El diálogo y la tolerancia política agitan Cuba

Benedicto XVI reza en una iglesia de Santiago de Cuba, el año pasado.
Benedicto XVI reza en una iglesia de Santiago de Cuba, el año pasado.OSSERVATORE ROMANO / REUTERS

Los obispos cubanos llamaron este sábado con ocasión de su mensaje de Navidad al acercamiento de posiciones encontradas. En un momento de creciente demanda social de entendimiento y libertad de expresión, doce prelados de la isla, entre ellos el cardenal Juan de la Caridad García Rodríguez, arzobispo de La Habana, piden que “la intolerancia dé paso a una sana pluralidad, al diálogo y a la negociación entre los que tienen opiniones y criterios distintos”. “Como pastores miramos a un pueblo cansado y agobiado”, lamenta la carta, que está dirigida a “todos los cubanos” y manifiesta preocupación por “las carencias materiales, el cansancio espiritual, la insuficiente economía personal, familiar y nacional” agravadas en los últimos meses por la pandemia.

La conferencia episcopal desgrana en una lista de deseos o buenas noticias las que considera las prioridades de Cuba. Además de que se abra paso la voluntad de diálogo, que “las cosas cambien para bien y en paz”; que “el agobio por conseguir los alimentos se convierta en un sereno compartir el pan cotidiano en familia”, y “que se evite la violencia, la confrontación, el insulto y la descalificación para crear un ambiente de amistad social y fraternidad universal, como nos invita el Papa Francisco”. El mensaje solicita también “que el anunciado reajuste de la economía nacional, lejos de aumentar las preocupaciones de muchos, ayude a que cada cual pueda sostener a su familia con un trabajo digno, con el salario suficiente y con la siempre necesaria justicia social”; “que los cubanos no tengamos que buscar fuera del país lo que debemos encontrar dentro; “que no tengamos que esperar a que nos den desde arriba lo que debemos y podemos construir nosotros mismos desde abajo”; y que “cesen todos los bloqueos, externos e internos”. La misiva propone por último “dar paso a la iniciativa creadora, a la liberación de las fuerzas productivas y a leyes que favorezcan la iniciativa de cada cubano”. “Así cada uno sentirá y podrá ser protagonista de su proyecto de vida y, de ese modo, la nación avanzará hacia un desarrollo humano integral”, siguen los obispos.

Estas demandas se producen en medio de las habituales campañas de difamación contra los críticos y después de que el Gobierno de Miguel Díaz-Canel anunciara un paquete de medidas económicas que regula la unificación monetaria y fija una tasa de cambio común en toda la isla de 24 pesos por dólar. A finales de noviembre se dio, además, un episodio especialmente significativo cuando decenas de artistas, intelectuales, profesores y jóvenes se citaron a las puertas del Ministerio de Cultura para exigir diálogo y el fin del hostigamiento a organizaciones críticas como el Movimiento San Isidro, cuya sede fue desalojada de forma abrupta por las autoridades durante un encierro.

Los obispos recuerdan que, en este contexto, “además de las propuestas de solución aportadas por las autoridades del país, se han expresado otras tantas, fruto del genuino amor y compromiso de los cubanos […]. Esta diversidad de sugerencias es riqueza y es signo de que Cuba es una sociedad emprendedora y rica en talentos”. “Nos parece que todas las propuestas deben ser escuchadas y atendidas”, continúa la carta, que se remite a las palabras de Jorge Bergoglio: “La falta de diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores, está preocupado por el bien común, sino por la adquisición de los beneficios que otorga el poder o, en el mejor de los casos, por imponer su forma de pensar”.


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