Fernando Falcó, marqués de Cubas, ha fallecido en la madrugada de este martes a los 81 años de edad, solo siete meses después de que lo hiciera su hermano Carlos, el marqués de Griñón. El aristócrata se encontraba ingresado en una clínica de Madrid desde hace unos días. La última vez que se le vio en público fue en el entierro del marido de su sobrina Xandra Falcó, Jaime Carvajal Hoyos.
El marqués de Cubas nació en Sevilla y era hijo de Manuel Falcó y Escandón, duque de Montellano, e Hilda Fernández de Córdoba y Mariátegui, marquesa de Mirabel. Por su lado materno heredó el marquesado de Cubas, que ahora pasará a manos de su único hijo, Álvaro, nacido de su primer matrimonio, con Marta Chávarri, una unión que acaparó muchas portadas tanto en sus inicios como por los motivos de su divorcio. La pareja estuvo casada seis años. Tras su divorcio, Fernando Falcó encontró de nuevo el amor al lado de la empresaria y aristócrata Esther Koplowitz, de la que se separó en 2009. En esta ocasión, la pareja se mantuvo alejada del foco mediático pese a la fama de ambos.
Abogado de profesión, en los últimos años llevó una vida muy discreta, aunque era habitual verlo frecuentando los mejores restaurantes de Madrid. Era un excelente gastrónomo y un experto en vinos, y un gran aficionado a la fiesta de los toros. Era amigo de la infancia del rey Juan Carlos, ya que estudió con él en Las Jarillas.
Vivió muchos años dedicado a la gestión de su finca extremeña, Valero, una de las mejores reservas de caza de ciervo, que adquirió en 1990 tras la muerte de su hermana Rocío. Sus casi 5.000 hectáreas eran un modelo de gestión medioambiental y en ellas habían disfrutado de su pasión por la caza don Juan Carlos y su hija, la infanta Elena, entre otros. La puso a la venta el año pasado.
Fue presidente del Real Automóvil Club de España (RACE) durante 26 años y en 2012 fue nombrado presidente de la Fundación RACE con la intención de dotarla de más actividades para potenciar la movilidad sostenible. Fue precisamente durante la presidencia de su padre cuando se construyó el circuito del Jarama de Madrid. Familia aficionada de siempre a los rallies y a los automóviles, Fernando Falcó dejó de participar en estas competiciones tras la muerte de su hermano mayor, Felipe, en una carrera del RACE en 1962. Siempre reconoció que la velocidad tenía para él un atractivo especial —“es una especie de vértigo”, decía—. “Yo conduzco rápido, pero me considero una persona prudente. Por ejemplo, no conduzco a la misma velocidad de noche que de día, ni cuando llueve y el suelo está resbaladizo”, explicó hace años a este periódico.
Desempeñó varios puestos, entre los que destacan el de vicepresidente de Sogecable, consejero de Vivendi Universal y de FCC Construcción, además de asesor de Citroën y miembro del consejo regional de Asepeyo.
La fama nunca le gustó. De ella y del permanente acoso de los medios de comunicación habló a raíz de su relación con Marta Chávarri. “Ha sido una situación incómoda, me siento permanentemente observado y eso produce una sensación anímica de tensión, aunque tengo que agradecer a la gente que no me conoce que me haya tratado con simpatía”, afirmó. Con el paso de los años, calificó sus relaciones con su exesposa de buenas —“hablamos de cosas que conciernen a nuestro hijo, Álvaro”— y llegó a asegurar que no se arrepentía de su matrimonio: “Vivimos momentos muy felices”.
Su carácter afable y sus dotes de buen conversador le llevaron a tener muchos amigos y a figurar durante décadas en la lista de invitados de todos los grandes eventos de la vida social española, pero en el último periodo de su vida optó por alejarse de estos círculos, quizá ya afectado por la enfermedad y la soledad.
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