Tras la pandemia, “el mundo no va a volver ser como era”, ha advertido este lunes el presidente chino Xi Jinping en su alocución al Foro Económico Mundial (WEF, en sus siglas en inglés). Y los expertos parecen darle la razón. La crisis provocada por la covid-19 va a acelerar las desigualdades económicas, la posición de dominio de las grandes tecnológicas y el trabajo a distancia, según subrayan los economistas de Davos. Unas tendencias que van a dar paso a una nueva era en términos de política fiscal, monetaria y de competencia así como a una mayor presencia del sector público en la economía. Son las principales conclusiones del informe de perspectivas de los economistas jefes consultados por el WEF, publicado este lunes.
Hay otras tendencias que también se han podido observar en el último año como una cierta desglobalización, que ya se había iniciado antes de la pandemia, o la creación de cadenas de suministro alternativas para reducir la dependencia, especialmente de China. Pero estos, a su juicio, serán cambios temporales que difícilmente van a permanecer.
Los economistas se declaran impresionados por la velocidad y la escala de la respuesta fiscal a la pandemia, con aproximadamente 10 billones de dólares desembolsados por los Gobiernos del G20 en medidas de estímulo y de emergencia. “Sin embargo, según vaya cogiendo ritmo la campaña de vacunación, la segunda mitad de 2021 sería el momento para ir transitando del gasto de emergencia a programas con objetivos concretos de crecimiento”, apuntan.
“La mayoría cree que adoptar medidas para reducir el significativo monto de las deudas acumuladas en el último año puede esperar a 2024 o incluso más allá”, apuntan los expertos. Los datos, recuerda el informe, apuntan a que en muchos países la deuda pública ha alcanzado niveles no vistos desde la Segunda Guerra Mundial.
Algo parecido a lo que ha defendido también en el Foro Económico la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que augura un 2021 en dos fases, hasta que la vacunación vaya generando cierta inmunidad. Y aunque la crisis ha traído cambios positivos, como la acelerada digitalización de la economía o la renovada importancia de la lucha contra el cambio climático, también ha abierto una brecha en términos de empleo para los trabajadores no cualificados, las consecuencias de los confinamientos aún se dejan sentir y la inversión en innovación se ha desplomado.
Retrasada, no descarrilada
“Todavía tenemos que cruzar el puente de la recuperación, pero el camino se está retrasando, no ha descarrilado”, apuntaba. En ese contexto la política fiscal tiene que jugar un papel dominante para apoyar los sectores afectados por la pandemia y la política monetaria debe garantizar que las condiciones de financiación siguen siendo favorables, ha insistido la presidenta del BCE.
A partir de ahí, ha apuntado el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, hay que empezar a pensar en el futuro e invertir en las nuevas tecnologías, claves en la salida de la crisis. “Tenemos que pensar en qué tipo de economía queremos construir, una economía que sea sostenible y que reduzca las desigualdades”, ha subrayado. Incluidos cambios fiscales, como la tasa digital, para poder financiar esas políticas.
En el caso de Estados Unidos, el presidente de Goldman Sachs, David Solomon, cree que aún no ha llegado a ese punto, que la primera economía mundial necesita más estímulos, en línea con los planes presentados por la nueva Administración de Joe Biden, dado el elevado grado de incertidumbre que existe en torno a la evolución de la pandemia. Eso sí, Solomon, como la mayoría de los empresarios e inversores estadounidenses que han participado en la primera jornada de este Davos virtual, ha insistido en la importancia de los acuerdos entre los dos grandes partidos políticos para sacar adelante los programas de gasto y asentar la recuperación. “Es importante apostar por programas que pongan el dinero donde realmente se necesita”, ha insistido Solomon.
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