José Coronado está fumando en la terraza de un piso madrileño. Le pega intensas caladas a un minúsculo cigarrillo de liar. Cuando ve que este periodista acaba de entrar en la terraza, se sobresalta como un adolescente al que su padre le ha pillado ¿fumando? y balbucea: “Lo estoy dejando ¿eh? Lo estoy dejando”. “Oiga, haga lo que quiera, que yo solo vengo a entrevistarle”, le digo.
José Coronado sufrió el pasado abril un infarto de miocardio agudo.
Estaba solo en su casa madrileña. Su hijo, Nicolás, con el que vive, había aprovechado unos días de vacaciones para ir a disfrutar al campo con sus perros, una de sus actividades favoritas. Y ocurrió. “Sentí un dolor muy intenso en el pecho. Me acompañó la suerte, como casi siempre en mi vida. Me dio un sábado con nada de tráfico en Madrid. El Samur estuvo en siete minutos en casa y en 10 minutos me encontraba en la mesa de operaciones”, nos explica ya en una zona interior y con el cigarrillo apagado.
“Le digo una cosa: si tuviese otra vida no tendría hijos. Se lo digo así de categórico. Creo que lo piensa el 99 % de los padres. Pero no es políticamente correcto decirlo”
Si uno acude a la hemeroteca del click que es Internet, lee titulares realmente preocupantes de aquellos días de Coronado en el hospital. Elegimos uno: “Alarma por el estado de José Coronado”. “Me llamó media España. Me sorprendió mucho que hubiese tanta gente que se preocupase por mí. Hasta amigos del colegio que tenía olvidados. Me han llegado más mensajes que cuando me dieron el Goya”, relata.
Además de dejar de fumar (está a punto: actualmente solo dos cigarros de liar al día: quizá cuando salga esta entrevista ya lo haya conseguido), el actor cuida su alimentación y hace 45 minutos diarios corriendo en una cinta en un gimnasio. “Para mí el infarto ha sido una bendición, un premio en lugar de una putada. Me ha avisado el cuerpo en circunstancias favorables, porque así puedo poner remedio a tiempo. Ha significado un punto y aparte, una reflexión de dónde estoy y adónde voy, y cómo tengo que ir. Cambiar mis hábitos, relativizarlo todo un poco y tomarme las cosas con más tranquilidad. Comiendo mejor, tomando la pastilla adecuada y haciendo deporte me han dicho que puedo vivir muchos años”.
“Es que ya de pronto no le puedes decir a una mujer: ‘Qué bonita estás’. Porque igual te dicen que eso es acosar. Hay momentos que ya se malutiliza el feminismo por algunos colectivos”
Antonio Banderas también sufrió recientemente un ataque al corazón y lo achacó en parte a un cúmulo de trabajo continuado. ¿No va a bajar usted el rito de trabajo? No, no. Es que el trabajo me da la vida. Me puedo levantar a las cinco de la mañana para ir a un rodaje y me da la felicidad. Y eso no puede ser malo. No me estresa. Quizá al principio sí, pero ya llevo 35 años de carrera. No me pongo nervioso. Tengo que estar concentrado, pero no estresado.
¿Ser padre estresa? Le digo una cosa: si tuviese otra vida no tendría hijos [tiene dos]. Se lo digo así de categórico. Y muero por mis hijos. Pero si tuviera la oportunidad de tener dos vidas una la viviría de pájaro libre, de principio a fin. Además, yo soy una persona muy solitaria. Me gusta estar solo. No necesito a nadie. Una vez que tienes hijos ya solo vives para ellos. Y me gustaría a veces irme a Nueva Zelanda, montarme un chiringuito y estar todo el día en taparrabos. Con hijos no lo puedo hacer.
Esto es una reivindicación en toda regla del egoísmo. Un poco, un poco. Es maravilloso tener hijos, es el motor que te da la vida. Pero si me dan una segunda vida, me gustaría vivirla. Y creo que lo piensa el 99 % de los padres. Lo que pasa es que no es políticamente correcto decirlo. Pero es la verdad.
¿Ha cometido muchos excesos? Es que cuando tenía 20 años me tocó vivir la Movida Madrileña y claro… Tenía una agencia de modelos, tenía un local de noche y… bueno. Entre los 20 años y los 30 me los pasé viviendo de noche y bebiéndome la vida.
