Un brutal atentado dejó claro este jueves a los franceses que la amenaza extremista sigue presente. Francia está de nuevo en estado de alerta terrorista máxima, tras el asesinato de tres personas en una iglesia en Niza, en un ataque con cuchillo reivindicado por su autor, un inmigrante irregular de origen tunecino que asumió la agresión como un acto islamista cuando fue detenido. En una jornada negra, la policía redujo a otro hombre en Lyon armado con un cuchillo y en Yeda (Arabia Saudí), un vigilante del consulado francés fue atacado con arma blanca. “Claramente, es Francia la que está siendo atacada”, declaró el presidente, Emmanuel Macron.
“Si volvemos a ser atacados, una vez más, es por nuestros valores, por nuestro gusto por la libertad, por esa posibilidad en nuestro territorio de creer libremente y de no ceder a ningún espíritu de terror. Lo digo claramente: No cederemos en nada”, afirmó Macron en Niza, en una declaración similar a la que hizo tras la decapitación, hace dos semanas a las afueras de París, de Samuel Paty, un profesor de instituto que había mostrado en una clase de libertad de expresión unas caricaturas de Mahoma. Ese atentado sobrecogió a una Francia que desde entonces ha sido objeto de protestas y boicots desde varios países musulmanes por su defensa del derecho a publicar caricaturas de Mahoma —o de otros símbolos religiosos— en aras de la libertad de expresión y a la blasfemia.
El modo de proceder en Niza recordó rápidamente el ataque a Paty. El agresor, cuyo rastro fue detectado por primera vez por cámaras de videovigilancia a las 6.47 de la mañana en la estación de tren de Niza, donde hizo un cambio de vestimenta, entró en la iglesia, situada a unos 400 metros de distancia, a las 8.29 de la mañana. Durante la escasa media hora que permaneció en su interior, atacó a tres personas. Cerca de la entrada, el atacante degolló a una mujer de 60 años, a la que, según explicó el fiscal antiterrorista, Jean-François Picard, intentó decapitar. El atacante mató también a otro hombre, el sacristán de la iglesia, mediante una “profunda herida en el cuello” antes de ser neutralizado por los policías que acudieron al lugar y que lo redujeron tras abatirlo a balazos, dejándolo herido grave. Una tercera víctima, una mujer de 44 años que logró huir hasta un bar cercano, pereció por “múltiples heridas de arma blanca”. Picard confirmó que el agresor, que permanece en un hospital, gritó al enfrentarse a los agentes allahu akbar (Alá es grande). En la iglesia, los investigadores hallaron una bolsa con pertenencias del agresor, entre otros un corán y otros dos cuchillos además del de 30 centímetros con el que perpetró el ataque. La Fiscalía Antiterrorista abrió una investigación por “asesinato con fines terroristas”, entre otros cargos.
Lo sucedido en Niza es un “ataque terrorista islamista”, sostuvo Macron. El atentado, que provocó una cascada de condenas nacionales —incluida la del Consejo Francés de Culto Musulmán (CFCM)— e internacionales, podría dar, además, un complicado giro político: el fiscal confirmó que el agresor es un inmigrante irregular recientemente llegado a Europa. “En el momento de su detención, portaba un documento de la Cruz Roja italiana diciendo que era ciudadano tunecino nacido en 1999. Las primeras investigaciones confirman su identidad”, explicó.
El joven entró en Italia vía Lampedusa el 20 de septiembre y, “en un segundo tiempo, desembarcó en Bari el 9 de octubre”. Los investigadores buscan ahora cómo llegó hasta Francia. No estaba en el radar de las fuerzas de seguridad. Desde el primer ataque islamista de las últimas semanas, a finales de septiembre ante la antigua sede de la revista satírica Charlie Hebdo en París, perpetrado por otro joven migrante paquistaní, la extrema derecha lleva reclamando más mano dura con la inmigración.
El primer ministro, Jean Castex, también condenó el ataque, “tan cobarde como bárbaro”, y aseguró que “la respuesta del Gobierno será firme, implacable e inmediata”. Para empezar, se ha elevado ya el plan de vigilancia antiterrorista a su máximo nivel, el de “emergencia de atentado”, reveló. Macron, por su parte, anunció que la Operación Centinela, el despliegue militar en todo el territorio decretado tras los atentados de 2015, será reforzada y pasará de 3.000 a 7.000 efectivos. El presidente prometió, además, que se protegerán “todos los lugares de culto, en particular las iglesias” en vísperas de Todos los Santos, así como los colegios con la vuelta a clase el lunes.
El Gobierno celebrará este viernes un nuevo consejo de Defensa centrado en los últimos ataques, que se producen en un momento especialmente sensible en Francia. Tras la decapitación del profesor Paty, el Gobierno reiteró su decisión de combatir el “separatismo islamista”, para lo que está preparando una ley que será presentada en diciembre.
Forenses de la policía francesa en el exterior de la basílica de Notre Dame, en Niza, tras ell atentado. En vídeo, las imágenes de la intervención policial y de la visita del alcalde de la ciudad, Christian Estrosi.
Radicalización
Esta misma semana, la justicia confirmó el cierre de una mezquita en las afueras de París sospechosa de radicalización decretada por el Gobierno, que ha ordenado también la clausura de una asociación humanitaria, BarakaCity, acusada de propagar “ideas que defienden el islamismo radical”. Según adelantó Macron, en la nueva reunión de Defensa se aprobarán “nuevas medidas” en el mismo sentido, que han provocado múltiples protestas en el mundo musulmán.
Con el asesinato de Paty, “el objetivo fueron la libertad de expresión y la libertad de enseñar. Hoy, con las víctimas de Niza, son la libertad de culto, y la de conciencia las que son atacadas”, sostuvo Castex. “Este es el tercer atentado desde el 25 de septiembre. Nos recuerda hasta qué punto la ideología mortífera del terrorismo islamista sigue viva y busca atacar nuestras libertades más esenciales, la libertad de expresión, de enseñar, de culto”, acotó el fiscal antiterrorista.
Macron llamó a la “unidad de todos”. En Francia “solo hay una comunidad, la nacional. Y quiero decir a todos nuestros ciudadanos, sea cual sea su religión, crean o no, que en este momento debemos unirnos y no ceder al espíritu de división”, apeló.
La jornada negra vivida por Francia no acabó en Niza. Poco después del ataque en esa ciudad, la Embajada francesa en Arabia Saudí confirmaba que un hombre había acuchillado a un guardia de su consulado en Yeda, la segunda ciudad del país, informa Ángeles Espinosa desde Dubái. Según la agencia estatal de noticias, SPA, tanto el autor, que fue detenido, como su víctima, cuya vida no corre peligro, son saudíes.
Además, a media tarde, las autoridades locales confirmaban la detención en Lyon de un hombre que portaba un cuchillo de 30 centímetros en las afueras de una de las estaciones de tren de la ciudad. Según la Agencia France Presse, se trata de un afgano de 26 años que, de acuerdo con fuentes de la investigación, se disponía a “pasar a la acción” y a atacar a viandantes. El hombre, que estaba en el radar de las fuerzas de seguridad por su radicalización, está en detención preventiva.