La revista médica Lancet Global Health ha publicado este mes una investigación en la que expertos de diferentes disciplinas del área sanitaria han llegado a la conclusión de que la toma de multivitaminas por parte de las mujeres durante la gestación, mejora las funciones cerebrales del futuro niño. Según el estudio, el desarrollo cerebral y cognitivo durante los primeros 1.000 días desde la concepción, se ven afectados por múltiples factores socioambientales y biomédicos, en los que se incluyen la salud y la nutrición. El estudio, financiado por el Gobierno canadiense, a través del programa de Salvar Cerebros de la organización Grand Challenges Canada (GCC), ha determinado, a partir de un seguimiento de un estudio anterior llevado a cabo por expertos del Instituto de desarrollo de Indonesia o (SUMMIT) sobre los efectos de los suplementos durante el embarazo, que la ingesta de hierro y ácido fólico están ligados al desarrollo cerebral y a las capacidades intelectuales tan importantes como la memoria, las funciones ejecutivas y los logros académicos de los niños.
Elizabeth del Prado, científica y una de las autoras de la investigación, asegura que un suplemento con 15 micronutrientes da como resultado una mejor memoria procedimental. “En el estudio, las embarazadas tomaron un suplemento que contenía hierro, ácido fólico, yodo, zinc, vitamina B y otros y el resultado fue que obtuvieron mejores puntuaciones en memoria procedimental”, comenta la experta. De hecho, esta es una de las conclusiones de la investigación, que recalca que los niños cuyas madres tomaron estos micronutrientes, tenían mejor memoria de procedimiento, una parte vital de la memoria a largo plazo y fundamental para las distintas habilidades motoras.
La importancia de la salud emocional de la madre
El estado emocional de la madre durante el embarazo también resulta crucial para el desarrollo socioemocional de los niños. “La depresión materna se asoció de manera muy potente con el desarrollo socioemocional de los niños y, también, con la función ejecutiva y la memoria declarativa”, señala del Prado. “En algunos casos, estos déficits iniciales pueden ser irreversibles, pero el desarrollo del cerebro también es flexible y los déficits tempranos pueden ser recuperados mediante una intervención posterior”, añade.
Aparte recomienda, la toma de hierro, yodo, zinc, cobre, fósforo, calcio y diversas vitaminas. La entidad encomienda empezar con los suplementos al menos un mes antes de la concepción y mantenerse, como mínimo, hasta el final del primer trimestre. La tendencia actual es mantenerlo durante todo el embarazo, sobre todo, en casos de gemelos, enfermedades crónicas, vómitos de repetición o malabsorción de cualquier origen. La toma debe ser diaria e ininterrumpida porque no se almacena en el organismo y su consumo irregular disminuye o anula el efecto protector.
La influencia del entorno socio-ambiental
El ambiente familiar está muy asociado con cinco de los siete dominios cognitivomotores y socioemocionales. “Los niños que cuentan con más materiales de aprendizaje disponibles y que tienen más interacciones positivas y nutritivas de sus cuidadores, tuvieron puntuaciones de intelectualidad más altas”, explica del Prado. Otros factores socioambientales, que fueron importantes en el estudio, son tener mayor nivel socioeconómico, mayor educación materna y paterna y menor depresión materna.
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