El Barça se descuelga en la clasificación de LaLiga al tiempo que sigue sin marcar Messi. No sabe cómo ganar ni ha encontrado todavía la manera de jugar, falto de jerarquía y también de contundencia, incluso en campos históricamente amables como Mendizorra, el estadio del Alavés. No pasó del empate porque solo contó un gol a pesar de que Koeman puso en la cancha a cuantos delanteros tiene en nómina y disputó el último cuarto de hora contra 10 por la expulsión de Peleteiro.
El partido fue un monólogo de impotencia de los azulgrana, igual de destemplados en el área rival que en la propia, protagonistas de los dos goles, el suyo y el que concedieron al Alavés. El alboroto fue monumental en un encuentro árido y desagradable para el Barça y bien defendido por el Alavés. Los jugadores barcelonistas no encontraron la luz y al entrenador se confundió con el cambio de Ansu Fati.
El Barça no se sobrepuso al remate inicial fallido de Ansu, su jugador más fiable, sorprendentemente errático el día de su 18º aniversario en un mano a mano con Pacheco después de ser habilitado por Lenglet. No cogió portería el disparo del delantero, poseedor de la mayoría de los récords de precocidad goleadora con 17 años. El único que encontró la portería en un libre directo antes de llegar al descanso fue Messi. El tiro del argentino fue defendido por dos jugadores debajo de la portería, uno en cada palo. Lejeune sacó la pelota en la raya de gol ante la sonrisa del estratega Machín. El fallo inesperado de Ansu Fati había contagiado a los cuatro delanteros del Barça.
El fallo de Neto
El Alavés ni siquiera necesitó de un delantero y medio para poner el 1-0. El equipo no encontraba la manera de dar con la portería contraria desde que empezó el campeonato y su entrenador le daba mil vueltas a la alineación, hasta el punto de prescindir de Joselu y Lucas Pérez para apostar por al ariete Deyverson y el media punta Luis Rioja. A pesar de las muchas cábalas, no necesitó de ninguna jugada de ataque para su reencuentro con el gol, sino que le bastó con esperar a que la pifiara el Barça. Neto, espléndido en un tiro de Edgar Méndez, se enredó más tarde con el balón en los pies después de una cesión arriesgada de Piqué.
Jugaba más atento el Alavés y menos concentrado el Barça. No saben cómo empezar los partidos los azulgrana, obligados a jugar a remolque y a mirar siempre al árbitro, también a Hernández Hernández. El colegiado no quiso saber nada de un empujón en el área de Ximo Navarro a De Jong y amonestó a Messi por desplazar el balón después de quejarse de las faltas reiterativas del Alavés, fuerte física y tácticamente, agresivo con la pelota, solidario como son los equipos de Machín. Negado el Barcelona ante Pacheco, sin hilo de juego y muy impreciso, víctima de su propia prisa, el Alavés seleccionaba bien sus rápidas transiciones hacia Neto.
El partido parecía imposible para el Barcelona. Koeman optó por un cambio drástico de piezas: recolocó a De Jong como central por las molestias de Lenglet, dio el mando a Pjanic en la medular y agitó el ataque con Pedri y Trincâo. Necesitaba ensanchar la cancha y dar ritmo y velocidad a la pelota para cambiar el guion del partido que tanto le convenía al Alavés. La determinación de Ansu Fati, el más inteligente en sus maniobras, contrastaba con la obsesión de Messi por arrancar un gol desde el balón del área a partir de su regate o tiro de rosca, neutralizado por una palomita de Pacheco. El empate no llegó de ninguna jugada ligada sino de un balón despedido por Pina que ligó Griezmann de camino hacia Pacheco. El francés encontró por fin el arco en LaLiga.
El entrenador del FC Barcelona, Ronald Koeman, en rueda de prensa. En vídeo, Koeman tras el partido del FC Barcelona ante el Alavés.
El partido giró a favor del Barcelona por el gol y por la expulsión por doble amonestación de Peleteiro. Machín refrescó el equipo con los cambios para resistir y Koeman puso en escena a su último recurso ofensivo como es Braithwaite. El sustituido fue contra pronóstico Ansu Fati. El equipo azulgrana perdió a su extremo más amenazante por el costado izquierdo y se enredó, ofuscado en campo adversario y frágil en el propio, timoratos los zagueros en cada cesión a Neto. El cambio paralizó al Barça. Aunque los barcelonistas expresaban su superioridad numérica no lograron vencer a un espléndido Pacheco.
Hubo más disparos que ocasiones de los barcelonistas, que se dejaron dos puntos más —suman dos sobre 12 de los últimos—, para suerte del Alavés. El Barcelona parece esperar el gol de Messi, solo certero desde el punto de penalti, para ganar un partido de LaLiga.
Source link