La UE y Reino Unido se enzarzan de nuevo en las negociaciones del post-brexit


La Unión Europea comenzó a blindarse el domingo frente al Reino Unido para intentar frenar la propagación de una nueva cepa del coronavirus, más contagiosa, detectada en las islas Británicas y a la que el Gobierno de Boris Johnson atribuye el repunte de casos de covid-19 en su país. El Ejecutivo neerlandés de Mark Rutte fue el primero en prohibir los vuelos procedentes desde el Reino Unido, desde el 20 de diciembre hasta el 1 de enero. A lo largo del día y durante este lunes, se habían sumado a vetos similares 20 países de la UE, entre ellos Alemania, Italia y Francia (temporalmente, durante 48 horas), y tres extracomunitarios: Suiza, Noruega y Rusia. El Gobierno de España descartó por el momento cancelar vuelos y anunció que reforzará en aeropuertos y puertos el control de verificación de pruebas PCR a las personas que lleguen del Reino Unido, mientras espera una decisión común para toda Europa.

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Ante la notificación de esta nueva cepa, el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha publicado este domingo una evaluación de riesgo y da por buenas las estimaciones del Reino Unido, que aseguran que puede ser un 70% más contagiosa. “Esta nueva variante ha surgido en una época del año en la que tradicionalmente se ha incrementado la mezcla familiar y social. En este momento, no hay indicios de una mayor gravedad de la infección”, señala en su informe. Insta a los países que secuencien los casos para detectar si corresponden a esta variante para alertar al sistema europeo de detección temprana y llama a evitar viajes y actividades sociales no esenciales.

La recomendación llega a cuatro días de Nochebuena, cuando la mayoría de las comunidades autónomas españolas ya tenía anunciado su plan de Navidad. La última fue Extremadura, el mismo domingo, que al superar la incidencia de 250 casos por 100.000 habitantes en 14 días canceló la flexibilización de las restricciones que tenía previstas, aunque seguirá permitiendo sentarse a la mesa a 10 personas en Nochebuena y Nochevieja siempre que sean “familiares, no allegados”.

El gabinete del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convocó el domingo una reunión de urgencia por videoconferencia con representantes de los 27 países de la UE para coordinar la reacción ante esta mutación. Se produjo un intercambio de información sobre las medidas que va a adoptar cada país respecto al cierre con el Reino Unido, la prohibición de vuelos u obligación de PCR. En otra reunión convocada para este lunes proseguirán los esfuerzos de coordinación. Es el mismo día que la Agencia Europea del Medicamento se cita para aprobar la vacuna de Pfizer.

El Gobierno español, que había solicitado la coordinación de los países miembros, se mostró el domingo contrario a tomar decisiones unilaterales por parte de los países. Fuentes del Gobierno explicaron que en la reunión de este lunes insistirán con el resto de países de la Unión Europea en “la necesidad de adoptar medidas coordinadas sobre los vuelos procedentes del Reino Unido”, aunque uno tras otro, hasta 16 Ejecutivos se fueron sumando a las restricciones a lo largo del día. España se limita a potenciar los controles de las pruebas en origen, una medida que el propio Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, ha tachado en varias ocasiones de poco útil. Mientras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pedía a sus miembros en Europa que “refuercen sus controles”, según indicó un portavoz de la filial europea del organismo a France Presse.

Elvis García, doctor en Salud Pública por la Universidad de Harvard, señala a EL PAÍS que el Gobierno español no debería esperar para cancelar vuelos con el Reino Unido y le parece insuficiente limitarse a pedir pruebas PCR. “El problema de esta nueva variante es que si se confirma que se propaga con más virulencia, la tercera ola podría ser mucho peor que la segunda, ya que el Gobierno se ha enrocado en lo de ‘salvar la Navidad’ flexibilizando horarios y manteniendo hostelería abierta. Si está alteración nos puede enseñar algo, es que el virus va por delante de nosotros y si no tomamos medidas más drásticas seguiremos a rebufo, es decir, tendremos más muertes”, señala.

