Tiziano durmió en Basauri, el cuartel del arte

Un camión con obras de arte custodiado por la Policía Nacional del Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid.
Un camión con obras de arte custodiado por la Policía Nacional del Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid.policía nacional

Un camión cruza casi cada día cargado con obras de las colecciones del patrimonio español las carreteras de la Península. Al menos, hasta que llegó la pandemia. No circula solo, lo escoltan los funcionarios de la Brigada Central de Protecciones Especiales de la Policía Nacional. “Se suelen realizar 350 traslados de obras de arte al año”, aseguran las fuentes de este cuerpo a EL PAÍS. El pasado marzo le tocó a Venus y Adonis (1554) de Tiziano, que se conserva en el Museo del Prado. Viajó a Londres en un blindado que trasladó un lote valorado en 75 millones de euros. El destino era la muestra Titian: Love, Desire, Death, en la National Gallery, que la crisis sanitaria interrumpió en un primer momento y que permanecerá abierta hasta el próximo enero. Si no hay una nueva alteración, se podrá ver en el museo madrileño desde marzo de 2021, ampliada y bajo el título Pasiones mitológicas: de Tiziano a Velázquez.

En el camión también iba el retrato de Felipe II para quien Tiziano hizo esta atrevida escena, en la que dejó a Venus con las nalgas al aire. Una patrulla circulaba delante y otra detrás del vehículo hasta la frontera con Francia, en Irún, después de hacer noche en las inmediaciones de Bilbao, en el cuartel de la Policía Nacional en Basauri, donde descansan las obras de arte que entran y salen de España para exposiciones internacionales. El vehículo quedó aparcado con el motor encendido toda la noche y así se mantuvo bajo control la temperatura y la humedad del interior del remolque. Las obras estaban en cajas hechas a medida, rígidas, impermeables e indeformables. El embalaje llevaba rotulado en el exterior los signos de posición y los números en clave, pero “nunca se incluyen en las cajas indicaciones sobre su contenido o propietario”, indican desde el Museo del Prado.

No hay lugar más seguro ni más barato para garantizar la seguridad de las obras de arte que el cuartel de Basauri. Todos los transportes de patrimonio aprovechan el acuartelamiento, cuya actividad de cara al público es mínima: tramitaciones de DNI y pasaporte. El vehículo cargado con las joyas se estacionó frente a uno de los tres pabellones en los que trabajan cerca de 220 funcionarios, y junto a un muro de ladrillo de unos cuatro metros de altura. Allí lo custodiaron los dos agentes de la garita de la entrada. Al lado del camión del arte, otro incautado a la vuelta de un Rally Dakar, que iba cargado con 1.400 kilos de cocaína. Los agentes que escoltaron el camión con los lienzos, los dos conductores del camión y un experto en patrimonio no durmieron en el interior del cuartel. Suelen pernoctar en algún hotel cercano.

Ese muro alto –que rompe con el diseño inicial del recinto– se levantó después del ataque que sufrió el cuartel en 1978. Una docena de miembros de la banda terrorista ETA ametrallaron desde la autopista situada a unos 50 metros a 33 policías que jugaban al fútbol en el campo de deportes. Primero dispararon a los centinelas de las dos garitas y luego a los agentes que jugaban. Llegaron en un Seat 127, un Renault 5 y un Seat 132, robados a punta de pistola. Asesinaron a un cabo y a un guardia, hirieron a 16 agentes y a un chaval que se encontraba en la parada de autobús fuera del cuartel.

El campo de fútbol hoy está ocupado por hierbajos, matorrales y dos porterías roñosas, tan olvidadas como el propio cuartel. En el antiguo patio de armas, que fue también cancha de cemento, y hoy es aparcamiento para residentes, entrenan los agentes de los (los GOES). Cerca están los funcionarios que trabajan con los 13 perros especializados. También hay un almacén de prendas y reparación de vestuario, otro de armamento, un taller de reparación de coches oficiales, una unidad de subsuelo, otra de TEDAX y medio centenar de agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP). Curiosamente, indican desde la Policía Nacional, en el país vecino el relevo de la custodia de tiziano lo tomaron operativos de una empresa de seguridad privada, no las fuerzas del orden público francesas.

Máxima seguridad

Las peticiones de custodia son para museos de titularidad estatal, autonómica o local, así como aquellos inscritos en el Directorio de Museos y Colecciones de España. Ese decir, desde el Ecomuseo del pan, en Villanueva de Oscos (Asturias), al Museo del Turrón, en Jijona (Alicante), y otros 1.500 inscritos en la base de datos. Una vez concedida la custodia, la Sección Operativa de Dispositivos Especiales decide, en función de la valoración de las obras objeto del traslado, “los medios humanos y los recursos materiales adecuados”, señalan las fuentes de la Sección. Hay tres niveles de seguridad. El transporte del lienzo de Tiziano fue “nivel máximo”.

Los cuatro agentes de la Policía Nacional viajan con armas largas, muy sofisticadas, propias de los grupos operativos de respuesta a incidentes terroristas

Los cuatro agentes de la Policía Nacional viajan con subfusil G36HK, con 750 disparos por minuto (un Kalashnikov alcanza los 600). “Son muy sofisticadas, propias de los grupos operativos de respuesta a incidentes terroristas. Nunca ha habido un intento de asalto en España, pero estas armas disuaden cualquier tentativa”, indican desde la Unidad Central de Protección de la Policía Nacional. Explican, además, que los traslados de obra de arte son operativos muy delicados, por eso van tan preparados como el Grupo Especial de Operaciones (los GEO). “Los delincuentes tampoco escatiman en recursos para el asalto. Son robos por encargo”, cuentan las fuentes del cuerpo. A la salida y llegada hay un segundo cinturón de seguridad, compuesto por agentes de paisano pertenecientes al Grupo Operativo de Avanzadas y Contravigilancias (GOAC), que se filtran en las inmediaciones.

Antes de partir del Museo del Prado, los agentes de la Policía Nacional determinaron el itinerario exhaustivo, con las paradas técnicas del traslado y la pernocta para el convoy. Los vehículos nunca improvisan en ruta, porque “es un riesgo extremo”, dicen los agentes. La Brigada Central de Protecciones Especiales de la Policía Nacional cuenta con más de 300 funcionarios, y no solo asumen la seguridad de los traslados de obras de arte, sino también la de los testigos protegidos y las altas personalidades nacionales y extranjeras. En este cuerpo se encuentran los agentes que se encargan a diario de la seguridad del perímetro del Prado.


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