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El sistema ya ha mostrado esta dualidad antes: cuando se llega al máximo en el número de casos y estos empiezan a bajar, aún tarda en descender el número de fallecidos. Es justo lo que ofrecen los datos de este martes. Los diagnósticos comunicados (algunos de días anteriores) son 36.435, al nivel de los registrados el 19 de enero, hace justo una semana, y ya lejos de los 44.357 del jueves pasado, 21 de enero. Es una señal clara de que, como dijo el lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, esta nueva ola ha llegado a una meseta de la que se espera que empiece a bajar.
La mejoría está en sus primeros pasos, y todavía no llega a otros parámetros, como la incidencia acumulada en 14 días por 100.00 habitantes, que llega en este informe a 894,91. La semana pasada, especialistas que siguen muy de cerca esta evolución, como José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, vaticinaron que se llegaría a 900. Ya casi se está ahí. Este indicador, al recoger la tendencia de dos semanas, todavía tardará algo en bajar. De momento, lo que se ve es que el aumento es más lento: un 25% en una semana, cuando hace una semana subía a ritmos del 60%.
El pico también se nota en otro indicador: de los 2.629.817 positivos comunicados, prácticamente el 10%, 259.075, corresponden a los últimos siete días.
Esta ligera mejoría no llega en absoluto al número de muertes. Las 591 comunicadas en 24 horas, son la mayor cifra desde la primera ola, la que acabó en junio de 2020. En total ya van 56.799 en este registro que solo incluye los casos con diagnóstico de covid confirmado, lo que explica su diferencia con cifras como las que da el Instituto Nacional de Estadística, de unas 80.000 muertes relacionadas con el coronavirus.
Los indicadores hospitalarios siguen batiendo récords en esta tercera ola. De las camas de los servicios generales, el 24,10% están dedicadas a personas con covid. Son 30.815 ingresados, 6.630 más que hace una semana. Y en las UCI la situación es aún peor. El 41,27% de las camas las ocupan enfermos de coronavirus. Son 4.433 (3.416 hace una semana). Hay que tener en cuenta que si los servicios sanitarios no hubieran improvisado espacios para los enfermos más graves hasta más que duplicarlos, esos casi 4.500 pacientes habrían ocupado toda la dotación disponible de intensivos que había en el momento de estallar la pandemia.
Aunque con precaución en este aspecto, también hay una cierta disminución en el ritmo en que los hospitales se están llenando. Por ejemplo, en el conjunto de los hospitales, el incremento de ocupación ha sido de un 25% en una semana, cuando el martes pasado crecía a casi un 35,5%. En las UCI la situación es más estable. Este martes la ocupación ha subido un 22,5% semanal; el martes pasado el crecimiento fue del 25% en siete días
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