José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, también señala que conviene “extremar las cautelas”. “Las medidas restrictivas deberían incrementarse y buscar si esa cepa está circulando o no en los lugares donde hay más interacción con británicos: Canarias, Baleares, Comunidad Valenciana, Andalucía (Costa del Sol) y Gibraltar, además prohibir los vuelos”, añade.

En la misma línea se manifiesta Alberto Infante, doctor y profesor emérito de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad-Instituto de Salud Carlos III de Madrid, quien cree que hay que examinar desde cuándo conoce el Reino Unido esta variante. “Si es desde hace unos pocos días, la cosa tiene un pase. Si es desde hace una semana o más, entonces la negligencia es seria”, apunta.

La nueva variante del coronavirus obligó al Reino Unido a endurecer las restricciones en Londres y otras zonas del sur del país. Esta cepa ya ha salido de las islas: un nuevo contagio fue detectado en Países Bajos. El ministerio holandés de Sanidad investiga ahora el origen de la infección. A la vista de la situación, el Gobierno prohibió los vuelos de pasajeros desde el Reino Unido hasta el 1 de enero e investiga si hay que ampliar las restricciones. Luego se sumaron Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Polonia, Portugal, República Checa, Rumania y Suecia. Grecia se limitó a anunciar una cuarentena a quienes lleguen de las islas. Suiza, Noruega, y Rusia, fuera de la UE, e Israel, Turquía, Marruecos, Canadá, Hong Kong, Argentina, Colombia, Perú y Chile, fuera del continente europeo, también anunciaron el veto a los vuelos.

El ministro de Exteriores italiano, Luigi Di Maio, comunicó el cierre de su país al Reino Unido en Twitter: “Como Gobierno tenemos el deber de proteger a los italianos y por esa razón, tras haber avisado al Gobierno inglés, estamos a punto de firmar una medida con el ministro de Sanidad para suspender los vuelos con Gran Bretaña. Nuestra prioridad es proteger Italia y a nuestros connacionales”.

A la espera de acuerdo

El cerrojazo fronterizo abre una incógnita sobre la estrategia sanitaria de la UE, que durante la segunda ola había logrado mantener abiertas las comunicaciones entre los Estados miembros y evitar el caos en el transporte de pasajeros y de mercancías vivido durante la primera ola. A efectos de transporte, Reino Unido sigue siendo de facto miembro de la UE hasta el 31 de diciembre, por lo que el veto a sus vuelos y trenes podría anticipar una escalada de prohibiciones si la tercera ola se precipita o golpea de forma más virulenta de lo esperado.

El aislamiento del Reino Unido por avión, barco y tren coincide con la recta final de las negociaciones sobre un acuerdo comercial para evitar una drástica ruptura el próximo 31 de diciembre, cuando expira el período de gracia pactado tras la salida del país de la UE el pasado 31 de enero. El Ejecutivo de Johnson se topa así con una tormenta perfecta, provocada por el coletazo definitivo del Brexit y por el último zarpazo del virus SARS-Cov-2.

Hasta ahora, a falta de la resolución que tome en la reunión de hoy, la Comisión Europea ha urgido a los socios comunitarios a evitar en la medida de lo posible restricciones al movimiento que agravarían el enorme impacto económico de la pandemia. El organismo comunitario recomienda que no se prohíba la entrada de ningún pasajero, ni siquiera a los procedentes de zonas clasificadas como de alto riesgo a efectos de la propagación del virus. Bruselas cree que en esos casos debe imponerse un test a la entrada del país o imponer una cuarentena.

La UE en cambio se mantiene cerrada a los viajeros procedentes de terceros países, salvo en caso de visitas consideradas imprescindibles o que procedan de la lista de los llamados países seguros, en la que solo figuran, de momento, un puñado de países (Australia, Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda, Ruanda, Singapur y Tailandia). Reino Unido, precisamente, podría convertirse el próximo 1 de enero en un país tercero e inseguro (es decir, con la entrada prohibida en la UE) si las negociaciones en marcha en Bruselas para un acuerdo comercial no llegan a buen término.

Con información de Carlos E. Cué, Isabel Ferrer y Enrique Müller.

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