Villarejo, trasladado desde la cárcel a un hospital por problemas de visión


El comisario jubilado José Manuel Villarejo ha sido trasladado este lunes desde el Centro Penitenciario de Estremera (Madrid), donde está encarcelado desde su detención en noviembre de 2017, al Hospital Gregorio Marañón, de la capital, después de que por la mañana manifestase tener fuertes dolores de cabeza, visión doble y problemas en un ojo, según ha confirmado EL PAÍS fuentes de la defensa del policía. El comisario, de 69 años, fue tratado en un primer momento por el equipo médico de la prisión que, ante sus antecedentes de salud, decidió que se llamara a una ambulancia para que fuera atendido por especialistas en el centro médico. A las 22.00 aún no había regresado al centro penitenciario, según detallan trabajadores de este centro.

No es la primera vez que Villarejo padece de problemas médicos en prisión, donde sufrido en varias ocasiones episodios de hipertensión arterial y es tratado de modo habitual por los servicios médicos penitenciarios. El propio comisario ha esgrimido en varias ocasiones esta dolencia, que asegura que se agravaba por la tensión que le producía los traslados a la Audiencia Nacional a declarar, para solicitar su excarcelación. Hasta ahora, la Audiencia Nacional ha rechazado siempre sus pretensiones. “Su vida no corre el peligro que alega”, ha llegado a responder el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, que ha contado siempre con el respaldo de la Sala de lo Penal. Los magistrados defienden que existe un elevado riesgo de fuga, ya que el policía mantiene “conexiones en el extranjero” y una importante “capacidad económica” —cuenta con un patrimonio de más de 16 millones de euros en España y fuera del país—.

Al poco de estallar la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, también pidió su puesta en libertad al considerar que por edad y por sus dolencias forma parte de la población de “alto riesgo” frente a la pandemia. En el escrito que remitió en marzo del año pasado a la Audiencia Nacional, su abogado enumeró las dolencias que aseguraba padecer: “Presenta un cuadro pluripatológico con hipertensión arterial crónica resistente al tratamiento con continuas crisis hipertensivas, dislipemia, insuficiencia aórtica y mitral, arritmias cardiacas, asma bronquial, deterioro funcional progresivo, vulnerabilidad espinal residual a cirugía atrodésica lumbar, hiperplasia de próstata, hiperuricemia, alergias y problemas dermatológicos y estrés carcelario”.

Villarejo está en prisión por encabezar supuestamente una red de corrupción policial, política y empresarial. Los investigadores le atribuyen el diseño de un entramado de empresas para traficar con información que obtenía gracias a su condición de agente de la Policía Nacional. Creó una “estructura paraestatal” que “instrumentalizó de forma sistemática los recursos públicos en beneficio propio y de sus clientes”, considera el juez García-Castellón. El policía ha admitido su participación en la Operación Kitchen, la trama gestada desde Interior en 2013 para espiar ilegalmente al extesorero del PP Luis Bárcenas, y que fue él quien se encargó de convencer al chófer de este para que facilitara información sobre el lugar en el que este podía ocultar documentación comprometedora para los dirigentes del partido conservador.

El incidente de este lunes se produce a pocas semanas de que se inicie en el Congreso la comisión de investigación sobre el caso Kitchen, en la que Villarejo deberá comparecer. La última vez que el comisario jubilado fue visto en público fue el pasado 15 de enero, en el juzgado de lo Penal 8 de Madrid, donde se celebró el juicio contra él por denuncia falsa e injurias al CNI del que había sido acusado por el exjefe de los servicios secretos Félix Sanz Roldán y del que resultó absuelto.


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