Vecinos de la comunidad de Santa María Ahuacatitlán señalan que son 15 hornos instalados, algunos a menos de 80 metros de la zona poblada, por lo que el humo invade las inmediaciones del paraje El Monasterio y los habitantes reportan ya problemas de salud.
Por Héctor Raúl González
Un proyecto de instalación de hornos de carbón vegetal, autorizado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), presuntamente ha provocado enfermedades respiratorias a decenas de habitantes del norte de Cuernavaca, Morelos, denunciaron vecinos del lugar.
Según los vecinos de la comunidad de Santa María Ahuacatitlán, en la capital morelense, desde hace cinco semanas, comuneros de ese poblado comenzaron a instalar los hornos y, desde entonces, el humo invade las inmediaciones del paraje El Monasterio.
“Estamos viviendo una afectación muy grande a la salud de todos los vecinos, todas las personas que vivimos alrededor, porque están haciendo estos hornos de carbón, son cuantiosos y están ubicados en un lugar que es una especie de cuenca en la que también, por la densidad de árboles de esta área, no permite que el humo se diluya, que el humo avance, y entonces se mantiene en nuestra colonia desde las cuatro de la tarde hasta las ocho de la noche con esta densidad”, dijo Nancy Galicia, una de las afectadas.
Los vecinos han detectado la instalación de 15 hornos, algunos de ellos ubicados a menos de 80 metros de la zona poblada.
El proyecto, aseguraron, está a cargo del Comisariado de Bienes Comunales de Santa María Ahuacatitlán.
“Este proyecto es autorizado por la Semarnat, está previsto para durar 10 años; entonces, tenemos esta inconformidad que en primera instancia está afectando en la salud de los pobladores; tenemos derecho a la salud, hablo de mi comunidad, de mis vecinos, de mis niños, de toda la gente que vivimos aquí”, expresó Magali Mateos, otra de las habitantes de la zona.
El denso humo generado por los hornos ha provocado padecimientos respiratorios entre los habitantes. Uno de los afectados es Jesús, un niño de 10 años que tuvo que ser hospitalizado con un cuadro de neumonía.
Una de las habitantes, Leonor Castillo, relató que su hijo, Jesús, es un niño discapacitado y tiene neumonía, y hay momentos en que “se priva”; luego de correr, se desmayó y su piel comenzó a notarse de color morado, por lo que decidió sacar una cita en el Hospital del Niño, ahí un doctor especializado le comentó que al menor le está haciendo daño el humo en los pulmones.
El paraje El Monasterio forma parte del llamado Bosque de Agua, dentro del Corredor Biológico Ajusco-Chihinautzin, una zona protegida tanto por las autoridades, como por los vecinos, quienes desde la década de los 90 se han dedicado a reforestarla y conservarla.
El bosque está dañado, dicen.
“El bosque es la vida, tanto como el oxígeno, como el agua, porque esto es un bosque de agua; entonces, hay que cuidarlo, tanto las autoridades federales, como del pueblo, respeten la vida de todos porque esto nos está perjudicando, no tan solo a mí, hay mucha gente que ya se está enfermando”, comentó Modesta Castillo Hernández, comunera de 73 años que desde hace 25 se dedica a cuidar el bosque.
Los vecinos aseguran que no pretenden afectar a los comuneros ni enfrentarse con ellos.
Reconocen que la instalación de los hornos y la tala de árboles son la forma en la que se ganan la vida; sin embargo, pidieron que cambien esa actividad por una que sea sustentable y no afecte la salud de los pobladores.
“No tenemos nada en contra de las personas, que su trabajo, su vida, sus alimentos y el recurso económico lo obtienen de esta actividad, jamás, pero considero que hay actividades alternas que pudieran hacer sin alterar la salud de la comunidad”, dijo Nancy Galicia.
“No tenemos la intención de que el proyecto se elimine, más bien que se sustituya por alguna alternativa sostenible en donde la comunidad pueda tener el recurso para la subsistencia de sus familias, nuestro interés no es que no tengan ese recurso, nuestro propósito es que se detenga, porque todos tenemos derecho a la salud”, expresó Magali.
En las inmediaciones del paraje El Monasterio viven unas 200 familias.
El problema de salud pública que ha ocasionado la quema de los árboles es tal, que en una jornada médica se detectaron decenas de casos de problemas respiratorio.
Josué Larios, uno de los médicos que participó en una jornada médica en Santa María, explicó la situación con la que se encontró en la comunidad.
Luego de realizar una jornada médica en Santa María, empezó a percatarse de que, por ejemplo, de 10 pacientes, siete tenían problemas de tipo respiratorio.
“Me llamó la atención y, al principio, no me causó problema, pues por la situación de los fríos, la temporada, el propio Covid, pero después me empezó a llamar mucho la atención y empecé a hacer, dentro de mi historia, buscar un poquito de antecedente y contexto, lo que ellos referían es que en la zona norte, en un área en particular, estaban en un lugar donde había mucho humo y, entonces, empezó a tomar sentido todo esto”, contó.
En medio de la pandemia de Covid-19, tanto a los pobladores como a los médicos que los atienden, les preocupa las afectaciones que el humo puede llegar a ocasionar en su salud, sobre todo porque a decir de los vecinos el proyecto de los hornos de carbón está autorizado para operar durante 10 años.
“Estoy hablando por arriba del 50 por ciento de los casos atendidos en esta jornada fueron por problemas en vías respiratorias y la parte peculiar era que cuando empezamos a investigar resultó ser que era por el contacto con humo y esto, el contacto con humo, como está descrito en la literatura, puede ocasionar en el largo plazo enfermedades pulmonares severas, como puede ser EPOC. Si para un paciente sano es muy complicado, tiene una afectación si lo exponen en un largo periodo de tiempo, imaginemos a un paciente con problemas pulmonares, como es consecuencia de Covid, saliendo de un padecimiento como Covid, por supuesto que va a tener problemas”, explicó el médico.
Además de la afectación en la salud, la operación de los hornos ha dañado un proyecto de ecoturismo impulsado por los vecinos, denominado “El Bosque de los Hongos Azules”, que consiste en recorridos familiares guiados por lugareños.
Debido al humo en la zona, turistas que han llegado para realizar el corredor biológico deciden retirarse para cuidar su salud.
Los pobladores afectados aseguran que insistirán a las autoridades ambientales que supervisen el proyecto y revisen su viabilidad, pues, además, la falta de técnicos especializados que participen en el proyecto ha derivado en la tala de árboles más allá de los trabajos de generación de carbón y que zonas recién reforestadas se destruyan por la caída de los árboles cortados.