Una jueza canadiense determinó este lunes que Omar Khadr, un canadiense que fue capturado por Estados Unidos en Afganistán cuando tenía 15 años y pasó casi una década en Guantánamo, ha cumplido su condena y puede viajar libremente sin solicitar permiso.
Khadr fue condenado en 2010 por un tribunal militar estadounidense a ocho años de prisión por la muerte en 2002 del sargento Christopher Speer en un combate en Afganistán entre soldados estadounidenses y Al Qaeda.
El joven, que fue acusado de crímenes de guerra por Estados Unidos, fue repatriado a Canadá en 2012 tras pasar casi 10 años encarcelado en la prisión de la base naval estadounidense de Guantánamo (Cuba), para cumplir el resto de su condena.
En mayo de 2015, un tribunal canadiense decidió concederle la libertad condicional al considerar que Khadr no era una amenaza ni para la sociedad ni para las relaciones de Canadá con otros países, pero restringió su capacidad de viajar y relacionarse con otros miembros de su familia.
Técnicamente, el tiempo en libertad condicional no le computa a Khadr como parte de su sentencia de ocho años, pero la jueza Mary Moreau decidió este lunes que le cuente, por lo que el antiguo residente de la prisión de Guantánamo ha terminado su condena y no está sujeto a las restricciones impuestas.
El abogado de Khadr, Nate Whitling, declaró que ahora se concentrará en la anulación de la condena de ocho años de prisión al considerar que su confesión fue obtenida bajo torturas.
Khadr, uno de los hijos de Ahmed Said Khadr, un canadiense de origen egipcio que murió en 2003 en Pakistán durante un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad del país y que está considerado como uno de los miembros fundadores de Al Qaeda, declaró su satisfacción tras la decisión de la jueza Moreau.
“Estoy contento”, dijo Khadr a los medios de comunicación en las puertas del tribunal de la ciudad de Edmonton.
“Ahora me voy a tratar de concentrar en mi recuperación y no tener que preocuparme por regresar a la prisión”, añadió.
Omar Khadr, que nació en 1986 en Toronto, resultó malherido en la batalla en Afganistán en la que supuestamente arrojó una granada que acabó con la vida del sargento de las fuerzas especiales de Estados Unidos Christopher Speer.
Khadr fue el único superviviente del grupo de combatientes de Al Qaeda y recibió varios disparos por la espalda, que lo dejaron malherido.
Tras ser transportado a la base afgana de Bagram, Khadr fue interrogado de forma repetida mientras era tratado de las heridas que sufría en el tronco y la cara.
Cuando todavía tenía 15 años, fue trasladado a la prisión de Guantánamo, donde agentes estadounidenses y canadienses continuaron los interrogatorio, que sus abogados calificaron como sesiones de abusos y tortura.
Durante años, Canadá se negó a repatriar a Khadr hasta que en 2010, después de que la ONU solicitase su liberación al considerarlo un “niño soldado”, Ottawa fue obligada a aceptar al joven, entonces el último prisionero occidental que permanecía en Guantánamo.
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