El Consejo de Seguridad de la ONU debe decidir este miércoles si prorroga su misión de observadores en el Sáhara Occidental. El hecho de que buena parte de la comunidad internacional haya olvidado los pormenores del conflicto hace que las partes enfrentadas asuman cada vez acciones más llamativas. Así, una cincuentena de civiles residentes en los campos saharauis de Tinduf bloquean desde hace una semana el paso fronterizo del Sáhara Occidental hacia Mauritania, lo que se conoce como la zona tampón de Guerguerat, un terreno de nadie. Protestaban así contra el hecho de que la ONU no promueva la organización de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara.
Mientras tanto, Rabat ha impulsado en los últimos meses la creación de consulados de países africanos aliados en las ciudades saharauis de El Aaiún y Dajla. Rabat comenzó su estrategia el pasado diciembre, con el consulado de las islas Comores. Continuó en enero con los de Gambia, República Centroafricana, Guinea y Santo Tomé y Príncipe. El pasado viernes se anunció la apertura de los de Burkina Faso, Guinea Bissau y Guinea Ecuatorial. Y el martes, un día antes del pronunciamiento de la ONU, Rabat anunció la apertura de los de Zambia y Eswatini (antigua Suazilandia).
La incorporación estrella a esta lista de países que de forma implícita asumen la “marroquinidad” del Sáhara la anunció Marruecos el martes por la noche. Se trata de Emiratos Árabes Unidos. La noticia la difundió Rabat después de que el rey Mohamed VI mantuviese una conversación telefónica con el jeque Mohamed Bin Zayed, gobernante de hecho del país en tanto que príncipe heredero de Abu Dabi (el principal emirato de la federación). Bin Zayed comunicó a Mohamed VI su decisión de abrir un consulado en El Aaiún. Se trata, por tanto, del primer país árabe que adopta tal medida. Marruecos contará así con menos una decena de países africanos con representación oficial en el Sáhara Occidental, más Emiratos.
El Consejo de Seguridad debe pronunciarse cada seis meses sobre la continuidad de su misión en el Sáhara, que data desde 1991, cuando firmaron la paz las partes enfrentadas. Al Frente Polisario le interesa que la comunidad internacional despliegue observadores internacionales, aunque les esté vetado ―por imposición de Marruecos― supervisar los derechos humanos. Pero la organización saharaui recuerda que el objetivo de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) debe ser organizar un referéndum, tal como se recoge en su propio nombre. Y Marruecos no quiere ni oír hablar de referéndum. Solo está dispuesto a negociar una autonomía para lo que considera sus “provincias del sur”.
Rabat ha conseguido que en los últimos años las resoluciones de la ONU apenas mencionen ya la palabra referéndum y citen a la Minurso por sus siglas. Para el Polisario la causa de esta victoria diplomática se resume en una palabra: Francia. París tiene capacidad de veto en Naciones Unidas, como miembro permanente del Consejo de Seguridad, junto con Rusia, China, Estados Unidos y el Reino Unido. París siempre ha votado en favor de los intereses de su antigua colonia; ya sea con un Gobierno de derechas, de centro o de izquierdas en el Elíseo.
Cada vez que el Consejo de Seguridad debe pronunciarse sobre la continuidad de la Minurso el conflicto se tensa en el desierto. Una de las situaciones más delicadas sobrevino en agosto 2016, cuando Marruecos emprendió unas obras de asfaltado en la carretera del Guerguerat que conduce a Mauritania. Meses después, en febrero de 2017, el Polisario bloqueó la vía. Y el rey Mohamed VI llamó al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para que detuviese las “provocaciones”.
En esta ocasión no ha trascendido ninguna llamada del rey a Guterres. Pero al día siguiente del bloqueo, el portavoz de Guterres hizo un llamamiento en rueda de prensa desde Nueva York para que no se bloqueara “el tráfico civil y comercial” y se volviera al statu quo.
A ese tirón de orejas contestó el secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali, con palabras tajantes en un comunicado donde señalaba que la Minurso se desplegó en el Sáhara Occidental en 1991 para “celebrar un referéndum libre y justo” y para aplicar “la supervisión del alto el fuego”. “Nunca se desplegó para facilitar el tráfico de civiles u otras actividades en todo el territorio, especialmente a través de una brecha ilegal, cuya existencia constituye una continua violación del Acuerdo Militar No. 1 y el espíritu del Plan de Paz”.
Por su parte, el ministro de Exteriores marroquí, Naser Burita, contestó desde Dajla el pasado sábado que Marruecos no negociará con gángsters y bandidos”. Y el ministro de Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática, Mohamed Salem Uld al Salek, declaró que la política de Marruecos tendrá consecuencias “fatales”.
Este es el contexto en el que el Consejo de Seguridad debe pronunciarse sobre la prórroga de la Minurso por otros seis meses.
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