Camiones y vehículos profesionales comenzaron a atravesar el canal de La Mancha en las primeras horas de este miércoles, después de 48 horas de bloqueo en el puerto inglés de Dover, con la reapertura la pasada medianoche de las fronteras entre el Reino Unido y Francia. La tensión de muchos conductores atrapados en la isla desde hace ya casi tres días ha provocado los primeros enfrentamientos con la policía en las instalaciones portuarias, mientras crece la irritación entre los miles de transportistas que permanecen retenidos en el aeropuerto de Manston. París había bloqueado el paso el domingo para detener la propagación de la nueva cepa de coronavirus detectada en territorio británico. Será un desenlace lento de una situación que en las últimas horas del martes ya se había vuelto caótica. El cierre de la frontera dejó interrumpidas las rutas de carga entre el país y la UE, así como a miles de conductores varados en el sureste del Reino Unido, a tan solo unos días de la Navidad.
Frente a las previsiones iniciales de las autoridades británicas de que podían llegar a acumularse unos 2.500 camiones, al final han resultado ser unos 4.000 los que aguardan su turno, según el Gobierno británico, o unos 8.000, justo el doble, según la Asociación de Transportistas por Carretera. La divergencia responde a que muchos vehículos han estacionado por todo Kent, pero sin entrar a las zonas de aparcamiento preparadas con urgencia. “Aquí las protestas han aumentado y la gente está nerviosa. Han cortado ya la carretera de acceso al aeropuerto, después de seguir metiendo camiones toda la noche. Han llegado a doblar el número de vehículos aparcados”, cuenta en la mañana de este miércoles a EL PAÍS Jesús Martínez, un conductor de Murcia que lleva ya varios días atrapado en el colapso del aeropuerto de Manston, cerca de Kent, y acondicionado como aparcamiento provisional. “A partir del mediodía han comenzado a pasar por las cabinas, para hacer un test de boca y nariz. Si a la media hora el resultado es negativo, pueden registrarlo en una página web y dirigirte ya hacia el puerto”, explica Martínez.
Daniel Mihaylov, de 30 años, búlgaro afincado en España, lleva también casi tres días atrapado en el mismo laberinto. Trabaja para el Grupo Mazo, de Alcira (Valencia). Descargó un cargamento de naranjas y mandarinas cerca de Londres a primera hora del domingo. “Estaba a menos de un kilómetro y medio del puerto de Dover, y ya había hablado con aduanas y policía. De repente me ordenaron desviarme al aeropuerto de Manston, y me dieron un código con el que supuestamente alguien me haría un test del virus. Hasta ahora”, relata con resignación. Hasta 40 filas de camiones en una pista de cinco kilómetros de largo. Solo la lluvia, que aparece a ratos, calma los ánimos de muchos conductores que han abandonado sus vehículos y han comenzado a bloquear la carretera circundante. “Cuando hablas con los policías, intentan convencernos de que están de nuestro lado, y que la culpa la tienen los franceses, que no nos dejan salir”, dice Daniel, convencido de que las responsabilidades del caos están más bien repartidas.
Al menos hasta el próximo 6 de enero, solo podrán entrar en Francia los conductores de camiones y los ciudadanos o residentes franceses y de la UE con una razón esencial para viajar que muestren un resultado negativo en la prueba de covid-19 con menos de 72 horas de antigüedad. El ejército británico se ha desplegado para colaborar en la realización de los test, aunque el ministro de Vivienda británico, Robert Jenrick, reconoció en la cadena Sky News que el atasco continuará aún varias jornadas.
Los primeros vehículos llegaron al puerto francés de Calais sobre las tres y media de la mañana, cuando los camiones empezaron a salir del transbordador que partió de Dover después de la medianoche. Según el diario regional La Voix du Nord, las autoridades observaron también a lo largo de la madrugada el paso de algunos automóviles. Durante la noche había unos 3.000 camiones a la espera de atravesar el canal en transbordador.
A su vez, el tráfico de trenes en el Eurotúnel para pasajeros comenzó poco después de la medianoche. Las naves para camiones no empezaron a salir hasta las siete de la mañana, hora local, por lo que de momento el tráfico en el lado francés es fluido, aunque las autoridades regionales no descartan activar más adelante planes de gestión para facilitar la circulación en las carreteras. Los trabajadores que deben cruzar la frontera pueden recurrir a test rápidos de antígenos en lugar de los PCR. Las autoridades francesas podrían además hacer muestras aleatorias de la mercancía.
Bruselas pidió este martes que se anularan las prohibiciones adoptadas por varios países a los vuelos procedentes de territorio británico. El organismo comunitario recomienda que se limiten los viajes no esenciales con destino o procedencia en la isla, pero recuerda que los Estados miembros no pueden negar la entrada de forma generalizada a ciudadanos de la UE (los británicos lo son hasta el 31 de diciembre) y que tampoco se pueden adoptar suspensiones generalizadas del transporte aéreo o ferroviario.
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