El choque de la UE con las farmacéuticas y, en particular, con AstraZeneca, ha llegado este jueves hasta el Parlamento Europeo. Los máximos dirigentes de las compañías que participan en el desarrollo y producción de las vacunas para la covid-19 han comparecido ante una sesión conjunta de las comisiones parlamentarias de Medioambiente y de Industria. La sesión ha sido menos caldeada de lo previsto, pero las críticas han arreciado contra el consejero delegado de AstraZeneca, Pascal Soriot, por entregar durante el primer trimestre de este año un 60% menos de las dosis contratadas por la Comisión Europea.
El ejecutivo ha asegurado que la compañía trabaja 24 horas al día, siete días a la semana para aumentar la producción. “Mi prioridad absoluta es cumplir las altas expectativas que nos habíamos fijado”, ha señalado Soriot. La compañía ha reconocido esta semana que también tendrá dificultades para cumplir lo pactado en el segundo trimestre, lo que podría poner en peligro el objetivo de la UE de vacunar al 70% de la población adulta antes del final del verano.
La Comisión Europea contrató el año pasado con AstraZeneca una reserva de hasta 400 millones de dosis como parte de una cartera de hasta 2.600 millones de pinchazos con seis farmacéuticas. De momento, ya se han autorizado tres (Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca) y las campañas de vacunación comenzaron el 27 de diciembre, aunque se han visto ralentizadas, entre otras cosas, por las dificultades de la empresa de Soriot para cumplir con su calendario de entregas.
Los eurodiputados que han participado en la audiencia pública, con escasas diferencias por color político, han lanzado contra Soriot las acusaciones repetidas desde enero, en relación con el retraso en la entrega de vacunas, la prioridad concedida por la compañía a los despachos del Reino Unido y la posible reexportación de dosis fabricadas en las plantas europeas.
El dirigente de AstraZeneca ha defendido la honorabilidad de su compañía y ha vuelto a atribuir el retraso en entrega de vacunas a Europa al tropiezo de la producción en algunas plantas en el continente, donde el rendimiento de los cultivos de células fue más bajo de lo esperado. “El proceso de fabricación [de una vacuna] es mucho más complejo que el de un medicamento químico, incluye miles de parámetros que deben ajustarse constantemente para obtener el máximo rendimiento posible [del cultivo]”.
40 millones de dosis
Soriot asegura que en el primer trimestre esperan despachar 40 millones de dosis y que harán todo lo posible para mejorar la producción y cumplir los objetivos del segundo trimestre, que según algunas filtraciones ascenderían a 180 millones de dosis. “Hemos dado nuestra palabra de que haremos las entregas como está previsto en nuestro acuerdo”, ha proclamado Soriot.
El directivo de la compañía anglo-sueca ha esquivado buena parte de las preguntas referidas a la presunta discriminación en el cumplimiento del contrato británico frente al incumplimiento del europeo. Pero ha subrayado que AstraZeneca heredó el contrato firmado por la Universidad de Oxford con el Gobierno de Boris Johnson. “El gobierno británico invirtió desde principios de 2020 muchos millones de libras en el desarrollo de la vacuna de Oxford y en mejorar la capacidad de producción de las plantas del Reino Unido y en Países Bajos”, ha señalado Soriot en una velada justificación al mayor número de dosis disponibles en el territorio británico.
En la sesión han intervenido también los dirigentes de Moderna, CureVac, Novavax, Johnson & Johnson, Pfizer y Sanofi. Todos ellos han destacado la celeridad con que se han desarrollado las vacunas, el salto que supone en innovación gracias a la tecnología del ARN mensajero y el enorme desafío logístico de producir cientos de millones de dosis en cuestión de meses.
“Estamos trabajando sin inventario, todo lo que producimos se despacha sobre la marcha y si hay un pequeño fallo en la cadena de producción ya no dispones de mercancía para seguir distribuyendo”, ha señalado Stéphane Bancel, consejero delegado de Moderna. Bancel ha recordado que antes de la pandemia su compañía no tenía ni una sola fábrica en Europa y tuvo que llegar a acuerdos con empresas de países europeos, entre ellos España, para poner en marcha la producción. “En una de las plantas, en Suiza, estuvimos dos o tres meses tirando muros y rehaciendo la fábrica para poder colocar una maquinaria que nadie había utilizado antes de la pandemia”, ha añadido el consejero delegado en relación con la transformación industrial que supone el uso por primera vez de la tecnología de ARN mensajero para la producción de vacunas.
Los directivos también han sido cuestionados sobre la resistencia de las compañías a ceder su propiedad intelectual para aumentar la producción y sobre las restricciones a la exportación aprobadas por Bruselas para impedir la salida de vacunas de territorio europeo. “El acceso a las patentes no sirve de mucho si no enseñamos al mismo tiempo a usar nuestra tecnología”, ha dicho Soriot en nombre de AstraZeneca, un argumento que ha sido secundado por algunas de las otras compañías.
Las farmacéuticas han asegurado que cumplen la normativa europea sobre control de exportaciones. Soriot ha afirmado que, en cualquier caso, “la inmensa mayoría de nuestra producción en la UE se queda en la UE, incluida la de la planta en Países Bajos que en principio debía producir para el Reino Unido”.
Las compañías han advertido de que cualquier medida de prohibición tajante podría ser contraproducente. “La producción de vacunas depende de una cadena de suministros global”, ha recordado Angela Hwang, presidenta de Global Biopharma del grupo Pfizer. Hwang ha señalado que su producción, en concreto, “requiere 280 sustancias que nos suministran 86 proveedores desde 19 países diferentes”.
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