Mario Draghi ha logrado en una semana lo que parecía imposible y ha recibido un apoyo casi unánime de los partidos italianos para formar gobierno. Solo Hermanos de Italia -quizá se abstendrá- y la votación de los afiliados para ratificar la decisión del Movimiento 5 Estrellas dejan cabos sueltos. Draghi debería visitar entre este miércoles y jueves al presidente de la República, Sergio Mattarella, con una lista de ministros y abrir un proceso que podría concluir el próximo lunes con la votación de investidura en las cámaras.
El éxito de la Operación Draghi se ha certificado este martes, a falta de algunos escollos finales. El exbanquero ha logrado dar a cada uno de los participantes algo que quería escuchar y que podía vender a su electorado. Desde el medio ambiente y la renta ciudadana a los grillinos, a la escuela para el Partido Democrático (PD), pasando por la promesa a la Liga de no subir impuestos. Draghi ha hecho equilibrismos. Pero los partidos parecían más predispuestos que nunca a creer todo lo que el exjefe del BCE dijese. Y eso que todavía no saben si disfrutarán de ministerios, ya que Draghi ha mantenido esa carta tapada.
Este martes también ha sido el día de los grandes regresos. Especialmente sonado ha sido el de Silvio Berlusconi a Roma, a donde no viajaba desde hacía más de un año. Por la mañana llegó con su avión privado, contraviniendo los consejos de sus médicos y de sus abogados —ha evitado alguna vista judicial últimamente por viejos procesos alegando motivos de salud— y anunció que estaría presente. “El presidente está en plena forma y es un signo evidente de la implicación de Forza Italia en este acuerdo el hecho de que haya venido a ver a Draghi”, señalan fuentes de su entorno. Il Cavaliere reivindica parte de la paternidad de la carrera de Draghi en las instituciones italianas y europeas y este martes saludó su llegada con entusiasmo.
Berlusconi ha captado todos los focos del día. Durante la pandemia ha estado ingresado por covid-19 y problemas del corazón. Y ha comparecido algo fatigado, con voz ligeramente ronca y faltándole el aire en algún momento para terminar de leer sus palabras. “He confirmado a Draghi nuestro apoyo y le he pedido que escoja figuras de perfil alto, teniendo en cuenta las peticiones de los partidos, pero eligiendo en autonomía. Esto no es el nacimiento de una mayoría política de partidos opuestos. Es la respuesta a una grave emergencia y durará el tiempo necesario para superar esta crisis sanitaria, social y económica. Una respuesta creíble ante el mundo y Europa. Haremos nuestra parte con lealtad y espíritu constructivo. La gravedad del momento impone a todos dejar de lado tácticas e intereses electorales para poner en primer lugar la salvación del país”, ha señalado.
El Movimiento 5 Estrellas ha vuelto a participar en la reunión con el cómico Beppe Grillo al frente de la delegación. Por poco no se ha cruzado con Berlusconi, la némesis que le permitió crecer en las plazas de Italia y fundar un movimiento antisistema que, básicamente, atacaba la era política de Il Cavaliere. Este martes, cuando la formación se encuentra inmersa en una profunda división respecto a la entrada en el nuevo Ejecutivo, ha vuelta a confirmar a Draghi su apoyo. Pero queda el último fleco: la votación de la militancia en la opaca plataforma que el partido llama Rousseau.
Nunca ninguna de estas consultas ha ido en sentido contrario de lo que querían sus propietarios, la empresa que fundó el partido, la Casaleggio Associati. El resultado no se espera antes del jueves, lo que condicionará la respuesta que pueda dar Draghi al presidente de la República, Sergio Mattarella. Vito Crimi, líder provisional de los grillinos, no dio el sí nítido, pero lo dio a entender en varias ocasiones. “Hemos encontrado en las propuestas de Draghi cosas importantes. La acción de gobierno se concentrará en la transición ambiental y la transición energética. Hemos insistido en esta idea de la creación de un superministerio que coordine toda la actividad de inversiones y que ponga el medio ambiente como filtro”.
La Liga, después de uno de los giros de guion más violentos de los últimos años, ha confirmado también que apoyará la investidura de Draghi y que entrará en su Gobierno. Salvini mostró de nuevo la sintonía con el futuro primer ministro en la mayoría de temas. Incluso en “el espíritu europeo”. “Diremos no a la austeridad, no a pactos de estabilidad, vínculos del 3% [de déficit], lágrimas, sangre y sacrificio”. Su partido ha sido, junto al PD y Berlusconi, el que menos dudas ha tenido en apoyar al nuevo Ejecutivo.
Salvini, el europeísta sobrevenido
Una de las consecuencias más impactantes del efecto Draghi en la política italiana ha sido la transformación de la Liga de Matteo Salvini. Ya sea por cálculo, estrategia u oportunidad, el partido que ha flirteado con la ultraderecha europea y que ha puesto en cuestión la moneda única hasta hace muy poco ha ido suavizando su aproximación a la idea de la Unión Europea —este martes Salvini ha reivindicado que Italia vuelva a ser protagonista en Bruselas— y a cuestiones como la inmigración: “Es suficiente un acercamiento a la española o a la alemana”, ha sostenido.
Salvini lleva meses intentando virar hacia el espacio de centroderecha que Forza Italia no logra ya capitalizar. De hecho, ha habido incluso conversaciones para intentar entrar en el Partido Popular Europeo.
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