En enero de 2018, después de cinco meses de investigaciones, con seguimientos y teléfonos intervenidos, la Policía Nacional detuvo en Valencia a María Jesús M. C., de 26 años, por el asesinato de su marido Antonio Navarro, un ingeniero de 36 años que murió apuñalado en el garaje de su casa el 16 de agosto a manos, supuestamente, de Salvador G, uno de los amantes de la mujer. El conocido y mediático caso Maje o de la viuda negra de Patraix [el barrio de València donde se perpetró el crimen] se juzga a partir del miércoles en la Audiencia Provincial de Valencia por un tribunal con jurado.
La vista contra los acusados, que trabajaban en el mismo hospital de València, ella como enfermera y él como auxiliar, arranca este 14 de octubre, con la elección de los miembros del jurado. La Fiscalía reclama 22 años de prisión para María Jesús y 18 para Salvador, acusado de ser el autor material del crimen. En el caso de ella, la pena solicitada es mayor al contemplarse la agravante de parentesco.
El caso, muy mediático por su móvil pasional, ha dado varios giros desde que se inició la investigación. Maje intentó hacer creer en un principio a los investigadores de la policía que el móvil de la muerte de su esposo fue el robo, pero cuando fue detenida, acabó confesando que participó en la planificación del crimen. Días después se retractó, alegando que su confesión inicial se debió al nerviosismo y a que no entendió la pregunta que le formularon los agentes.
Salvador G., el otro acusado, afirmó, sin embargo, que habían sido los dos, pero luego decidió asumir toda la responsabilidad y exculpar a Maje. Año y medio después del crimen, Salvador aseguró que habló en varias ocasiones con su examante de cómo matar al ingeniero y afirmó que fue ella la que le dio las llaves del aparcamiento donde mató a la víctima.
En los meses posteriores a la detención de ambos se han ido conociendo detalles de la relación entre los dos acusados; como las cartas que Maje escribió a Salvador antes del crimen en las que le decía cosas como “Lo ví… Allí estaba… Sonriente, con los ojos brillantes desde el control de enfermería de la tercera planta (…) Me gustaba, me atraía, ¡¡¡lo deseaba!!! (…) Su olor, su presencia, su mechita cayendo, su gorrito…”. Y agregaba: “Me pongo presumida cuando viene, coqueta. Me anima que venga a planta y verlo… y pasar por su lado… “está el gotero de Ringer vacío” me dice y yo pienso… uff pues llénamelo tú pero no te vayas ya!”, recoge Europa Press.
En las cartas también describía su relación: “Es la historia de amor más auténtica y apasionante que he vivido y la gente pueda escuchar (…) Esta carta es una declaración de amor hacia ti, te quiero por encima de cualquier obstáculo, de cualquier inconveniente, te quiero porque me llenas de vida y me haces sentir la mujer más importante del mundo. Tu Maje, tu bruja, tu fea… Pero al fin y al cabo… tuya!”, le escribía.
En la causa también figura un informe de la Policía que mantiene que la acusada tuvo hasta tres amantes mientras estaba casada con Antonio: Salvador; Tomás, con quien estuvo unos 11 meses antes de casarse; y José, un publicista con el que pasó la noche del crimen y con el que se fue a vivir después.
Según la investigación, la principal encausada confesó a Tomás que había pensado en acabar con la vida de su esposo dos meses antes del crimen. “Quiero que se muera, le deseo un mal, esto lo va a pagar caro”, afirma en mensajes de Telegram a Tomás, fechados el 4 de junio de 2017, e incorporados al procedimiento.
Según la declaración de Tomás ante la Policía, Maje y él mantuvieron una relación estable como pareja desde mayo de 2016 hasta marzo de 2017, cuando ella le dijo que no iba a separarse de Antonio, sobre el que además se inventó la farsa de que tenía cáncer. A partir de marzo de 2017, la pareja de amantes siguió viéndose y manteniendo relaciones sexuales hasta octubre de ese año, momento en que dejaron de verse porque ella alegó que tenía mucho trabajo.
Maje inició una relación con su examante Salvador a finales de 2015, tras haber contraído matrimonio con la víctima, según recoge el escrito fiscal. La acusada le contó que tenía graves problemas conyugales con su marido e, incluso, que su marido le había llegado a maltratar física y psicológicamente.
En torno a junio de 2017, siempre según el escrito acusador, Maje decidió acabar con la vida de su marido y preguntó a Salvador si lo haría por ella, a lo que respondió afirmativamente. A partir de ese momento, ambos convinieron en que el asesinato lo llevase a cabo él y que sería en el garaje de la vivienda, cuando la víctima fuera a recoger su coche para ir a trabajar.
Para llevar a cabo el crimen, Salvador compró en julio un cuchillo de 15,5 centímetros de hoja, de 4 centímetros de ancho y de un solo filo. A su vez, María Jesús le facilitó información sobre el número de plaza de aparcamiento, la marca del coche y la placa de la matrícula. También le dio una llave de la única puerta de acceso de peatones para que pudiera acceder al garaje y esperarlo allí para asesinarle.
La fecha acordada para matar a la víctima fue el 16 de agosto de 2017. María Jesús, con el fin de que el plan saliera adelante y de que su marido estacionara el coche en su plaza y no en el exterior, como hacía cuando estaba ocupada por su vehículo, le hizo creer que la noche del día 15 la plaza estaría libre porque tenía guardia en el hospital, algo que no era cierto.
Según el relato fiscal, la mañana del 16 de agosto, Salvador se desplazó hasta la vivienda, se introdujo en el garaje usando las llaves de Maje y, tras localizar la plaza, esperó a la víctima. Cuando llegó, en torno a las 7.40, salió de su escondite y lo abordó súbitamente clavándole el cuchillo hasta en seis ocasiones hasta que finalmente lo mató. El cadáver de la víctima fue encontrado por un usuario del garaje en torno a las 15.30 del mismo día.
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