble cumbre, venerada por la población local, de tal manera que su escalada está prohibida. El pueblo de Sarangkot se alza ladera arriba de la montaña homónima, a 1.600 metros de altitud. Y a unos 86 kilómetros (aunque lo accidentado del terreno hace que el viaje por carretera se alargue) se encuentra el parque nacional de Chitwan, donde experimentar la vida en la selva y ver rinocerontes blancos, cocodrilos, elefantes y, con suerte, un tigre de Bengala. Aquí los viajeros pueden participar en actividades como caminatas y safaris en la jungla, piragüismo o una visita a una granja de cocodrilos.
Geoturismo en Andalucía
Andalucía cuenta con tres geoparques reconocidos por la Unesco en su Red Global. A la espera del cuarto, el Geoparque del Cuaternario en Guadix, en proceso de certificación, el viajero puede conocer el de la Sierra Norte de Sevilla mediante rutas a pie y en bici, eventos deportivos, talleres y actividades sobre geología, patrimonio arqueológico o histórico minero. El de Sierras Subbéticas, al sur de la provincia de Córdoba, se extiende por más de 32.000 hectáreas y tiene hitos como el mirador del Cañón del río Bailón o los senderos de La Tiñosa y del río Bailón. El de Cabo de Gata-Níjar (en Almería) invita a descubrir su proyecto más emblemático, la Casa de Los Volcanes, primer centro específico en Andalucía orientado a la interpretación de los rasgos geológicos del territorio, y lanzarse a continuación a explorar su belleza mediante una red de senderos: desde el sendero de la caldera de Majada Redonda, en el interior de una antigua explosión volcánica, hasta los arrecifes fósiles tropicales de Mesa Roldán.
Garajonay, el bosque irrepetible
La costa de La Gomera es sencillamente espectacular. Calas y playas de arena negra, ballenas y delfines poblando sus aguas (hay excursiones para observarlos de manera respetuosa) y lugares como el Charco del Conde, en el Valle Gran Rey, donde se pueden identificar más de 20 especies marinas simplemente buceando con gafas y tubo. Pero la única isla en España declarada a la vez reserva de la biosfera y Carta Europea de Turismo Sostenible, que atesora el único lenguaje silbado del mundo (el silbo gomero, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad), guarda su joya más preciada tierra adentro, en su zona central y más alta: el parque nacional de Garajonay, un bosque de laurisilva de la Era Terciaria, patrimonio mundial por la Unesco. Se puede recorrer a través de 18 caminos bien señalizados, con una red de miradores y puntos panorámicos que permiten observar los contrastes de paisajes. Las oficinas de turismo y el centro de visitantes del parque orientan sobre las mejores rutas y actividades según la época del año, e incluso la mejor hora del día para poder disfrutar de sus singularidades: las floraciones, los perfumes, las puestas de sol. Sus límites están jalonados de pueblos y caseríos como El Cercado, donde las mujeres trabajan la cerámica utilizando técnicas que se remontan a tiempos prehispánicos.
Reservas de la biosfera
De las 48 reservas de la biosfera que existen en España, 10 se encuentran en Castilla y León. Siete están en León — Alto Bernesga, los Ancares Leoneses, Babia, valle de Laciana, Los Argüellos, Picos de Europa y valles de Omaña y Luna—; la de sierras de Béjar y Francia en Salamanca; esta provincia comparte con la de Zamora la reserva de la biosfera Meseta Ibérica; mientras que en Segovia se sitúa la del Real Sitio de San Ildefonso-El Espinar. “Son ecosistemas reconocidos internacionalmente y seleccionados por su interés científico, así como por el cuidado y protección de la biodiversidad, y por el desarrollo económico y humano”, subrayan las autoridades turísticas de la comunidad autónoma.
Noche entre la nieve en Huesca
La variada oferta diurna de Formigal-Panticosa, destino de nieve con 180 kilómetros esquiables repartidos en seis valles del Pirineo de Huesca, tiene su continuidad cuando cierran los remontes y la zona queda en silencio. El grupo Aramón (Montañas de Aragón), que gestiona las instalaciones, propone entonces calzarse las raquetas para dar un paseo con los últimos rayos de sol, conocer los secretos del valle del Tena de la mano de un guía, disfrutar de una cena en la alta montaña y dormir confortablemente en Las Mugas, complejo de cuatro alojamientos con forma de iglú (más un quinto que sirve de restaurante) forrados de madera y pieles, a 1.800 metros de altura. Ideal para despertar al amanecer y ser los primeros en descender por las blancas laderas de Formigal, antes de que la estación abra.
El camino de los dinosaurios
Morella, provincia de Castellón, uno de los pueblos más bonitos de España, presenta un completo catálogo de actividades de turismo activo. Para empezar, forma parte de la ruta Camins de Dinosaures, a cuyo paso encontramos el yacimiento icnológico del Barranc de Vallivanal y el Museo Tiempo de Dinosaurios. También ofrece el circuito multiaventura Saltapins, para todas las edades, e itinerarios de senderismo de diferente nivel y dificultad. Y el centro BTT (bicicleta de montaña) Els Ports, con 12 rutas temáticas y un recorrido de 390 kilómetros; aquí se celebrará, el 5, 6 y 7 de abril de 2019, la Mediterranean Xtrem. Morella cuenta con un observatorio astronómico y, a unos seis kilómetros, el viajero descubrirá las pinturas rupestres de Morella la Vella, patrimonio mundial. En sus montañas se desarrolla Morella Singletracks, un proyecto único en la Comunidad Valenciana, con rutas autoguiadas por GPS, para practicar enduro por sus sendas y caminos.
‘Trekking’ y esquí en el Trentino
Los puntos cardinales del Trentino Alto Adigio, al norte de Italia, en la frontera con Austria y Suiza, los marcan algunas de las montañas más bellas de Europa: desde el Adamello-Brenta y la cima Ortles y Cevedale hasta los relieves de las Dolomitas de Val di Fassa, Brenta, Val Gardena y Val di Fiemme. Cumbres nevadas, bosques, valles, ríos, pueblos de postal, lagos como el de Garda, que se estrecha y aparece como un fiordo encerrado entre montañas. El escenario perfecto para hacer trekking en otoño, por cinco itinerarios: Giro dell’Antermoia (en Val di Fassa) es todo un desafío; Cristo Pensante (en Pale di San Martino), más fácil, con su Cristo del Pensamiento, en el monte Castellazzo, a 2.333 metros de altura; Lago delle Malghette (en Madonna di Campiglio); Val Canali atraviesa uno de los valles más famosos de la Pale di San Martino, y Lago Denza (Val di Sole) acerca a la cara norte de la Reina Presanella, el pico más alto de la región. En invierno toca ponerse los esquís y deslizarse por más de 800 kilómetros de pistas; con Madonna di Campiglio, Canazei, Moena o San Martino di Castrozza como estaciones más renombradas.
Multiaventura en la naturaleza
Vall de Boí, en el Pirineo de Lleida, puerta de entrada del parque nacional de Aigüestortes, con cimas de 3.000 metros y un conjunto románico declarado patrimonio mundial, es el lugar perfecto para activarse en la naturaleza. En invierno, raquetas de nieve, escalada en hielo (cerca del embalse de Cavallers se forman cada temporada más de 150 cascadas para todos los niveles) y esquí en la estación de Boí Taüll. Y prácticamente durante todo el año, itinerarios a pie para descubrir sus pueblos pintorescos; diferentes recorridos señalizados y clasificados según su nivel de dificultad para la práctica de la carrera y la bicicleta de montaña; escalada deportiva y clásica; pesca; parapente, o descenso de barrancos.
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