Doña Letizia cumple hoy cuarenta y ocho años pero en esta ocasión se trata de un aniversario diferente. La esposa de Felipe VI se enfrenta a uno de los momentos más complicados de la historia reciente del país. La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha hecho mella en la economía y la sociedad pero, sobre todo, las recientes informaciones relacionadas con la figura del rey Juan Carlos han puesto de nuevo en jaque la imagen de la Corona.
A esta situación se suma la cuarentena de la princesa de Asturias, que se encuentra confinada en Zarzuela después de que el pasado viernes se confirmara un caso positivo en su clase cuando solo llevaba dos jornadas de formación presencial. Un hecho que por ahora no ha provocado cambios en la agenda de los Reyes, que mantienen su actividad oficial a la espera de los resultados de la prueba PCR a la que se ha sometido Leonor.
Renovación de la Corona
Cuando en el año 2015 don Felipe asumió la jefatura del Estado su deseo era el de promover una nueva monarquía para un tiempo nuevo, en la que la transparencia fuera una de las máximas. El entonces príncipe de Asturias heredaba una Casa Real muy deteriorada por los escándalos en los que don Juan Carlos había sido el protagonista, sumados al caso Nóos, que había socavado la imagen pública de los Borbón hasta límites insospechados.
En estos últimos años, Sus Majestades han conseguido más o menos ‘limpiar’ la reputación de la Institución, solo empañado por incidentes aislados como el ‘rifirrafe’ de las reinas en Palma; sin embargo, las últimas semanas la situación con don Juan Carlos ha complicado su labor.
El rey padre se veía obligado a abandonar España después de que varios medios publicaran datos sobre su implicación en negocios opacos con la monarquía saudí, la cual, ha sido precisamente quien le ha cogido en su ‘exilio voluntario’. Una salida de España que para la reina Letizia podría llegar a suponer un ‘alivio’. Un adelantado ‘regalo de cumpleaños’ para la consorte, ya que la marcha de don Juan Carlos permite poner distancia entre la etapa del rey padre y los actuales, marcando una clara separación necesaria para la estabilidad de la Institución.
Entre el exmonarca y su nuera nunca ha habido una especial buena sintonía y la esposa de Felipe VI siempre ha sido una de las más críticas con los comportamientos poco éticos que pueden afectar a la supervivencia de la Corona. De hecho, fue una de las primeras en marcar distancia con los Urdangarin en el estallido del caso Nóos, aunque ahora no se sabe cómo va a proceder una vez el exduque salde su deuda con la Justicia.