En 1976, John Travolta (Nueva Jersey, 1954) protagonizó El chico de la burbuja de plástico, un telefilme en el que un joven con problemas inmunológicos se veía obligado a vivir en un entorno aséptico aislado del exterior para no morir.
La película, que se convirtió en un clásico de los setenta, era un drama que parecía ajeno a su joven actor protagonista a quien, al contrario del personaje que interpretaba, la vida le sonreía. Travolta había sido uno de los jóvenes del high school de Carrie, acababa de tener su primer papel protagonista en una tv movie, un año más tarde interpretaría a Tony Manero en Fiebre del sábado noche y, durante el rodaje de El chico de la burbuja de plástico, había conocido a Diana Hyland, con la que había comenzado un romance.
Sin embargo, pocos meses después de iniciar su relación con Hyland, todo se vino abajo. La actriz, que era 18 años mayor que Travolta, fue diagnosticada de un cáncer de mama. Aunque se sometió a una masectomía, la enfermedad continuó su avance y el 27 de marzo de 1977 falleció. La primera vez que Travolta fue un viudo tenía solo 23 años. “Le hice disfrutar en los últimos meses de su vida y sigo sintiendo que está conmigo”, declaró Travolta a la revista People ese año.
Justo ahí, tras el golpe, Travolta se convirtió en el actor más famoso del mundo gracias al éxito de Fiebre del sábado noche y de Grease al año siguiente, en 1978. Dos clásicos seguidos (pocos intérpretes pueden decir lo mismo) que, además, lo convirtieron en un favorito de la crítica: por Fiebre recibió su primera nominación al Oscar con solo 24 años. Se convirtió así en uno de los nominados más jóvenes hasta entonces.
Después de eso, y poco a poco, Travolta fue descuidando su carrera durante la década de los ochenta al enlazar papeles poco relevantes –como los de Vivir el momento o Cowboy de ciudad– y rechazar otros muy interesantes. Por ejemplo, American Gigolo y Oficial y caballero, taquillazos que elevaron a Richard Gere a un lugar del firmamento de Hollywood que estaba reservado a Travolta.
Pero no todo iban a ser malas decisiones. En esa década John Travolta conoció a Kelly Preston. El encuentro se produjo durante el rodaje de Los expertos, una comedia en la que dos jóvenes estadounidenses, uno de ellos Travolta, eran secuestrados por la KGB para enseñar a los soviéticos a ser tan molones como los norteamericanos. Unos años después, en 1991, él y Preston se casaron.
Nuevos éxitos, nuevas tragedias
La estabilidad familiar coincidió con un periodo de éxitos profesionales. Atrás quedaban películas como Mira quién habla (uno de sus pocos éxitos en su época más baja profesionalmente) y llegó el papel que dio un giro a su carrera: el de Vincent Vega en Pulp Fiction. A partir de ahí volvió el Travolta estrella en superproducciones de acción (Cara a cara) o comedias (Cómo conquistar Hollywood). Esta alternancia entre grandes éxitos y películas bien valoradas por la crítica (con gigantescos tropezones, como la terrible Campo de batalla: la Tierra) continuó durante el nuevo milenio. Pero esta buena racha personal y profesional no tardaría en romperse con otro dramático suceso: la muerte de Jett, el hijo mayor de los tres que nacieron de su matrimonio con Preston.
A la edad de dos años, a Jett Travolta se le había diagnosticado el síndrome de Kawasaki, una enfermedad que puede provocar inflamación en las arterias. Según su padre, también tenía cierto nivel de autismo y sufría frecuentes convulsiones. En 2009, durante las vacaciones navideñas que la familia Travolta-Preston disfrutaba en las Bahamas, Jett sufrió uno de esos ataques en el cuarto de baño. El joven de 16 años se desplomó y, al caer, se golpeó la cabeza. Aunque los equipos médicos intentaron reanimarlo, no fue posible y Jett falleció en el hospital al que había sido trasladado.
La tristeza por la muerte del hijo se vio acrecentada por un intento de chantaje por parte de uno de los paramédicos y el abogado de este, que amenazaban a Travolta con implicarle en la muerte de Jett por no haber sido diligente en su cuidado. El actor, que desde el primer momento denunció las amenazas para no caer en el juego de los delincuentes, interpuso la correspondiente demanda pero el juicio fue declarado nulo. Ante la obligación de tener que regresar a Bahamas para participar en un nuevo proceso, Travolta retiró los cargos y prefirió olvidarse del asunto para ahorrar sufrimiento a su familia.
