El Kremlin intenta evitar a toda costa las protestas en apoyo a Alexéi Navalni. Las autoridades rusas han exigido a las principales redes sociales que bloqueen los mensajes y vídeos que llaman a manifestarse este sábado por la liberación del destacado opositor ruso. El disidente fue arrestado el domingo pasado al regresar a Rusia tras recuperarse en Alemania de un ataque con veneno este verano en Siberia. El regulador de telecomunicaciones advierte de que las manifestaciones no están autorizadas y ha amenazado a TikTok, Facebook, Instagram, Facebook o Vkontakte con duras multas y con vetarles en Rusia. Además, la policía rusa ha detenido este jueves a varios colaboradores del activista.
La oleada represiva a la oposición se ha intensificado. Además de las detenciones de la abogada y política Lyubov Sobol y otros aliados cercanos a Navalni, acusados de incitar a las protestas, las autoridades registraron los domicilios de varios de sus colaboradores y de las oficinas en distintas partes del país del fondo anticorrupción que lidera el activista y que el martes publicó una extensa investigación sobre un supuesto palacio multimillonario propiedad del presidente ruso, Vladímir Putin, y pagado con fondos fraudulentos. La fiscalía ha apercibido a 23 personas sobre la convocatoria a las protestas. Aislar a los líderes: otra mano habitual del libro de jugadas del Kremlin para tratar de disuadir las movilizaciones y desinflarlas antes de que se produzcan; también para probar los ánimos y el grado de apoyo social.
“Tenemos todos los fundamentos legales para acusar de delitos menores antes el evento a todos aquellos que [lo promuevan] en persona, online y por escrito”, ha recalcado el viceministro del Interior, Alexander Gorovoy, que aseguró que “los ánimos de protesta” se alientan desde el extranjero y que vinculó las convocatorias en apoyo a Navalni, que cumple 30 días en prisión preventiva en espera de una vista judicial que podría imponerle una sentencia de varios años, con las protestas contra el fraude electoral en Bielorrusia. “Muchas partes interesadas del exterior intentan sacudir la situación este año en un ciclo político importante”, declaró Gorovoy en una reunión de Interior, citado por la agencia Interfax.
En 2021, con el nuevo paquete de leyes aprobado en diciembre por el presidente Putin, el derecho a la manifestación está todavía más restringido y las penas para quienes convoquen y participen en las protestas no autorizadas son más duras.
Pese a esto, los vídeos y mensajes en apoyo a Navalni han inundado las redes sociales, donde las etiquetas “23 de enero” (por las protestas previstas para el sábado), “liberad a Navalni” y similares acumulan unos 200 millones de visionados.
De ahí la advertencia de las autoridades a las principales redes sociales, especialmente por difundir mensajes destinados a “involucrar a adolescentes en actividades ilegales”. Una infracción administrativa que está penada con cuatro millones de rublos (unos 44.500 euros) o el 10% de los ingresos anuales en Rusia de la compañía. En TikTok, cientos de vídeos muestran a adolescentes retirando las tradicionales fotografías de Putin que presiden las aulas rusas o sustituyendo esas imágenes por una instantánea de Navalni. En un raro gesto, varias destacadas figuras del deporte rusas, como Igor Denisov, excapitán de la selección nacional de fútbol, mostraron su apoyo al opositor en las redes sociales.
El político, abiertamente nacionalista, que ha ganado popularidad en los últimos años con investigaciones sobre la corrupción y escándalos de la élite política y económica rusa, tiene mucho tirón entre los jóvenes, con los que conecta especialmente bien por su uso de las redes sociales y su canal de YouTube, en el que publica vídeos como el difundido por su equipo el martes, en el que el opositor ahondó en el supuesto palacio de Putin en el Mar Negro, de un tamaño equivalente a 39 veces el Principado de Mónaco, que ha costado 1.200 millones de euros y tiene hasta una pista de hockey. Un video que acumula 44 millones de visionados en 48 horas.
Como antesala para un año decisivo para la política en Rusia, donde se prevén elecciones a la Duma estatal en septiembre, las advertencias sobre acudir a las protestas van más allá y varias universidades públicas y centros de estudios han advertido a sus estudiantes de que podrían enfrentarse a una expulsión si participan en las movilizaciones no autorizadas. En algunos centros, como en la Universidad Estatal de Bashkiria, han hecho de este sábado un día lectivo y de asistencia obligatoria.
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