¿Es la generación de su hijo más sana que suya? Muchísimo más sana. Con el tema del tabaco, por ejemplo. Cuando yo pasé de niño a hombre todos los mensajes en el cine y la televisión eran: si quieres ser un hombre, fuma; si quieres ligar, fuma; si no fumas eres un mierda blandengue. La imagen de los actores, como Bogart, era siempre fumando. Ahora, sin embargo, el mensaje es que el tabaco mata. Y crecen con esa información.
¿Es usted más infeliz ahora al estar dejando su vicio? Hombre, a veces te siente un poco miserable porque al fin y al cabo se ha convertido en tu amigo, que es lo que decimos los enfermos. Es que me ha acompañado 40 años. Y porque somos conscientes de que no nos da placer; lo que hace es calmarnos la angustia. Meten 4.000 elementos para engancharte. Lo que hay que saber es que no es tu amigo; al contrario: es tu enemigo y la única manera de vencerlo es dejarlo a pan y agua.
El actor está apuesto esta mañana. Luce una espesa barba canosa de curtido lobo de los mares y es evidente que los 45 minutos de gimnasio diario le están confiriendo un aspecto más tensionado de los músculos. Lleva puesta ropa informal de la nueva campaña de otoño de Cortefiel, de la que es imagen. “Yo soy de vida sencilla. La ropa no es algo que me obsesione. Pero Cortefiel es una firma que recuerdo desde que era niño. Abarca todos los estilos, desde algo casual a un traje impecable de gentleman. Es una marca con una elegancia natural que me gusta”.
“No me puedo quejar de lo que he amado y lo que me han amado y de lo que amo y lo que me aman, y de lo que amaré y me amarán”
Y muchas relaciones, algunas inventadas por una prensa de lo social ansiosa por tener a mano galanes de esencia tradicional. Esta prensa señala que su actual pareja es la periodista Elena González, que ella es una profesional ajena al famoseo y que llevan juntos seis años. “Nunca me he quejado. La vida me ha tratado muy bien en ese sentido. Me considero absolutamente regalado. No me puedo quejar de lo que he amado y lo que me han amado y de lo que amo y lo que me aman, y de lo que amaré y me amarán. Pero hablar en público de eso me da mucho pudor. Intento que todo eso se quede en mi casa, con mis amigos, o contigo. Después de que acabe la entrevista, con la grabadora apagada, te lo cuento”, nos dice.
De algo sí que puede hablar en público, y es un debate de mucha actualidad: qué es ser y no ser feminista. “Yo soy tremendamente feminista. Y por desgracia todavía tenemos que luchar para que la mujer se equipare a los hombres. Y soy absolutamente feminista para que tengan los mismos derechos, para que no las toque un pelo nadie, para que cobren lo mismo, para que puedan acceder a los mismos puestos que los hombres… Sin ningún tipo de duda. Pero se corre el riesgo de que haya gente que se pase. Y hay muchas que se están convirtiendo en machistas. Es que ya de pronto no le puedes decir a una mujer: ‘Qué bonita estás’. Porque igual te dicen que eso es acosar. Hay momentos que ya se malutiliza el feminismo por algunos colectivos”.
“Soy madridista acérrimo, pero no quiero a Ronaldo. Una persona se descalifica cuando teniendo la posición que tiene, en lugar de aportar al mundo enseñanzas, sobre todo a los niños, está enseñando soberbia y egoísmo”
La conversación deriva hacia la actualidad política, una materia que el actor nunca ha rehuido. De hecho, cree que como personaje público tiene la obligación de mojarse. Sin embargo, matiza: “Conozco a Pedro Sánchez y me cae bien. Pero es que tengo una decepción muy grande con la clase política. Ahora mismo no me la juego por nadie. He votado a varios de diferentes partidos. Y ahora no tengo claro a quién voy a votar”. Se enfada: “Dios, cómo podéis [los políticos] dejar a un país desatendido por vuestras rencillas y por miraros el ombligo. Es increíble”.
Terminamos hablando de fútbol. Él, un madridista recalcitrante, tiene una queja importante: “No hay comparación: es mejor Messi que Ronaldo. Pero es que me daría igual que Ronaldo fuera el mejor del mundo. No lo quiero en mi equipo. Una persona se descalifica cuando teniendo la posición que tiene, en lugar de aportar al mundo enseñanzas, sobre todo a los niños, está enseñando soberbia y egoísmo, valores que son detestable”.
Al actor se le acumula el trabajo estos días: dos series (Vivir sin permiso y Gigantes), la promoción de una película (Oro) y el ambicioso Iván El Terrible en ópera, que se estrena en enero. Sin tabaco a mano, tiene un sustituto para aguantar el ritmo.“El café, que ahora dicen que es bueno: me tomo seis o siete diarios”.
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