Con intención de superar la muerte de Jett, Travolta y Preston se refugiaron en la Cienciología, religión que el actor profesa desde que en 1970 una amiga le regalara un ejemplar de Dianética. “No sé qué habría hecho si no hubiera tenido el apoyo de Scientology. No creo que pudiera haberlo superado. Estaban conmigo todos los días después de la muerte de Jett. Incluso viajaron conmigo cuando necesitaba huir. Durante dos años enteros fue así. Tan solo a partir del segundo año comencé a estar solo un día o dos para ver cómo me encontraba”, declaró Travolta a la publicación Us Weekly. Sin embargo, a pesar de sus buenas palabras hacia la organización creada por L. Ron Hubbard, el actor también ha tenido ciertos problemas con ella y con sus miembros.
Secretos, demandas y silencios
Como el de tantas otras estrellas de su altura (como Tom Cruise, Mel Gibson o Julia Roberts) la vida privada de Travolta siempre ha provocado una fascinación particular entre la prensa. En 1991, la revista Time publicó un artículo sobre la Cienciología titulado The Thriving Cult of Greed and Power (“La rentable religión de avaricia y poder”) en el que William Franks, exdirector ejecutivo de la organización, afirmaba que Travolta temía abandonar la Cienciología por miedo a que los responsables de la misma filtrasen a los medios de comunicación informaciones sobre su vida privada, especialmente aquellas relativas a presuntas relaciones homosexuales que el actor habría mantenido en el pasado.
Aunque desde la propia Cienciología se negaron esos hechos y se advirtió de que se perseguirían judicialmente las informaciones que hacían referencia a esta parte de la vida de Travolta, lo cierto es que la vida sexual del actor ha llenado portadas de tabloides y revistas del corazón en los últimos años.
En 2006, la revista The National Enquirer publicó una fotografía de Travolta besándose en la boca con un hombre en la escalerilla de un avión que dio la vuelta al mundo, algo que no pasó de ser un mero cotilleo y cuyo contexto y circunstancias aún se desconocen. No obstante, en 2012, el actor tuvo que hacer frente a una demanda interpuesta por un masajista del que no trascendió el nombre, que lo acusaba de haber abusado sexualmente de él durante una sesión de masaje.
Si bien la demanda fue desestimada, un segundo masajista, también anónimo, denunció al actor por los mismos hechos. La demanda tampoco salió adelante pero, ese mismo año, un tercer masajista, el ciudadano chileno Fabian Zanzi, acusó a Travolta de haberle ofrecido en el año 2009 la cantidad de 12.000 dólares (algo más de 10.500 euros) por mantener relaciones sexuales durante un crucero en el que trabajaba el chileno. En esa ocasión, el actor de Hollywood prefirió llegar a un acuerdo para evitar la celebración del juicio.
El tema de la vida sexual de Travolta ha seguido estando de actualidad hasta fechas recientes por las declaraciones de Douglas Gotterba. Este piloto de avión, exempleado de Travolta, afirmó haber mantenido durante seis años una relación sentimental con el actor, la cual documentó con imágenes en las que se les veía a ambos en situaciones cómplices. La intención de Gotterba al revelar esa información era anunciar la publicación de un libro sobre el tiempo que habría disfrutado junto a Travolta pero, por el momento, no podrá ver la luz hasta que se resuelva el proceso judicial que los abogados del actor iniciaron contra el piloto por revelación de secretos.
En todo caso, ninguno de estos escándalos y rumores es comparable a lo sucedido el pasado domingo 12 de julio. Después de dos años intentando superar la enfermedad, Kelly Preston falleció de cáncer de mama. La noticia fue dada por el propio Travolta en su cuenta de Instagram, en la que escribió un texto tan sencillo como desgarrador: “Con todo el dolor de mi corazón os informo que mi preciosa esposa Kelly ha perdido su batalla contra el cáncer de mama que libraba desde hace dos años. Luchó valientemente con el amor y el apoyo de muchos. Voy a tomarme algo de tiempo para estar con mis hijos que han perdido a su madre, por lo tanto, disculpadme por adelantado si no tenéis noticias más durante un tiempo. Con todo mi amor. JT”. Como le sucedía al niño burbuja, en estos momentos el mundo exterior resulta demasiado hostil para John Travolta.
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