El matrimonio de Kim Kardashian y Kanye West no pasa por su mejor momento. Después de seis años y medio casados y cuatro hijos en común, la unión entre la estrella televisiva, empresaria y activista y el músico y aspirante a la presidencia de Estados Unidos en las últimas elecciones parece tambalearse, tanto como para que ambos hayan decidido tomarse un pequeño respiro el uno del otro.
De ahí que medios estadounidenses publiquen ahora que la pareja ya no vive junta, pero que por el momento no están planteándose el divorcio, una idea que sobrevoló el pasado verano. “Kim tiene trabajo y proyectos que son muy importantes para ella, y Kanye tiene los suyos propios”, ha confesado una fuente cercana a la pareja a la revista People. “Sus vidas no coinciden demasiado”. Ni Kardashian, de 40 años, ni West, de 43, han dicho nada al respecto por el momento.
La fuente afirma que “Kim parece muy feliz”, y que está “muy centrada en su trabajo y en sus causas humanitarias”. La empresaria sigue los pasos de su padre, el abogado Robert Kardashian, y está estudiando la carrera de Derecho para ayudar a presos que han sido encarcelados por motivos injustos. Estos últimos días ha intentado luchar para conmutar la sentencia del preso Brandon Bernard, que fue finalmente ejecutado el pasado jueves. “Ella cree firmemente que puede lograr un cambio respecto a la reforma de las prisiones”, asegura esa fuente. “Es su pasión, su familia está muy orgullosa de ella”, afirma la misma fuente.
El distanciamiento de West llega por su faceta profesional, pero también por los recientes problemas a los que se ha visto sometido el músico, que sufre desde hace años un trastorno bipolar. A mediados del mes de julio, el rapero protagonizó su primer acto de campaña como candidato presidencial donde se le vio emocionado a la vez que enfadado, decidido y también a la deriva. Vestido con un chaleco antibalas con la palabra “seguridad”, dio un discurso lleno de incoherencias.
En su charla de North Charleston, en Carolina del Sur, West se puso a llorar al recordar cómo su padre trató de interrumpir el embarazo de su madre y que él pensó en hacer lo mismo cuando su esposa, Kim Kardashian, se quedó encinta. “Casi maté a mi hija”, dijo, en referencia a su hija mayor North West. Según su mesiánico discurso fue un mensaje de Dios el que lo detuvo. Entre otras perlas del discurso, afirmó que “disparar pistolas es divertido” y que si la gente dejara de tener armas, otros países podrían invadir EE UU y así “esclavizar” a sus habitantes.
Su deriva hizo que llegar a decir que su esposa quería encerrarle en un centro psiquiátrico. El día después de su mitin publicó una serie de mensajes en sus redes sociales donde decía “Kim ha intentado traer a un doctor para encerrarme con un doctor”; “Kim está intentando volar a Wyoming con un médico para encerrarme […] porque lloré ayer cuando conté que quería salvar la vida de mis hijas”; o “Si me encierran como a Mandela todos sabréis por qué”. Aunque también decía: “Amo a mi mujer. Mi familia debe vivir junto a mí”.
Kardashian contestó a esos mensajes, asegurando que tenía que alzar la voz a causa del “estigma y los conceptos erróneos sobre la salud mental”. Entonces afirmó que su esposo era una persona “brillante, pero complicada”, y que tenía“la presión de ser un artista y un hombre negro, experimentó la dolorosa pérdida de su madre, y tiene que lidiar con la presión y el aislamiento que aumenta su trastorno bipolar”.
La defensa de Kardashian a su esposo se interpretaba como un escudo público, pero también como una forma de blindar su vida privada, evitar el boicot e intentar que no se hablara de ellos. Hubo fuentes que hablaron de que ella se sentía “atrapada” y que no sabía hacia donde enfocar su vida en común. Pero los rumores de una posible separación se hicieron cada vez más fuertes, observando que Kardashian pasaba tiempo con sus cuatro hijos, su madre y hermanas y quizá no tanto con West. Ahora esas pesquisas parecen confirmarse, con West viviendo de forma casi continua en su rancho de Wyoming mientras ella hace vida con los niños en California.
Para saber si habrá un divorcio o no habrá que esperar, pero no parece probable. Aunque haya distanciamiento físico ellos siempre han querido demostrar su amor. Pero el amor va más allá de los sentimientos e incluso de sus hijos. Juntos tienen negocio, juntos conforman una pareja poderosa y juntos se les verá, muy probablemente, en el nuevo reality que la familia protagonice en Hulu y Star+, canales de Disney, con quienes han firmado un contrato. Solo con sus idas y venidas de los últimos meses da para más de una temporada.
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