Armando Cano elaboraba dulces típicos y, antes de la pandemia, en su triciclo colocaba las cacerolas de dulces y los ofertaba frente al palacio municipal de Juchitán.
Por Diana Manzo
Juchitán, Oax.- Armando Cano, mejor conocido como “Mandu” Cano, icono de la sociedad muxe zapoteca y famoso por la elaboración de dulces típicos del Istmo de Tehuantepec, falleció a los 76 años en su natal Juchitán, Oaxaca, confirmaron familiares y amigos.
“Mandu” elaboró dulces tradicionales de papaya, calabaza, chilacayota, limón con coco y otros ingredientes por más de 50 años y además gozó del reconocimiento social por ejercer a plenitud y con total libertad su sexualidad; vivió con su pareja, Jorge, por varias décadas en su casa en la octava sección de esta ciudad oaxaqueña.
Su cabellera esponjada, sus holgadas camisas, su pantalón de tela suave y sus huaraches lo caracterizaban. Antes de la pandemia, en su triciclo colocaba las cacerolas de dulces y los ofertaba frente al palacio municipal de Juchitán.
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En el sismo de 2017, su vivienda colapsó y recibió apoyo de diversas organizaciones, quienes le ayudaron a reconstruirla.
Su sobrina Maritza Cano recuerda que su tío abuelo era una persona noble y simpática. Añadió que el médico le informó que su glucosa se alteró, además de que sus riñones ya no funcionaban adecuadamente.
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“Estamos muy tristes con la muerte de mi tío abuelo, lo quisimos tanto, se va un grande de Juchitán, un hombre muy trabajador, que dormía tarde y se levantaba muy temprano”.
Felina Santiago, activista muxe y representante del colectivo “Autenticas intrépidas buscadoras del peligro”, reconoció que Armando fue un gran hombre y un “ejemplo a seguir como los muxes de antaño”.
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“Armando Cano fue un amigo muy respetado, todas las muxes le decíamos “Tío Mando”. A veces le llevábamos despensa, siempre estaba acompañado de su compañero de vida, Jorge, y él le ayuda a elaborar dulces y lo llevaba por todos lados”.
Añadió que “Mandu” era un muxe ejemplo de lo que es la libertad y la diversidad sexual, por eso es respetado, y se le recordará como un icono de la muxeidad, del trabajo y de la gente dedicada en Juchitán.
