Die Linke (La Izquierda), el segundo partido de la oposición con más escaños en el Parlamento alemán, ha elegido este sábado en un congreso digital a la cúpula con la que afrontará el súper año electoral, con comicios en seis Estados federados y elecciones generales en septiembre. Dos mujeres, Sussane Hennig-Wellsow y Janine Wissler, liderarán a la formación con la promesa de intentar asumir responsabilidad de Gobierno a escala nacional. Las nuevas líderes sustituyen en el cargo a Katja Kipping y Bernd Riexinger, que lideraron la formación durante casi nueve años, uno más de lo previsto debido a que la crisis del coronavirus obligó a aplazar el congreso del partido en dos ocasiones.
Die Linke quiere gobernar y cree que este año se dan las condiciones adecuadas para intentarlo. Hennig-Wellsow aseguró durante su discurso que “es el momento de sacar del Gobierno a la Unión Democrática Cristina (CDU)”, el partido de Angela Merkel, que no se presenta a las elecciones tras 16 años al frente del Gobierno de Alemania. El partido, situado a la izquierda de la socialdemocracia y con 69 escaños (de 709) en el Bundestag, cree que la renuncia de la canciller les brinda una oportunidad histórica: confían en que la CDU salga debilitada de los primeros comicios sin Merkel y sea posible una coalición de izquierdas.
Las encuestas, de momento, no respaldan ese deseo. Un acuerdo con los socialdemócratas del SPD y Los Verdes no alcanzaría la mayoría, según los últimos sondeos. Tampoco está claro que ese tripartito pudiera ponerse de acuerdo en cuestiones de gran calado, como la política exterior o la seguridad, debido a las posiciones que defiende Die Linke. La formación está en contra de las misiones militares alemanas en el extranjero y ha propuesto suprimir los servicios secretos. El ala más radical incluso pide la salida de Alemania de la OTAN. Se considera que Wissler representa posiciones más a la izquierda y menos pragmáticas. Esta semana el Frankfurter Allgemeine le dedicaba un amplio reportaje titulado ¿Cómo de radical es Wissler? en el que recordaba su afiliación al grupo extremista Marx21. Henning-Wesslow, sin embargo, sí se ha mostrado partidaria de aceptar que el Ejército participe en misiones bajo el paraguas de la ONU.
Las dirigentes recién elegidas presidían los grupos parlamentarios de Die Linke en dos Estados federados. Hennig-Wesslow en Turingia, donde el partido preside una coalición de Gobierno con el SPD y los Verdes; y Wissler en Hesse, al oeste de Alemania. Los comicios de septiembre son clave para la formación: las generales coinciden con la elección del nuevo parlamento en Turingia, donde esperan revalidar el primer puesto que obtuvieron la última vez.
Las regionales en este Estado se celebran por anticipado tras el terremoto político que provocó hace poco más de un año la elección del liberal Thomas Kemmerich con los votos de la CDU y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Era la primera vez que se elegía a un líder regional con los votos de los ultras. Las reacciones ante la ruptura del cordón sanitario contra los ultras obligaron a Kemmerich a renunciar solo 24 horas después. En una segunda votación ganó el izquierdista Bodo Ramelow, que ya había sido primer ministro regional en la anterior legislatura, y se comprometió a convocar elecciones anticipadas. Estaban previstas para abril, pero el Gobierno ha decidido aplazarlas por la alta incidencia del coronavirus en este Estado del este del país.
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