El FMI enfría las previsiones del Gobierno al anticipar este año un rebote menor del esperado


Una de las actividades que la pandemia ha triturado con más rapidez es la de hacer predicciones. La fuerza destructora del coronavirus convierte en papel mojado cualquier previsión económica casi al ser publicada. Y, sin embargo, estos cálculos siguen siendo de interés por mostrar hacia dónde sopla el viento. El FMI acaba de descafeinar la tan ansiada recuperación de este año en España: ya no anticipa un repunte del PIB del 7,2% —como hacía en octubre, igualando las previsiones del Gobierno—, sino un mucho más tímido 5,9%. La rebaja es, después de la de Italia, la más pronunciada de entre las grandes economías del euro.

Sobre lo ocurrido el año pasado, la mejor evolución del segundo semestre permite al Fondo Monetario Internacional mejorar sustancialmente su anterior pronóstico: el desplome en 2020 fue muy intenso —del 11,1%, sin parangón entre las grandes economías del mundo—, pero no tanto como el organismo anticipaba en octubre, del 12,8%.

Ángel Talavera, de Oxford Economics, apunta que la rebaja del FMI al crecimiento español para este año se explica en gran parte por la mejora para 2020. Pese a que se trate de un efecto estadístico, Talavera cree que en el fondo estas nuevas cifras apuntan en la dirección correcta, ya que los confinamientos vuelven a lastrar la actividad, y por lo tanto todas las casas de análisis están revisando sus cifras a la baja. “Es muy pronto para decir qué va a pasar con el verano, pero la Semana Santa ya se da por perdida”, concluye. El Gobierno, por su parte, resta importancia a las peores previsiones del FMI. La ministra portavoz, María Jesús Montero, subrayó que esos cálculos no tienen en cuenta lo ocurrido en el cuarto trimestre. También reivindicó que, pese a todo, el organismo pronostica una expansión del PIB “superior a la del resto de la zona euro”.

De entre todas las grandes economías del mundo, la española fue la que más sufrió el golpe mayúsculo del coronavirus. Frente al desastre de asistir en 2020 a una caída del PIB del 11%, el Gobierno se aferra a los fondos europeos y al despliegue de la vacuna para justificar un rebote este año que compensara, aunque solo en parte, el batacazo del año anterior.

La vicepresidenta Nadia Calviño anunció el pasado octubre que prevé para este año un rebote de la economía del 7,2%, un porcentaje que podría aumentar hasta el 9,8% si lograra ejecutar con éxito las ayudas europeas de casi 30.000 millones de euros que aspira a recibir este año. Eso fue lo anunciado en octubre. Pero ahora, una vez comprobado que la tercera ola de la pandemia está siendo más destructiva de lo esperado y que la vacunación no va tan rápido como debería, Calviño mantiene su discurso. El pasado 14 de enero, en un acto ante más de 200 inversores internacionales, la vicepresidenta y ministra de Economía insistió en el compromiso del Gobierno de que 2021 sea el año de la “recuperación y transformación”, con un crecimiento del 7% sin contar los fondos europeos. Las previsiones del FMI sirven ahora como un baño de realidad ante la dureza de la crisis.

En estas circunstancias, predecir lo que va a pasar a dos años vista parece casi un ejercicio de ciencia ficción. Pese a las evidentes dificultades, el FMI también lanza su pronóstico para 2022, año en el que España mejoraría un par de décimas su registro, con un alza del PIB del 4,7%. De cumplirse estos pronósticos, a finales del próximo año la economía española aún estaría a más de un punto porcentual de distancia para recobrar el nivel previo a la pandemia.

Las diferencias entre países también son muy marcadas en la zona euro. Mientras Alemania ya estaría a finales del próximo año con un PIB claramente superior al de finales de 2019, Francia se quedaría ligeramente por debajo. E Italia sería la peor parada, con un camino por recorrer de más de tres puntos porcentuales para volver a su nivel prepandémico. La diferencia con España es que, pese a haber caído menos en 2020, sus tasas de crecimiento para 2021 y 2022 son bastante más modestas que las previstas para la economía española.

La actualización de enero del informe sobre perspectivas económicas que elabora el FMI está llena de claroscuros. El organismo que encabeza Kristalina Georgieva mejora sus previsiones para la economía mundial, que, si nada se tuerce, crecerá este año un 5,5%, y el próximo un 4,2%.

EE UU despunta

Pero la alegría va por barrios. Mientras Estados Unidos toma carrerilla, la zona euro pierde impulso. “Países como EE UU o Japón tienen más margen para actuar que Europa. Allí, la política fiscal y la monetaria están mucho mejor acompasadas”, explica Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas. El Fondo estima en 22 billones de dólares (unos 18 billones de euros) las pérdidas que el coronavirus ocasionará en todo el mundo entre 2020 y 2025.

El FMI anticipa menor crecimiento para todos los países de la UE de lo que hacía en octubre, pero dos sobresalen con un castigo de mayor envergadura: Italia, que retrocede 2,2 puntos respecto a octubre, y España, que cae 1,3. El Reino Unido, fuera ya por completo del club europeo, sufre un retroceso parecido.

Las peores perspectivas de los analistas retrasan una vez más el momento en el que la economía vuelva a su nivel previo a la irrupción del coronavirus. “Las pautas de recuperación varían de una zona geográfica a otra. Prevemos que Estados Unidos y Japón sean capaces de recuperar en la segunda mitad de este año el nivel de PIB de finales de 2019, mientras que en la zona euro y el Reino Unido la actividad seguirá por debajo de ese umbral a lo largo de 2022”, asegura la actualización de informe presentada el martes.

Las perspectivas del FMI son también peores que las del Banco de España, que el pasado diciembre enfrió algo las previsiones del Gobierno al anticipar un crecimiento del PIB este año del 6,8% en su escenario central, aquel en que la “la distribución a partir del comienzo de 2021 de una solución médica efectiva permitiría una reducción gradual de las medidas de contención hasta su desaparición plena al inicio de 2022”. Este crecimiento podría quedarse en un tímido 4,2% en un escenario más adverso o dispararse hasta el 8,6% si la situación socio-sanitaria va mejor de lo esperado, según las distintas predicciones hechas por el organismo que encabeza Pablo Hernández de Cos. “La clave aquí está en lo que ocurra en el verano. Si para entonces hay un nivel suficiente de población vacunada, el rebote de la economía será importante. Pero estamos viendo problemas en el ritmo de vacunación. Y los ingresos que España tendría por la temporada turística del verano son mucho mayores que toda la ayuda europea que pueda llegar”, cierra Torres.


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